Después de cuatro meses de trabajos de restauración, los andamios han desaparecido hoy del pórtico del monasterio de Ripoll, una de las obras cumbre del románico catalán. Y los visitantes descubrirán una imagen notablemente diferente del conjunto escultórico a la que habían podido contemplar hasta ahora. La limpieza de suciedad, capas de resina ennegrecida, pintura negra y pegotes de mortero y yeso ha recuperado parte del relieve perdido, ha restituido la tonalidad natural de la piedra y permite contemplar los escasos restos de policromía medieval que aún subsisten en las figuras centrales, especialmente en el pantocrátor. Mejillas sonrosadas, ojos y barba perfilados en negro, una solución muy similar a la de la pintura románica, y una sorprendente barba dorada, gracias a dos sucesivas capas de peltre y pan de oro, probablemente románica y gótica.
«El conjunto ha ganado relieve, fuerza y espíritu, se puede apreciar la textura de la piedra en lugar de una capa de resina oscurecida. A nivel de imagen ha mejorado muchísimo», concluye, satisfecha, la directora del Centre de Restauració de Béns Mobles de Catalunya, Àngels Solé. Toda la intervención, con un presupuesto de 125.000 euros a cargo de la Conselleria de Cultura, ha tenido, enumera Solé, tres objetivos. «Primero, desde el punto de vista de la conservación, la limpieza, la consolidación de la piedra y la eliminación de materiales añadidos; segundo, recuperar la legibilidad, relieves que ahora son muy obvios antes no lo eran, porque estaban llenos de suciedad que les restaba definición. Y tercero, recuperar la policromía«. Aunque en este caso, explica Rudi Ranesi, responsable de Arcovaleno Restauro, la empresa que ha ejecutado las labores de restauración, «ha aparecido menos de la que se esperaba; está concentrada en las figuras centrales, y es incluso extraño que no haya aparecido en zonas más protegidas como las arquivoltas, como si en algún momento se hubiesen retirado».
La restauración solo se inició el pasado mes de septiembre tras seis años de estudios y un simposio sobre el monumento, que han servido para investigar los materiales constitutivos (varias vetas distintas de piedra arenisca, algunas de las cuales sufrieron de forma muy acusada la erosión por las filtraciones de humedad mientras otras han resistido correctamente) y todas las alteraciones que ha experimentado (fisuras, efectos del terremoto de 1428 y del incendio de 1835, materiales añadidos posteriormente).