Católicos de parroquia y militantes de Acción Católica, entre los organizadores
La Iglesia católica no es ajena al movimiento de protesta que recorre el país y se asienta, como símbolo, en la acampada de la madrileña puerta del Sol. Hay muchos católicos no sólo entre los participantes, sino también entre los organizadores de las manifestaciones del pasado día 15 y de las acampadas de Madrid y de otras ciudades españolas. Cristianos de parroquia, sensibilizados con lo social, y, sobre todo, militantes de los movimientos juveniles de Acción Católica. Unos y otros aseguran que se trata de "una protesta para buscar la dignidad" y hasta piden una mayor implicación a los obispos.
"Hay militantes de la Juventud Obrera Cristiana (JOC) participando activamente y apoyando las demandas del movimiento en diversas partes del país", asegura Saúl Pérez, presidente de la JOC. En parecidos términos se pronuncia María Ángeles Blázquez, la presidenta general de la Juventud Estudiante Católica (JEC): "Nuestros militantes están implicados en la organización de esta movida y, sobre todo, en la lucha por los ideales que la sustentan".
María Ángeles Blázquez siente "admiración ante las protestas y una sensación de ‘ya iba siendo hora' o de ‘menos mal' que por fin se ha producido la movilización social". Saúl Pérez también se muestra encantado con "una protesta que busca la dignidad y que está muy en línea con nuestra tarea y con nuestra misión dentro de la Iglesia y como seguidores del Evangelio de Jesús".
Según el presidente de la JOC se trata de "una reacción normal ante la situación social y laboral que estamos viviendo. Una reacción debida, en una parte, al desencanto hacia la clase política y, en la otra, a una protesta ante un sistema ineficaz en el ámbito social". Para la presidenta de la JEC, se trata de "dotar de valores éticos lo social y lo político y demostrar que los ciudadanos tenemos una responsabilidad que va más allá de los partidos políticos. Lo indignante era que nos pareciese normal vivir en estas condiciones".
El latido de los valores del Evangelio
Ambos dirigentes católicos coinciden en que en la base del movimiento del 15-M laten muchos de los grandes valores fundamentales del cristianismo. Y, como referentes inmediatos, señalan el libro de Stephane Hessel ‘Indignaos', la carta de José Luis Sampedro, el desencanto político y la búsqueda de protagonismo social y político de los jóvenes.
En cambio, discrepan en cuanto al apoyo y a la presencia de la jerarquía de la Iglesia en las protestas. A Saúl Pérez le gustaría que "los obispos se pronunciasen más en estos temas, porque, a veces, sus mensajes no están en sintonía con los problemas sociales actuales". María Ángeles Blázquez, sin embargo, piensa que "Iglesia somos todos los católicos y, por lo tanto, los obispos no tienen por qué estar en todos los sitios".
A su juicio, a la Iglesia católica no le hace falta salir en la foto, para demostrar que apuesta por los más débiles y los más pobres, porque ella "se posiciona con hechos, ayudando a los parados y a los pobres, por medio de Cáritas, Manos Unidas y un sinfín de asociaciones socio-caritativas".
Ni ayer ni hoy los obispos han querido pronunciarse oficialmente sobre las protestas. Sin embargo, Marieta Jaureguízar, la directora de comunicación de la Jornada Mundial de la Juventud, que se va a celebrar en Madrid el próximo mes de agosto con la presencia del Papa, se muestra cercana al movimiento juvenil. "La Jornada Mundial de la Juventud no tiene una postura oficial, porque los jóvenes son plurales en su pensamiento y su sensibilidad. Pero es fácil compartir la inquietud por construir entre todos un mundo mejor, siempre por vías pacíficas y respetuosas con todos".
Los militantes de Acción Católica se suman al movimiento del 15-M
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