Por más de una década, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha promovido la ‘medicina’ tradicional y otros tratamientos no basados en la evidencia.
A pesar de lo irresponsable y peligroso de esto, la promoción parece haber cumplido su papel, pues a finales de marzo, la OMS anunció su Centro Global para la ‘Medicina’ Tradicional, que será inaugurado el 21 de abril, en Jamnagar (India):
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Gobierno de la India han firmado hoy un acuerdo para crear el Centro Mundial de la OMS para la Medicina Tradicional. Este centro mundial de conocimientos sobre medicina tradicional, apoyado por una inversión de 250 millones de dólares del Gobierno de la India, tiene por objeto aprovechar el potencial de la medicina tradicional de todo el mundo mediante la ciencia y la tecnología modernas para mejorar la salud de las personas y del planeta.
Se calcula que alrededor del 80% de la población mundial utiliza la medicina tradicional. Hasta la fecha, 170 de los 194 Estados miembros de la OMS han informado del uso de la medicina tradicional, y sus gobiernos han solicitado el apoyo de la OMS para crear un conjunto de pruebas y datos fiables sobre las prácticas y los productos de la medicina tradicional.
«Para muchos millones de personas en todo el mundo, la medicina tradicional es el primer recurso para tratar muchas enfermedades», dijo el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS. «Garantizar que todas las personas tengan acceso a un tratamiento seguro y eficaz es una parte esencial de la misión de la OMS, y este nuevo centro ayudará a aprovechar el poder de la ciencia para fortalecer la base de pruebas de la medicina tradicional. Agradezco al Gobierno de la India su apoyo, y esperamos que sea un éxito».
El término medicina tradicional describe la suma total de conocimientos, habilidades y prácticas que las culturas indígenas y diferentes han utilizado a lo largo del tiempo para mantener la salud y prevenir, diagnosticar y tratar enfermedades físicas y mentales. Su alcance abarca prácticas ancestrales como la acupuntura, la medicina ayurvédica y las mezclas de hierbas, así como los medicamentos modernos.
* Facepalm! *
¿Por dónde empezar? A ver, no hay medicina ‘tradicional’, o ‘alternativa’, o ‘natural’, así como no hay física de partículas tradicional, biología alternativa, ni ingeniería natural. La medicina es una sola, y cuando se demuestra que un tratamiento o un remedio ‘tradicional’ sirve para lo que dicen que sirve —y/o para otra cosa—, pasa a hacer parte del cuerpo de conocimiento de la medicina.
Pero aparte de ser un despilfarro monumental de dinero, el lanzamiento del dichoso Centro para la ‘Medicina’ Tradicional de la OMS es peligroso porque pone en peligro a los incautos que den por válidas las prácticas ‘tradicionales’ por contar con el sello de aprobación de la Organización Mundial de la Salud. ¿Quién no ha sido arrastrado a una discusión con magufos que van disparando ráfagas de falacias ad verecundiam, dando por válida la homeopatía o la acupuntura, porque algunos centros universitarios han abierto cursos de estas pseudociencias? Pues ahora tenemos al organismo internacional de salud más poderoso del mundo prestándose para exactamente lo mismo.
Es curioso: la tragedia del Covid-19 ha sido empeorada por la diarrea desinformativa de distintos actores que promueven mitos y teorías conspiranóicas — los antivacunas, particularmente, se han dado un festín tratando de sembrar dudas sobre la eficacia y seguridad de las vacunas, mientras promueven tratamientos peligrosos e ineficaces; la propia OMS recomienda no tratar el Covid-19 con ninguno de los tratamientos ‘alternativos’ predilectos de los antivacunas, como la hidroxicloroquina y la ivermectina, porque no hay evidencia de que funcionen. ¿Por qué el estándar de la Organización Mundial de la Salud para rechazar las chorradas antivacunas no es aplicado por igual a todas las chorradas anticientíficas?
Este es el momento en el que contribuyen a que las personas desconfíen de las instituciones, y luego cuando necesitan de esa confianza, por ejemplo en las campañas de vacunación o cuando se produce una pandemia, la gente no les cree. Y esto seguirá costando vidas humanas innecesariamente. ¡Bravo!