"Querer, apelando para la cuestión del Estado laico y de la sociedad pluralista, borrar todos los elementos que están incorporados en la cultura brasileña es un acto de violencia", declaró Rocha a la oficial Agencia Brasil.
El presidente de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB, por su sigla en portugués) cuestionó así al Ministerio Público Federal en Sao Paulo, que en julio pasado pidió una acción civil para retirar todos los símbolos religiosos fijados en edificios públicos.
"La mayor parte de la población brasileña es católica y la historia del país está fuertemente marcada por la presencia religiosa", apuntó el titular del episcopado brasileño, para quien la presencia de los símbolos católicos ha sido también una "tolerancia religiosa" de los practicantes de otros credos.
La medida, todavía sin ser sancionada, provocó una fuerte polémica en el país suramericano, que a pesar de su Estado constitucional laico, tiene un 70% de población declarada católica.
Los contrarios a la fijación de símbolos religiosos en oficinas públicas argumentan que esa actitud impone el catolicismo y atenta contra la libertad religiosa proclamada en la misma Constitución.
Sin embargo, ese es el mismo argumento expuesto por quienes defienden la exposición de símbolos religiosos en los locales de propiedad del Estado.