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Los sacerdotes Francisco José Delgado, @PaterGongora y Adolfo González Montes, durante un directo de Twitch. — Redes Sociales

La palabra de Dios tropieza con Internet en busca de un público joven cada vez más reaccionario

Los curas han aterrizado en Twitch, YouTube y Twitter con discursos tendenciosos y excluyentes en plena derechización de las nuevas generaciones.

TikTok, YouTube, Twitter, Instagram e incluso Twitch. La palabra de Dios no distingue entre plataformas. El 98,5% de los adolescentes españoles está registrado en alguna red social, mientras que ocho de cada diez tienen perfiles en tres o más aplicaciones, según datos de un estudio reciente de Unicef. La Iglesia ha visto en Internet una especie de trampolín para conectar con el público joven y modernizar sus códigos de lenguaje. Pero ¿qué esconde este cambio de estrategia?

La llegada de las entidades religiosas al mundo digital coincide con el auge de los discursos de extrema derecha y la radicalización de los jóvenes españoles —fundamentalmente, varones—. Casualidad o causalidad, los últimos ejemplos hablan por sí solos. Lejos han quedado los grupos de WhatsApp con el párroco del pueblo y las misas en directo por YouTube. Lo que hace un lustro se podía entender como «estar a la última» ha evolucionado hacia un coladero de discursos homófobos, clasistas y con altas dosis de intencionalidad política.

El pasado mes de febrero, un sacerdote —conocido en redes como @PaterGóngora— se hizo viral al tachar de «exaltación sodomítica» y «pecado mortal» la boda religiosa entre dos personas del mismo sexo. El vídeo acumula más de 3.000 retuits y cerca de ocho millones de reproducciones. Hace un par de semanas, varios curas organizaron un streaming por Twitch para rezar juntos y «pedir que el papa pueda subir al cielo cuanto antes«. Los mensajes en contra del aborto y la eutanasia y a favor de la familia tradicional también están al orden del día.

«El tema es complejo. La pandemia ha marcado sin duda un punto de inflexión. Las entidades religiosas han ido perdiendo seguidores y aprovecharon el espacio público [las redes] que se generó entonces para presentar sus ofertas. Lo que antes hacían en una procesión, ahora lo llevan al mundo digital. El problema es que las redes muchas veces solo fortalecen los discursos excluyentes«, precisa Francisco Arenas, profesor de Filosofía moral en la Universitat de València. Las fuentes consultadas por Público coinciden en que el interés de la institución es fundamentalmente comunicativo, pero los «cabos sueltos» y la nula preparación técnica hacen que muchas veces el mensaje tenga efecto rebote.  «El problema es que los mensajes son más políticos que religiosos»

Los jóvenes dedican siete horas al día al ocio digital, según datos de la Fundación FAD Juventud. Las redes sociales son un altavoz eficaz y peligroso a partes iguales, donde el algoritmo es quien decide qué contenido vamos a consumir. «La apuesta de la Iglesia por la comunicación online es positiva en términos generales. Lo que no pueden hacer es lanzarse a la piscina sin medir antes el impacto que van a tener sus mensajes. El uso de ciertos medios y discursos resta más de lo que suma», señala Esmeralda Crespo, profesora de comunicación y planificación estratégica en la Universidad de Granada.

«El clero lleva en Internet desde hace casi diez años. Lo que pasa es que están tan metidos en la arquitectura social de las derechas que para mucha gente resultan ajenos hasta que hacen ruido. La Iglesia está curtida en mil batallas y no podemos olvidarlo», destaca Iago Moreno, sociólogo y experto en estrategia digital. El también especialista en fenómenos de extrema derecha recuerda que los planes de adaptación vienen de lejos y que las referencias convencionales de la institución —colegios concertados, obispos octogenarios y parroquias de pueblo— se quedan cada vez más obsoletas. Hakuna, grupo del Opus Dei, y las canciones de reguetón con toques celestiales que suenan en muchos países de América Latina dejan entrever este cambio de paradigma. 

