Algunos participantes en el Sínodo de los obispos que se celebra en el Vaticano han considerado que “si la Iglesia no escucha al mundo, el mundo no escuchará a la Iglesia”
Algunos participantes en el Sínodo de los obispos extraordinario sobre la familia, que se celebra en el Vaticano, abordaron la posibilidad de renovar el lenguaje y hacer más atractivos los valores que defiende la Iglesia católica. Durante las intervenciones, algunos participantes hablaron de "la necesidad de adecuar el lenguaje de la Iglesia para que la doctrina sobre la familia sea comprendida de una manera justa". "Si la Iglesia no escucha el mundo, el mundo no escuchará a la Iglesia", reflexionó uno de los participantes.
Un obispo subrayó que palabras como "vivir en pecado" o "mentalidad anticonceptiva" no ayudan a explicar los conceptos de "ley natural" que defiende la Iglesia católica. Según algunas ponencias, para que los católicos comprendan y acepten "la ley natural" – es decir los preceptos que rigen la vida moral para la iglesia católica-, se necesita un comportamiento "menos defensivo y más ofensivo". Según los portavoces, este obispo instó a la Iglesia "a pasar de una situación defensiva a una positiva y activa, relanzando el patrimonio de la fe con un lenguaje nuevo, con esperanza, ardor y entusiasmo, dando testimonios convincentes, creando un puente entre el lenguaje de la Iglesia y el de la sociedad". "Hay que mostrar más los valores atractivos y menos las prohibiciones; más la propuestas que la normas", dijo este obispo.
Otro de los temas que abordó un participante fue el del "valorar la sexualidad en el matrimonio", pues consideró que "se ha hablado tanto, de manera crítica, de la sexualidad fuera del matrimonio que la sexualidad conyugal parece casi la concesión a una imperfección". En otro de los argumentos tratados, varios participantes coincidieron en que es necesario reforzar la preparación de las parejas al matrimonio y después continuar este acompañamiento en todas las etapas de la vida cristiana. "El tema de acompañamiento a las familias para que nadie se sienta rechazado y abandonado por la Iglesia surge en muchas intervenciones", explicaron los portavoces.
En otra reflexión, un obispo pidió "ser más exigentes" con los requisitos que se piden a las parejas para que se puedan casar porque si se casan con facilidad es normal que después los matrimonios se rompan o entren en crisis. Un obispo de África también expuso el problema de la poligamia en la región y afirmó que es necesario en estos casos "recalcar la fidelidad y el carácter indisoluble del matrimonio" y para ello hacerse ayudar por grupos de apoyo o comunidades. No se pone en duda "que el matrimonio es indisoluble", aunque como citó un obispo hay que tener en cuenta que ya en el Nuevo Testamento se hablaba de varias experiencias de matrimonios en dificultad. "El matrimonio es y seguirá siendo un sacramento indisoluble, (…) pero aunque es importante mantener los principios, también hay que cambiar las formas concretas de su actuación", opinó otro obispo.
Otro de los conceptos expresados hoy es que durante este Sínodo no se "pone en discusión la doctrina, sino que se reflexiona sobre la pastoral, es decir sobre el discernimiento espiritual para la aplicación de tal doctrina ante los desafíos de la familia contemporánea". En este sentido, opinaron algunos, "la misericordia no elimina los mandamientos, sino es que es su clave hermenéutica".
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