La policía de Nigeria ha liberado este jueves a 300 personas, la mayoría niños y jóvenes, que se encontraban recluidas, y al menos un centenar de ellas encadenadas, en un edificio utilizado como escuela coránica especial para menores con algún problema de conducta o que hubieran cometido algún delito en un edificio de la ciudad de Kaduna, en el norte del país. Algunos relataron haber sido víctimas o testigos de torturas y violaciones durante su estancia en el citado centro, según aseguraron fuentes policiales.
Las víctimas proceden de diversos países africanos como la propia Nigeria, pero también Malí, Ghana y Burkina Faso. La policía ha detenido a ocho personas como presuntos responsables de estos malos tratos, entre ellos el director del centro, y ha informado de que las condiciones en las que vivían los internos eran “inhumanas y degradantes”, según AFP. Algunos de los menores encadenados tenían entre cinco y nueve años de edad.
La operación policial, que tuvo lugar este jueves, ha sido recogida por diversos medios nigerianos que se hacen eco de testimonios de algunas de las víctimas. Bello Hamza, un hombre de 42 años que llevaba tres meses recluido en este centro, relató a los agentes que “atan a la gente y la cuelgan del techo”. Asimismo, dio detalles de su cautiverio. “Nos dan muy mala comida y solo comemos dos veces al día”, quien reveló haber visto morir a personas “por torturas y problemas de salud”, recoge Europa Press.
El comisario de policía de Kaduna, Ali Janga, explicó a medios nigerianos que habían recibido información de que “algo pasaba” en este centro islámico en el que, supuestamente, se ingresaba a personas que habían tenido algún problema de comportamiento o con las drogas para reinsertarles a través de la enseñanza del Corán. Asimismo, prometió que va a investigar el caso y llegar “a la raíz del asunto” tras informar a los padres para que puedan recoger a sus hijos. “Estas personas han sido utilizadas, deshumanizadas, podéis verlo por vosotros mismos”, dijo Janga a los periodistas.
En declaraciones a medios nigerianos, el propietario de las instalaciones negó “todas las denuncias de torturas” así como los abusos sexuales y violaciones a las que hicieron referencia algunas de las víctimas. “Lo único que hacemos aquí es enseñar a la gente el islam”, expresó. Respecto al hecho de que las personas se encontraran encadenadas, aseguró que “son los más obstinados, que intentaron escapar. Quienes no intentan escapar no están encadenados”.
Los niños retenidos llevaban cadenas de metal alrededor de los tobillos y se encontraban recluidos en una pequeña habitación. Un portavoz policial reveló que muchos de ellos tenían cicatrices en la espalda y que habían localizado una sala donde se llevaban a cabo los malos tratos, como colgarlos de sillas. Se ha abierto una investigación para tratar de esclarecer si realmente se han cometido violaciones a los menores en las instalaciones.
Los niños rescatados han sido trasladados temporalmente a un estadio de fútbol en Kaduna donde se ha habilitado un campamento provisional desde donde serán llevados a un albergue de la ciudad. Allí se reencontrarán con sus familias que están siendo alertadas de la situación. “No sabíamos que eran sometidos a este tipo de condiciones severas”, dijo a la agencia Reuters uno de los padres ya localizados .
La educación coránica está muy extendida en el norte de Nigeria, de mayoría musulmana. Las escuelas, llamadas Almajiris, suelen acoger a los hijos de las familias más pobres y no cuentan con la financiación adecuada. En ellas se enseña básicamente a recitar el Corán y han sido criticadas por organismos de derechos humanos porque los alumnos suelen acabar mendigando en las calles para mantener a la propia escuela. El presidente nigeriano, Muhamadu Buhari, aseguró a principios de este año que pretendía cerrar este tipo de colegios, pero luego el portavoz de su gobierno, Garba Shehu, manifestó que esto sólo podría acometerse tras un proceso de consultas con las autoridades, sobre todo religiosas.
LA EDUCACIÓN CORÁNICA A DEBATE
Las escuelas coránicas abundan en numerosos países de África central y occidental como un sistema de educación tradicional que convive con la escuela formal. En ellas ingresan niños a partir de los cuatro años en ocasiones procedentes de otros países o de pueblos del interior. Muchas familias envían a sus hijos a estos centros no sólo para que aprendan el Corán sino como un alivio a su precaria situación económica. Sin embargo, desde hace años se encuentran en el centro de un vivo debate debido a que estos menores no reciben una educación adecuada para tener igualdad de oportunidades en el acceso al mercado laboral y, sobre todo, debido a la existencia de malos tratos y mendicidad en algunas de ellas.
En Senegal, donde se calcula que hay unos 50.000 talibés o alumnos coránicos que piden por las calles, el Gobierno aprobó una ley que prohíbe la mendicidad que, sin embargo, no se cumple. Esta normativa se enfrenta a la existencia de un sistema de explotación infantil tolerado por una parte de la sociedad y anclado en viejas tradiciones. Pese a todo, decenas de organizaciones sociales lideradas por senegaleses tratan de mejorar las condiciones de vida de estos menores, muchos de los cuales intentan fugarse si sufren abusos o castigos corporales, y denuncian los malos tratos cuando los detectan. Algunos maestros coránicos han acabado en la cárcel.