Las redes, un mecanismo de supervivencia

El 45,2% de los jóvenes españoles con edades comprendidas entre los 18 y los 29 años se declara abiertamente no religioso, mientras que el 47,5% se identifica con el catolicismo, según datos del Observatorio del Pluralismo Religioso en España. Los porcentajes nunca habían estado tan igualados. El nivel de religiosidad ha caído entre siete y ocho puntos en la última década y se ha reducido casi 25 puntos en comparación con los resultados de hace 20 años. «El público de la Iglesia no es precisamente joven y las fórmulas convencionales tienen fecha de caducidad. Las redes son una forma de buscar la supervivencia de la institución«, matiza Esmeralda Crespo.  El 45,2% de los jóvenes españoles se autodefine como no religioso

«Internet ha abierto una puerta para acercar a la gente joven a la religión y creo que el fenómeno va a ir a más. El cambio generacional dentro de la institución puede ser determinante«, señala Carmen Castilla, profesora de antropología social en la Universidad de Granada. Los expertos, no obstante, plantean que en un organismo cada vez más envejecido pueden surgir serias dudas sobre el uso de las plataformas digitales y sus dicotomías. «Las redes son un altavoz demasiado potente como para estar por estar. La voz oficial [Iglesia] tiene unos valores que los miembros también deben respetar cuando se pronuncian a título particular. Los curas tienen que tener libertad para manifestar su opinión, pero no pueden olvidarse de la compañía a la que representan. La Iglesia tiene que reflexionar y poner límites para que no pasen estas cosas», matiza Montse Lavilla, doctora en publicidad y relaciones públicas. 

La mirada puesta en el discurso de las derechas

Los últimos vídeos de @PaterGongora y compañía en Twitch han hecho saltar las alarmas. El cura tiene un canal en esta plataforma de streamingjunto a otros cinco compañeros en el que organizan todas las semanas una «tertulia sacerdotal contrarrevolucionaria» y debaten sobre la actualidad política, social y religiosa del país. «El lenguaje no es el correcto y las salidas de tono son habituales. El hecho de que la Iglesia esté en esta red social demuestra que se ha marcado como objetivo captar a la gente joven«, detalla la profesora Esmeralda Crespo.

El canal de Twitch que comparten estos seis sacerdotes tiene casi 75.000 seguidores en la plataforma. «Esto es algo más o menos nuevo en el mundo eclesial hispano. Hablamos con libertad de temas políticos y tratamos de dar una opinión desde el punto de vista católico», explicaba uno de los curas durante un streaming. La negación de la violencia de género, la persecución del aborto y la defensa de España son recurrentes en cada uno de sus programas. Las intervenciones de los diputados de Vox en el Congreso y en los parlamentos autonómicos funcionan a modo de recurso para comentar la actualidad, como sucede en los platós de Ana Rosa o Susanna Griso.  Los curas niegan en Twitch la violencia de género y cargan contra el aborto

«Las entidades religiosas han tirado abajo muchos tabúes en favor de hacer llegar al público joven sus mensajes. El problema llega cuando esos mensajes son más políticos que religiosos«, indica Carmen Castilla. Las posiciones machistas, homófobas y racistas se cuelan con facilidad en este tipo de canales. «Las redes potencian la identificación con los iguales, nadie busca perfiles con los que no comparte gustos e intereses. El peligro surge cuando la gente se centra mucho en fortalecer su identidad y lanzar discursos excluyentes. Esto no hace más que acentuar la polarización«, lamenta Francisco Arenas. 

El auge de estos mensajes en el terreno religioso no se puede explicar sin tener en cuenta el proceso de derechización de los jóvenes españoles. El 5% de los votantes de entre 18 y 24 años se posiciona lo más a la derecha posible en una escala del uno al diez, según los últimos datos del CIS. Las redes sociales y los creadores de contenido son su principal fuente de información. «Los miembros más extremistas del clero se contagian de las formas de hacer de sus afines. Los perfiles nazis y carlistas que de repente se han convertido en streamers llevan años entre nosotros. Solo era cuestión de tiempo que saliera un cura gamer de derechas. Todos forman parte de la misma cultura social y al final se acaban encontrando y entendiendo», sentencia Iago Moreno. 

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