En un momento en el que los propios gobernantes del PP admiten que no aguantan más la presión del tijeretazo y tendrá que tocar servicios sociales; en una coyuntura en la que el ministro de Economía augura que el año que viene -ya en plena recesión- el recorte en el gasto público alcanzará el 40%, el Gobierno rechaza que la Iglesia pague impuestos.
A pesar de la ingente cantidad de propiedades que la la Iglesia posee por toda España, los del Vaticano no pagan un sólo euro de IBI. La evasión legal de impuestos de la Iglesia supera los 3.000 millones de euros. El PP considera que hablar de privilegios de la Iglesia es "deformar la realidad" cuando, hablando en plata, lo que se ha deformado hace mucho tiempo es el sentido de Estado y el sentimiento cristiano.
En el primero de los casos, el de sentido del Estado, el Gobierno cede servicios que le pertenecen, que debería asumir y se escuda precisamente en ello para seguir "deformando la realidad" a favor de la Iglesia. ¿Se imaginan todo lo que se podría hacer, el empleo que se podría crear en servicios sociales con todo el dinero que la Iglesia evade legalmente en impuestos?
En segundo lugar, el del sentimiento cristiano, ni siquiera me referiré al escándalo de Gescartera a principios de los 2000, cuando quedó patente lo que hace la Iglesia con el dinero que le sobra. Basta mirar cómo en plena crisis, en 2009, la Iglesia compró deuda de La Caixa (pagó 20 millones de euros) para que le reportara algo más de 2 millones en tres años… o el robo en 2011 de un 1, 5 millones de euros en billetes de 500 euros de un convento cisterciense de Zaragoza. Puro sacrificio y austeridad, vaya.
Por todo ello, no sorprende que se quiera convocar una manifestación el próximo Jueves Santo (5 de abril) bajo el lema 'Ningún privilegio a las iglesias. De mis impuestos, a las iglesias cero'. Los manifestantes pretenden protestar, entre otras cosas, contra "el gasto público que suponen las procesiones y actos de Semana Santa", cuya cuantía "es difícil de calcular y siempre excesiva".
Por todo ello, no sorprende que Anonymous haya tirado la web del Vaticano para denunciar su corrupción.
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