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La pesadilla de los integristas musulmanes

Sensibilizada por el drama de los jóvenes franceses que se unen a la jihad, esta antropóloga creó una institución con el objetivo de prevenir nuevos casos

Dounia Bouzar es la pesadilla de los integristas musulmanes. Hasta su nombre está pensado para desnudar las mentiras de un islamismo que destruye miles de vidas inocentes, decapita, esclaviza y despedaza familias enteras, apoderándose de jóvenes inexpertos, convencidos de que la jihad (guerra santa) les servirá de pasaporte para el paraíso.

"¿Dounia? Significa «La vida en este mundo, con los pies en la tierra». Nada de sagrado. Es una bofetada para los integristas", explica esa doctora en antropología francesa de 50 años, especialista en las consecuencias de la religión en la vida laica. Elegida "heroína europea" por la revista Time en 2005 por su trabajo innovador sobre el islam, desde hace 20 años Dounia lleva su nombre como un estandarte. Sin embargo, para el registro civil es Dominique, el nombre que le dio su madre, aunque su padre hubiese preferido Amina.

Doble cultura, mezcla de religiones? Dounia sabe de qué se trata: hija de un padre marroquí-argelino y de una madre francesa de origen corso, sus raíces "acumulan en una sola persona todo el Mediterráneo", señala. Dominique se transformó en Dounia cuando un adolescente de quien se ocupaba como educadora social le lanzó: "No tenés cara de Dominique. Mejor sería que mezclaras Dominique y Amina".

Desde entonces, no descansa. Libros y ensayos le sirvieron para alertar contra los efectos nefastos de un islamismo cada vez más presente en Europa. "Adoctrinados, los jóvenes europeos sueñan con partir a la jihad. Pero es un error pensar que se trata de casos marginales. Hay de todo, chicos que se convierten en dos meses, alumnos que caen en manos de un emir. ¡Podría ser un hijo suyo!", advirtió hace años.

"El punto de partida es con frecuencia el trabajo humanitario. Luego, YouTube. Los videos de propaganda recuerdan las técnicas de adoctrinamiento de las sectas del siglo XX, donde se mezcla lo falso con lo verdadero en cada frase. Persuaden a los jóvenes de que todo son mentiras y complots contra los más débiles, hasta que rechazan el mundo real. Por fin los hacen creer en la idea de que sólo una confrontación final será la salvación, y que ellos son los «elegidos»", explica en su libro Buscaban el paraíso, encontraron el infierno.

Cual una Casandra musulmana, pero laica, no cesa de repetir su mensaje. Sin embargo, hasta el año pasado, Dounia predicó en el desierto. Recién entonces los europeos parecieron despertar. Fue necesario que decenas de jóvenes comenzaran a partir a la guerra santa, que Estado Islámico empezara a sembrar el terror en Medio Oriente y que un "lobo solitario", el francés Medhi Nemmouche, cometiera una matanza en el Museo Judío de Bruselas.

Antes de que todos comprendieran el peligro, Dounia corrió en auxilio de las familias cuyos hijos acarician sueños de jihad o ya lograron sumarse a las filas islamistas en Siria. Para ella, no hay tiempo para perder. Hay que consolar a ese padre que se enteró por un mensaje de texto de que "su hijo se hizo estallar" allá. O ayudar a Meriam, celadora en una escuela, a viajar hasta la frontera turco-siria para recuperar a Assia, su hija de dos años, secuestrada hace ocho meses por su padre, que partió para incorporarse a los guerreros de Alá.

"[Dounia] tiene un solo defecto: no descansa jamás", afirma su hija Lylia, una jurista de 32 años, con quien fundó Bouzar Expertises, un estudio especializado en la aplicación del laicismo. Socialmente de izquierda, toda la clase política intentó sin éxito integrarla a sus propias filas. "Yo trabajo para Francia", explica ella con un dejo de ironía.

Christophe Caupenne, ex jefe de negociadores del RAID, unidad de elite de la policía, trabajó con ella cuando creó el Centro de Prevención contra las Derivas Sectarias ligadas al islam. "Dounia tiene una verdadera legitimidad. Con ella, los verdaderos islamistas se quedan sin argumentos", dice.

Nada fácil hacer frente a la mirada franca de esa musulmana rubia que reemplazó el velo por una vincha "para j? a todos": "Los barbudos piensan que es muy poco y los ultralaicos, que ya es demasiado", ironiza. Pero la "psicología de cafetín" no es para Dounia. "Lo importante es avanzar. En este momento lo que está en juego es la paz o la explosión."

Dounia Bouzar

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