La menor acusó al profesor ante su padre, lo que provocó una reacción en cadena hasta su asesinato el 16 de octubre. “Esta mentira de trágicas consecuencias tiene lugar en un contexto familiar complejo”, aseguran los investigadores.
Las investigaciones sobre el asesinato del profesor francés Samuel Paty, tras mostrar caricaturas de Mahoma en una clase sobre libertad de expresión, van avanzando. Ya se conoce que la joven alumna que acusó en primera instancia al profesor de islamofobia, y que fue el detonante que provocó una reacción en cadena hasta su asesinato, ha admitido durante su custodia haber mentido.
La adolescente de 13 años no estuvo presente durante la clase donde se mostraron los dibujos de Charlie Hebdo y así lo ha dicho ante los agentes, que le investigan por el delito de denuncia calumniosa: “Yo no estuve el día de los dibujos animados”, admitió Z.
Su presunta presencia durante este curso es, sin embargo, el punto de partida del mecanismo que condujo al asesinato del profesor de Historia-Geografía, en Conflans-Sainte-Honorine (Yvelines), el 16 de octubre. En la versión que habían presentado a los investigadores de la subdirección antiterrorista (SDAT), la alumna aseguró que Samuel Paty había instado a los estudiantes musulmanes a abandonar el aula antes de presentar las caricaturas del profeta Mahoma. Se habría indignado por la situación, lo que le habría valido una exclusión de dos días.
Fue esta historia la que también le contó a su padre, quien la publicó en Internet. Tres vídeos ayudaron a suscitar reacciones en las redes sociales contra el profesor. El primero es el 7 de octubre a través de Facebook, donde se ve al padre de la adolescente dando una primera versión de los hechos que le informó su hija. Según él, ella le dijo que el Sr. Paty había pedido a los estudiantes de su clase musulmana que levantaran la mano y luego se fueran de la clase si no querían ver las imágenes que iba a mostrar, incluida una imagen del “profeta desnudo”. Ofendido por este movimiento, la adolescente se rebeló y fue excluida. Entonces el padre llamó por primera vez a movilizarse contra el maestro.
En un segundo vídeo, publicado el 8 de octubre, el padre de la estudiante se filmó a sí mismo con la misma historia. Pero esta vez llamó al maestro “matón”, y llamó aún más violentamente a la movilización: “Si quieres que estemos juntos y digamos alto, no toquéis a nuestros niños, mándame un mensaje” y puso su número de teléfono. Más tarde, el nombre de Samuel Paty y la dirección del colegio de Conflans se dieron en un texto separado.
En cuestión de días, la familia fue apoyada por el activista islamista “S-file” Abdelhakim Sefroui, quien transmitió la información en un tercer video. Luego llegó a Abdullakh Anzorov, el joven terrorista de origen checheno, de 18 años, que asesinará a Samuel Paty frente a su colegio.
“Esta mentira de trágicas consecuencias tiene lugar en un contexto familiar complejo. Debido al éxito académico de su hermana gemela, Z. no se habría atrevido a admitir ante su padre las verdaderas razones de su exclusión poco antes de la tragedia, ligadas a su mal comportamiento”, informa Le Monde.
Llevada al límite por la policía en el interrogatorio, fue preguntada si se ha “inventado esta historia de caricatura para sentirse existente” a los ojos de su padre, recordándole que a menudo es “comparada” con su gemelo, “mucho más diligente”, la adolescente confesó: “Mentí sobre algo”. Z. aseguró. Y es que “nunca vio las caricaturas proyectadas por Samuel Paty, ni el 5 de octubre ni el 6 de octubre”.
“De hecho fue una niña de su clase la que le habló de ello el miércoles 7, al día siguiente del curso sobre libertad de expresión, al que no asistió por su exclusión, motivada por su absentismo crónico”, concluyen los investigadores, que no dan por cerrado el caso.