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La inmolación de las viudas en la pira funeraria de sus maridos está prohibida en la India desde 1829, pero aún hay casos

En zonas remotas sigue viéndose como un acto virtuoso

Lalmati Verma, una campesina india de 71 años, se quedó viuda a principios de este mes. Pero apenas sobrevivió a su marido: a las pocas horas de su muerte, la anciana puso en práctica el sati, una antigua tradición hindú por la que la viuda se inmola en la pira funeraria de su esposo. El rito está prohibido en la India desde 1829 y "prácticamente extinguido", según varios organismos gubernamentales. Sin embargo, cada año salen a la luz casos aislados que revelan las dificultades para acabar con los últimos rescoldos de esta tradición en algunos rincones del país.
El caso de Lalmati tuvo lugar en Chechar, una aldea de apenas un millar de habitantes del estado de Chattisgarh, en el centro de la India. El marido de Lalmati falleció a los 80 años a causa de una enfermedad y, como establece la tradición hindú, fue incinerado en una pira funeraria a orillas del río. Cuando terminaron los ritos fúnebres y los familiares se dispersaron, la viuda se arrojó a las llamas en las que aún ardía el cuerpo de su esposo. No pasó mucho tiempo hasta que se corrió la voz de lo sucedido y decenas de vecinos se congregaron en el lugar para rendir homenaje al "sacrificio" de la mujer.

"Como una diosa"
"Los aldeanos acudieron al sitio donde se inmoló con flores y cocos, y comenzaron a adorarla como una diosa", explicó uno de los residentes, Budhran, en declaraciones recogidas por la prensa local. Al conocer lo ocurrido, la policía desplegó agentes en la zona para evitar que se convirtiera en un lugar de culto. Y es que en esa misma aldea hay precedentes: no muy lejos de donde murió Lalmati se levanta un templo dedicado a Jheek Bai, otra viuda que se inmoló hace 40 años. Y hasta hoy los vecinos, hombres y mujeres, acuden a ese lugar para venerarla como un modelo de virtud.
Pese a la primera prohibición del sati en 1829 –durante el dominio británico–, la tradición resurgió en varias épocas. Hasta en tres ocasiones se aprobaron nuevas leyes para vetarla: en 1956, en 1981 y en 1987. El año pasado, tras conocerse dos casos en el plazo de un mes en la región central de Madhya Pradesh, se prepararon varias enmiendas para endurecer las penas contra quienes instiguen o apoyen el rito, pero el Parlamento no llegó a dar luz verde por falta de acuerdo. Entre las propuestas que suscitaron la oposición de los políticos estaba la de multar a aldeas o comunidades enteras cuando permitieran que el sati tuviera lugar, a fin de acabar con el respaldo a esta tradición.
"Aunque las enmiendas no salieron adelante, hoy en día la gente es más consciente de la ley. No obstante, aunque raros, los casos todavía están ahí. Y normalmente se producen por la presión social en el entorno de la viuda", explica Shaishta Jan, de la Comisión Nacional para Mujeres. En el caso de Lalmati, la Policía ha arrestado a sus cuatro hijos y tres nueras por no evitar su inmolación, ya que sospecha que conocían las intenciones de la anciana. Las autoridades también han advertido de que tomarán medidas contra cualquiera que "glorifique" con ofrendas la acción de la mujer. "La educación, la aplicación de la ley y los esfuerzos para que la gente tome conciencia del crimen son fundamentales para acabar con el sati", añade Jan.

Pérdida del respeto
Los orígenes del ritual no están claros, pero casi todas las versiones lo relacionan con el honor y la virtud. Su nombre proviene de la mitología hindú, que relata cómo la esposa del dios Shiva, Sati, se inmoló por amor a su marido. Se calcula que en la India hay al menos 250 templos dedicados a Sati, y varias oenegés han acusado a sus responsables de contribuir a mantener viva la creencia de que la inmolación de las viudas es un acto virtuoso.
Los casos de sati son la cara más cruel de lo que supone enviudar en algunas comunidades de la India. En muchas zonas rurales remotas, ancladas aún en tradiciones discriminatorias, quedarse viuda puede significar perder, además del marido, el respeto y apoyo de toda la comunidad. Según el último censo oficial, en la India hay 34 millones de viudas, el 9% de la población femenina del país.

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