En un paraje de Santiago del Estero, le piden milagros a una joven no identificada arrojada por la dictadura militar desde un avión. Hoy tiene un santuario.
Dicen que no es un alma en pena, sino alegre. Y que hace milagros. A los estudiantes les da fuerza para que salgan bien en sus exámenes. Cuida a todos los que pasan por la ruta. Y si alguien le deja ofrendas –ropa, flores o collares– le contesta regalándole comida y trabajo. Los pobladores del paraje ubicado entre Villa Jiménez y Tipiro, en el departamento Río Hondo de la provincia de Santiago del Estero, coinciden en que La Difunta del Camino es una santita linda, de largo pelo claro, que los cuida día y noche. Y que deambula en ese lugar desde 1976, cuando antes de ser santa era una mujer de carne y hueso, joven, luchadora contra la dictadura militar, viva. Hasta que en un "vuelo de la muerte" fue tirada desde el aire, y los genocidas la abandonaron ahí, en el medio de la nada.
De tanto escuchar hablar a los agradecidos, el abogado Luis Santucho, quien encabeza las distintas querellas que tramitan en la provincia sobre delitos de lesa humanidad, decidió presentar una causa sobre aquel hecho, y pedir al juez federal Guillermo Molinari que la incluya en el expediente general iniciado a raíz de varios enterramientos clandestinos ocurridos en la región, desde el golpe del '76. Santucho logró que a finales del año pasado, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) hiciera los primeros trabajos de remoción de tierra en el lugar. No se hallaron restos, pero fue el primer paso en la tarea de identificar a la militante convertida en santa.
En estos momentos, el Espacio para la Memoria de Santiago recopila nuevos testimonios que serán presentados a Molinari próximamente. "Estamos reuniendo datos –dice Luis Garay, representante del organismo–, sistematizando información, clasificándola. Han pasado muchos años, e incluso hubo cambios en el predio: ya no está más la vieja Ruta 9. Pero no nos falta ni compromiso ni convicción. Buscamos con toda nuestra fuerza a los compañeros que aún están desaparecidos, a pesar de que los culpables se amparen en el silencio para ocultar sus crímenes."
La Difunta tiene un monolito levantado con ladrillos, una cruz de madera lustrosa y obsequios que la gente le acerca a cambio de favores: un empleo, algún amor no correspondido, el plato lleno que esa noche ocupará la mesa, la salud para el nene enfermo. Como paga adelantada se ven ramos de laurel, cuadernos, fotos, estampitas, mechones de pelo o vestidos. "En nuestra provincia –dice Garay– se canoniza a los que sufrieron mucho en vida, o que atravesaron muertes violentas. Las víctimas de la policía o los que se animaron a enfrentarse al poder, por ejemplo, se convierten en personajes milagrosos, pasan a integrar un santoral popular paralelo a lo que conocemos como religión. Pero el rasgo distintivo de este caso es que el santo fue asesinado por la dictadura militar, lo que le da a la cuestión otra carga política y social, más allá de la mitológica."
Valentín Iñíguez vive cerca de Tipiro. Cuenta que "la gente de los autos, cuando pasa, le tira plantitas. Yo limpié el lugar durante mucho tiempo. Santitos, ropa, hasta velas le ponen. ¿Por qué será que la mataron?" Ernesto Jiménez recuerda que "la encontraron unos carreros que después hicieron la denuncia en la Comisaría 40ª de Las Termas. Dicen que la tiraron desde un avión, y que a partir de ahí clavaron una crucita para que todos se acordaran de ella."
Otra de las entidades que trabaja para encontrar esos restos es la Asociación Memoria, Verdad y Justicia de Santiago, representada por Cristina Torres. "Es un caso tan difícil –reconoce– que si bien los comentarios de la gente arrancaron hace varias décadas, recién el año pasado se pudo formular la primera denuncia penal, que presentó Luis." "Pudimos avanzar en algunas informaciones a partir de lo presentado en el juzgado federal. Ahora estamos puliendo ese material, para darle a Molinari más herramientas de trabajo", explica Santucho.
La decisión de incluir la causa en un expediente general se debe a las características especiales que tuvo el régimen militar en Santiago del Estero, donde la dictadura sembró decenas de fosas clandestinas en varias localidades y departamentos alejados de la capital. Allí tramitan distintos pedidos para la identificación de restos humanos en los cementerios de Quimilí, Laprida, Villa La Punta, Pozo Hondo y La Piedad; y otras denuncias sobre enterramientos en el paraje Palma Larga, Monte Quemado, el dique Las Pirquitas y la laguna Santo Domingo.
El grupo de antropólogos del EAAF encargado de las tareas de identificación está encabezado por Miguel Nieva, quien dirigió junto al monolito los primeros intentos de remoción. "Fue muy importante esa visita, la vemos como un comienzo", dice Garay. Para Torres, no haber encontrado nada y que las pistas escaseen no es para preocuparse: "Seguiremos adelante, porque todo lo que pueda llevarnos a la identificación de una persona desaparecida es motivo de esperanza."
Alicia Navarro aguanta la vida desde una casita humilde en Villa Jiménez. Y es una de las que más quiere a esa santita joven y de pelo claro: "Le juro que es milagrosa. Todo lo que uno le pide, ella lo concede."
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