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La fanática hoguera de una diminuta iglesia prende la mecha del odio global

La quema del Corán organizada por dos pastores pasó desapercibida en Florida

La amenaza de una gran falla alimentada de Coranes con motivo del noveno aniversario del 11-S no se concretó pero fue noticia mundial. El pastor Terry Jones, al frente de la diminuta iglesia de Gainesville (Florida), fanático e iluminado, solo dio marcha atrás después de recibir una llamada del secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates, en la que le conminaba a no hacerlo ya que estaba poniendo en peligro la vida de personas inocentes y soldados norteamericanos. Las cadenas de televisión apagaron las cámaras y cientos de periodistas volvieron a sus casas. No pasó nada.

Pero ese mismo odio irracional finalmente se escenificó el pasado 20 de marzo en esa misma Iglesia -conocida por el rebuscado nombre de Dove World Outreach Center y con menos de medio centenar de fieles-, durante el sermón dominical, y nadie tuvo noticia. Pasó totalmente desapercibido. Ninguno de los dos periódicos locales, ni el Gainesville Sun ni The Florida Alligator, recogieron el hecho de que Jones supervisó la quema de un Corán durante un simulacro de juicio en el que fue encontrado "culpable" y sometido a la hoguera como en los tiempos de la Inquisición. El diario USA Today logró, a través de su servicio de noticias religiosas, entrevistar brevemente por teléfono al pastor, quien relató lo ocurrido. La agencia de noticias France Presse lo contaba en un cable datado el 21 de marzo en Florida. No hubo ruido mundial. Eso fue todo. Excepto que como consecuencia de ese Corán abrasado ayer morían asesinados siete trabajadores de Naciones Unidas en la remota Mazar i Sharif, en el lejano Afganistán.

Jones insiste en que no rompió su palabra de que no volvería a sus ideas incendiarias. "No hemos roto ningún compromiso, aquella promesa tenía que ver con el Día Internacional de la Quema del Corán". Esto es otra cosa. Lo cuenta el pastor en la entrevista que concedió al diario USA Today, porque ni él ni ningún miembro de su raquítica organización pudo ser contactado ayer por este periódico. Los teléfonos de Dove World comunicaron durante todo el día. Los correos electrónicos se quedaron sin respuesta. Solo pasado el mediodía, la página web del Gainesville Sun publicaba un comunicado del religioso que se citaba a sí mismo a través de su plataforma Stand Up America.

"Nosotros, Stand Up America, encontramos que lo sucedido es una acción criminal y trágica", se lee en el comunicado. "Los disturbios de Afganistán son inaceptables para el Gobierno de Estados Unidos", prosigue el texto, para llegar a la cuestión de fondo defendida por el pastor Jones: "El islam no es una religión de paz. Ha llegado la hora de que hagamos responsables de sus actos a esa gente. Reclamamos que nuestro Gobierno tome medidas y se manifieste contra estos actos. Esta gente debe ser llevada ante la justicia".

Jones vive bajo la teoría de que el islam, de que "esa gente", está esperando la oportunidad de poder tomar el control de la sociedad estadounidense para imponer sus leyes. Autor de un libro titulado El islam es el diablo, Jones considera que "ha llegado el momento de que deje de tolerarse a los países dominados por los musulmanes que extiendan su odio contra el cristianismo". Esta era la única disculpa que ayer llegó del fanatismo que predica Jones, si es que alguien esperaba alguna.

El Corán que se quemó el 20 de marzo ardió durante 10 minutos. El hombre que expulsó el mal con fuego fue el pastor Wayne Sapp, bajo la atenta mirada de Jones y poco más de 30 seguidores, aunque el acto de redención era abierto al público. La hoguera fue el final del juicio a la que la Iglesia de Gainesville condenó al Corán. Tras ser encontrado "culpable" de todos sus "crímenes", el acusado fue "ejecutado", en palabras del propio Jones. El jurado había deliberado durante ocho minutos. No le hizo falta más tiempo para considerar que el libro sagrado de los musulmanes promueve "el mal y la violencia". El Corán había sido regado anteriormente durante una hora con queroseno. Cuando llegó el veredicto solo hizo falta aplicarle fuego -con un mechero de barbacoas- para que ardiera, sobre una bandeja de metal, en el centro de la Iglesia. Jones consideró el evento un éxito. "Esta es una de esas experiencias que solo se tienen una vez en la vida", declaró el pastor.

Una cadena de provocaciones

Julio de 2010. Terry Jones, pastor de una pequeña parroquia pentecostal de Florida, convoca a través de Internet el Día Internacional de la Quema del Corán para el 11 de septiembre. Jones considera el libro sagrado islámico un texto que incita a comportamientos violentos y radicales.

Agosto de 2010. La convocatoria de Jones atrae paulatinamente la atención de usuarios de Internet y, sucesivamente, la de medios informativos. La polémica sobre la iniciativa del pastor viaja en paralelo con el gran debate nacional que se desarrolla en Estados Unidos sobre el proyecto de construcción de un centro islámico -dotado de instalaciones culturales, deportivas y de una zona de rezo- a dos manzanas de la zona cero de Manhattan. La iniciativa de Jones produce un rechazo prácticamente unánime. Amplios sectores de la derecha estadounidense, encabezados por Sarah Palin, consideran inaceptable el proyecto islámico en Nueva York.

Septiembre de 2010. Manifestaciones de protesta contra la convocatoria de Jones son celebradas en varios países. Entre ellos figuran Afganistán, Pakistán, India e Indonesia. En algunos casos las concentraciones son violentas. La tensión crece, y la cúpula política estadounidense ejerce una gran presión sobre el pastor para que renuncie al acto. El día 9 de septiembre, Jones anuncia su marcha atrás.

– Marzo de 2011. El día 10, el Congreso estadounidense abre una comisión de investigación sobre la radicalización de los musulmanes en EE UU, lo que genera temores de una vuelta a la caza de brujas de McCarthy. El día 20, los pastores Terry Jones y Wayne Sapp celebran un "juicio al Corán" organizado en la parroquia de Jones. A finales de marzo, dos cristianos son asesinados y una iglesia resulta quemada en ataques justificados como respuestas al acto de Sapp y Jones.

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