Una comisión independiente registró más de 3.000 casos entre 1970 y 2015
Más de tres cuartas partes de los católicos ingleses creen que la Iglesia debe cambiar mucho para evitar más casos de abuso sexual infantil
Un tercio de los practicantes dicen que redujeron su asistencia a misa o incluso dejaron de ir por completo debido al problema
Un nuevo informe dice que los católicos en Inglaterra y Gales se han visto profundamente afectados por la crisis de los abusos sexuales del clero, y un tercio de los practicantes dicen que redujeron su asistencia a misa o incluso dejaron de ir por completo debido al problema.
El Centro de Estudios Católicos de la Universidad de Durham publicó el jueves el documento Actitudes de los católicos en Inglaterra y Gales ante el abuso sexual infantil en la Iglesia católica. La población católica en Inglaterra y Gales representa aproximadamente el 8 por ciento del país, o poco más de 3 millones de personas.
En 2016, el Gobierno británico creó una comisión independiente de investigación legal conocida como IICSA (por sus siglas en inglés, The Independent inquiry into Child Sexual Abuse). En cuanto a la Iglesia católica, la comisión registró más de 3.000 casos de abuso sexual infantil entre 1970 y 2015. También afirmó que el abuso no es un “problema histórico”, ya que ha habido más de 100 denuncias adicionales cada año desde 2016.
Cambiar para prevenir
Más de tres cuartas partes de las personas encuestadas para los datos de la Universidad de Durham dijeron que creen que la Iglesia católica debe cambiar mucho para prevenir más casos de abuso sexual infantil.
“Alrededor de la mitad de los católicos considera que la Iglesia ha experimentado un nivel similar de abuso sexual infantil que otros sectores de la sociedad, o no lo sabe. Sin embargo, entre quienes creen que hay una diferencia, se considera que es más común en la Iglesia católica”, afirma el informe.
El documento señala que hay una variación significativa entre los segmentos de la población católica. Aquellos que asisten a misa con más frecuencia –los “habituales”– tienen más probabilidades de tener una visión positiva de cómo la Iglesia católica ha manejado la crisis de abusos, tanto en relación con la historia como con otros lugares donde se han producido abusos. Sin embargo, los que no asisten a misa –los “nunca”– tienen muchas más probabilidades de tener opiniones más negativas.
“Profunda sospecha”
“¿Cómo ven los católicos la situación actual de la Iglesia? Dada la amplia información sobre abusos históricos y recientes, y sobre los fallos sistémicos a la hora de abordarlos, cabría esperar una profunda sospecha”, dice el informe.
“Por otra parte, se han producido cambios en la manera en que la Iglesia escucha a las víctimas, apoya la protección y coopera con las autoridades civiles, entre otros cambios en la práctica y la cultura. No obstante, voces muy respetadas han criticado a la Iglesia por no haber realizado las reformas necesarias o por no haberlas realizado con la suficiente rapidez”, continúa el documento.
El informe dice que las actitudes hacia la crisis de abusos en la Iglesia Católica no se basan sólo en la existencia de casos individuales, sino en “una percepción de fallos sistémicos en la respuesta de la Iglesia en todos los niveles, incluyendo el traslado de clérigos acusados de abuso en lugar de abordar los problemas, la falta de cooperación o notificación a las autoridades civiles y un código de silencio —comparado con la omertà de la mafia— que priorizaba la reputación de la institución y de los que estaban en el poder por encima de las víctimas”.
La tendencia de distanciamiento que observa con respecto a la asistencia a misa y las actitudes hacia la prevalencia y persistencia del abuso sexual infantil también se ve en la actitud de los católicos hacia las actividades de los obispos, incluido el Papa Francisco
El documento señala que la tendencia de distanciamiento que observa con respecto a la asistencia a misa y las actitudes hacia la prevalencia y persistencia del abuso sexual infantil también se ve en la actitud de los católicos hacia las actividades de los obispos, incluido el Papa Francisco, en respuesta a los casos y acusaciones de abuso sexual infantil en la Iglesia.
“Esto exige cierta cautela en la interpretación. Por un lado, los tres tipos de asistentes a misa (habituales, ocasionales y nunca) generalmente tendrán niveles muy diferentes de oportunidad de acceder a la información que se comparte en un entorno eclesial, en particular durante la misa, pero también (si tomamos la asistencia a misa como un indicador de la participación en la Iglesia) a través de documentos disponibles en las estructuras eclesiales (por ejemplo, políticas y protocolos de protección en tablones de anuncios o disponibles para llevar)”, explica el documento.
“La falta de confianza de los asistentes regulares a misa en el manejo de los casos de abuso por parte de los obispos indica que los católicos están decepcionados por la respuesta de la Iglesia y sienten que hay una necesidad de mejora”, señaló Greg Ryan, del Departamento de Teología de la Universidad de Durham, coautor del estudio.
Otro coautor del estudio, Marcus Pound, del Centro de Estudios Católicos de la Universidad de Durham, dijo que, en general, el análisis de los datos muestra que la comunidad católica siente que el abuso “no es un problema exclusivamente católico o clerical”. “Sin embargo, también existe la convicción de que la Iglesia necesita hacer cambios para evitar que tales abusos ocurran en el futuro”, dijo.
Motivo de trauma
El informe concluye diciendo que el abuso sexual de niños por parte del clero “ha sido, y sigue siendo, un motivo de trauma en la Iglesia Católica”.“La respuesta de la Iglesia implica, por tanto, algo más que escuchar, reparar y garantizar procedimientos sólidos de protección. En el contexto de los esquemas eclesiales, no sólo los individuos, sino también las comunidades y la Iglesia en todo el mundo deben afrontar la cuestión de cómo reconfigurar la fe, las prácticas, la pertenencia y más, a la luz de los datos inquietantes sobre el abuso sexual de niños por parte del clero y las deficiencias en la respuesta de la Iglesia, la experiencia de las víctimas y la experiencia de los católicos comunes que intentan dar sentido a lo que ha sucedido en su Iglesia”, afirma.