La Iglesia católica en Australia informó este viernes de que mantendrá el secreto de confesión en los casos de pederastia, al rechazar una de las 409 recomendaciones de la comisión gubernamental que investigó los abusos sexuales a menores en el país.
«Los arzobispos y líderes religiosos han aceptado, en principio, o apoyado el 98% de las recomendaciones de la comisión. La única que no aceptamos es la recomendación 7.4, que se refiere al secreto del sacramento de penitencia», reza un informe del grupo Religiosos Católicos Australianos.
La Iglesia católica australiana respondía así a las recomendaciones dadas en diciembre pasado por la comisión que investigó la respuesta de las instituciones australianas a los casos de pederastia.
A la Iglesia católica le recomendó que se enmiende la ley canónica para que el celibato no sea obligatorio, se trate el abuso sexual contra menores como un crimen y que el secreto de confesión no se aplique a los casos de pederastia, entre otros puntos.
La negativa a eliminar el secreto de confesión «se debe a que es contrario a nuestra fe y adversa a la libertad de culto«, según afirmaron Mark Coleridge, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos Australianos, y la hermana Monica Cavanagh, presidenta de Religiosos Católicos Australianos.
Ambos líderes religiosos reafirmaron la necesidad de velar por los niños y las personas vulnerables al mismo tiempo que mantener el secreto de confesión, algo que consideran no es «mutuamente excluyente».
La Iglesia católica australiana también admitió que la Ley Canónica debe ser modificada para que se contemple el abuso sexual a menores como «crímenes canónicos contra un menor y no como fallas morales o una violación a las ‘obligaciones especiales’ de los clérigos o religiosos que son célibes».
Respecto a la recomendación vinculada al celibato, la Iglesia australiana ha notificado al Vaticano y ha pedido consejo de los expertos en esta materia.
En su investigación, que incluyó a diversas instituciones religiosas y seculares, la comisión reveló que la Iglesia católica, con fuerte arraigo en el país, recibió quejas de 4.500 personas por presuntos abusos de unos 1.880 religiosos y sacerdotes entre 1980 y 2015.