La plataforma Andalucía Laica descarta sumarse a la campaña de los autobuses, pero muestra su respeto
Fue en una pintada callejera, o quizá una esquela de prensa, o simplemente un hallazgo apócrifo de alguien con sentido del humor: "Dios ha muerto. Firmado: Nieztsche. Nietzsche ha muerto. Firmado: Dios". El solitario de Sils Maria, el profeta de la muerte de Dios, hubiera tildado la polémica de los autobuses de trifulca de filisteos (uno de sus términos favoritos) y habría dicho que, para broncas, la que él mantuvo con Richard Wagner en torno al sentido católico del Parsifal. Pero la que se ha montado a cuenta de los anuncios en el transporte público de Fuenlabrada (Madrid) a favor de la existencia de Dios y la propuesta de publicar mensajes en sentido contrario en Barcelona (a partir de mañana) no es para el exquisito público que cada verano asiste al festival wagneriano de Bayreuth. Es más bien un debate teológico para currantes bajo la marquesina. Que ya se ha extendido por España y ha llegado al sur. Por ahora, la Asociación de Ateos y Librepensadores (UAL) ha dicho que habrá autobuses circulando en Sevilla con uno de sus eslóganes. Y la empresa responsable de ese servicio en Sevilla, propiedad del Ayuntamiento hispalense, ha dicho que bueno, que la tarifa son 1.200 euros la pantalla trasera por dos semanas. A pocas semanas del inicio de la Cuaresma, una iniciativa así, en la capital de una comunidad donde la religiosidad popular está incrustada en la vida cotidiana, es una incógnita; no exenta de cierta expectativa morbosa.
Según explicó a este periódico Albert Riba, presidente de la UAL, "la idea original nace en Londres, como reacción a mensajes de tono acosador contra los ateos . Y después nos llegó a Barcelona, a través del Comité Internacional de Ateos y Librepensadores. De ahí, ¿por qué no extenderlo a otras ciudades?". Entre ellas, Sevilla: "No es por nada especial, es una ciudad entre otras a las que queremos llevar nuestro mensaje", dice Riba. Ese mensaje pretende contar a la gente que "los ateos no somos seres solitarios; aunque se nos ve así. Esa campaña es una manera de intentar cambiar esa percepción social. En España se está produciendo un cambio profundo en la sociedad -explica Riba- que va a acabar con esa sensación de rareza. Los ateos van a salir del armario y la campaña puede ayudar a ello". Para Riba se trata, sencillamente, de hacer ver la "discriminación legal" que sufrirían los ateos: "Somos una opción más ante el hecho religioso pero, sin embargo, nuestra asociación se rige legalmente por leyes diferentes a las de las confesiones religiosas. No tenemos las mismas reglas de juego".
Como contrapeso, los autobuses de Fuenlabrada con propaganda a favor de Dios a iniciativa de un pastor de la Iglesia de Cristo y el anuncio de organizaciones como E-Cristians de entrar en liza (del lado de Dios, claro).
Por el momento, Riba dice que su organización "contactará con la agencia de publicidad que trabaja para la empresa de transportes urbanos de Sevilla". La financiación de los anuncios parece garantizada, a tenor de los mensajes de la web abierta para la iniciativa que coordina Riba.
Sin embargo, tampoco es que la idea -en la que Gianfranco Ravasi, presidente del Pontificio Consejo de la Cultura del Vaticano, ve una "carnavalada"- llegue a Andalucía en medio de un ambiente manifiestamente proclive a su éxito. La plataforma Andalucía Laica comenta en este sentido que "nos parece bien la campaña como parte de la libertad de expresión, que apoyamos. Pero no nos vamos a sumar a ella", explica su portavoz, Leopoldo Acal. Por una razón: "Entre nuestros miembros hay creyentes. Somos laicos, pero no antirreligiosos", precisa.
-¿Está usted en contra de la aparición de publicidad a favor del ateísmo en los autobuses urbanos de Sevilla?
-Si esa publicidad aparece, aunque no estemos de acuerdo con ella, es algo que no podemos parar. Existe la libertad de expresión. Creo que la reacción ante una campaña así depende de la sensibilidad de cada persona. En mi caso, creo que lo mejor es dejar correr el asunto, porque oponerse públicamente sería darle notoriedad, darle una pompa que no merece la cuestión en sí.
–Pero, la campaña, ¿les resulta molesta?
-Claro. Pero es que no estamos hablando de la oposición a leyes con las que no estamos de acuerdo, como la del aborto, la de los matrimonios entre personas del mismo sexo o la de las adopciones por parte de homosexuales. Se trata de una campaña publicitaria y eso forma parte de la libertad de expresión, que defendemos. Si el caso tratase de una ley que fuese injusta, tenemos elementos legales para oponernos, para cambiar la norma. Pero la libertad de expresión es imparable.
-¿Aceptaría una ciudad como Sevilla esa publicidad?
-Creo que la gente no sería receptiva aquí a esa campaña. En Sevilla y, en general, en Andalucía, hay una fe enraizada que fundamenta la moral. Ninguna de las iglesias que se basan en la idea de Dios lo aceptaría. Pero tendría que ser el pueblo, la gente, quien expresase su rechazo en la calle.
-¿La idea de Dios es el último fundamento de la moral?
-El primero. En todas las sociedades existe la idea de Dios y es lo que hace distinguir entre lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto. Si desaparece la idea de Dios, se pierden los valores. Lo vemos en nuestro tiempo: no se transmiten valores en la familia y eso tiene que ver con la desaparición de la idea de Dios de la sociedad