Una comisión religiosa estudia la prohibición de la consagración de todo tipo de instrumentos militares, una práctica habitual en Rusia
Amén de las casas, algo habitual también en el rito católico, los fieles ortodoxos rusos piden a sus sacerdotes que bendigan de todo, desde automóviles a motocicletas, desde lanchas a yates y barcos, desde helicópteros a satélites artificiales. Aparte de enseres y posesiones que forman parte del vivir cotidiano, en Rusia los popes bendicen también todo tipo de adminículos relacionados con el ejército: buques de guerra, submarinos atómicos, cazas y bombarderos. Extienden también su bendición incluso al armamento: desde espadas, sables y puñales de otros tiempos hasta medios de combate más modernos, incluidos los nucleares, sin olvidar los famosos fusiles de asalto Kaláshnikov (el AK-47), las pistolas Makárov y el legendario tanque T-34.
En 2019 el diario Kommersant hizo un repaso del armamento bendecido por representantes de la Iglesia ortodoxa en los últimos años. En la lista figuraban los modernos sistemas de defensa antiaérea S-400 que en 2017 fueron instalados en la zona de Feodosia, en la península de Crimea, y los misiles balísticos intercontinentales Yars (SS-27 Mod. 2, en la clasificación de la OTAN) que llegaron a Moscú desde la provincia de Ivánovo para participar en el gran desfile militar del Día de la Victoria.
Y precisamente la consagración de esta última categoría de armamento –destinado a exterminio masivo– es la que ha suscitado problemas con este extendido rito: una comisión de la Iglesia ortodoxa ha concluido que bendecir este tipo de armas no se corresponde con la tradición eclesiástica ni con la esencia de esta costumbre.
La comisión ha preparado un proyecto titulado ‘Sobre la bendición de los cristianos ortodoxos en el cumplimiento de su deber militar’ en el que proponen la exclusión, en la práctica pastoral, de la bendición de armas “cuya utilización pueda causar la muerte de una grupo indeterminado de personas, incluidas aquellas de acción indiscriminada y de exterminio masivo”.
Considera la comisión correcto bendecir a los medios de tranporte militar de aire, mar y tierra, porque entiende que en ese caso se pide por sus ocupantes. “Se pide a Dios no la bendición de los cañones, proyectiles reactivos o medios de bombardeo, sino la protección de los combatientes”, señala el documento. El texto subraya que rezar por los soldados, a diferencia de la bendición de armas de exterminio masivo, sí es una práctica religiosa estable y correcta.
El proyecto ha sido enviado a las eparquías –como se llaman oficialmente las diócesis en la Iglesia ortodoxa– para que sea discutido y se recojan opiniones. El debate, en el que todos podrán participar, finalizará el 1 de junio y luego se tomará la decisión correspondiente.
Lo más probable, en opinión de analistas, es que se apruebe la prohibición propuesta por la comisión eclesiástica. Pero precaven que queda por ver hasta dónde llegará y qué armamento en concreto no podrá ser bendecido de ahora en adelante.
Las bendiciones, como todos los servicios particulares que presta la Iglesia ortodoxa, tienen un precio que las iglesias ni las agencias que gestionan el servicio por Internet no hacen público. Es preciso preguntar a cada pope en el momento en que se le encarga el cometido. Para bendecir un piso en Moscú el coste asciende como mínimo a 5.000 rublos (unos 72 euros) si se solicita a través de la web. En cambio, si el encargo se efectúa en la misma iglesia o por teléfono, su precio será más bajo.