En Valencia, durante el V Encuentro Mundial de las Familias, hemos visto exceso y desmesura en demasía. Lo admiten sus organizadores y voceros. Entrevista Losantos en La Mañana al cardenal Rouco y habla el locutor copeliano del “escenario más majestuoso que nunca se ha visto en un viaje Pontificio”. Asiente el Purpurado. Lo reconoce por tanto, la radio episcopal y la jerarquía eclesiástica. Se ha tirado la casa por la ventana. Desmesura, enorme gasto, alarde innecesario, prepotencia, ostentación, despilfarro. Está por ver que ad maoiren gloria Dei.
Opulencia contra sencillez
En medios próximos a comunidades cristianas de base y a sectores progresistas de la iglesia católica española, se cuestiona tan tremendo desembolso y se advierte que se acentúa la brecha entre quienes interpretan y sienten el Evangelio en claves de sencillez, cercanía a los humildes, excluidos y oprimidos y proximidad al mensaje de Cristo y aquellos otros –kikos, legionarios, opudeistas- que han manejado el evento valenciano y han querido hacer del mismo una plataforma para reforzar su enfrentamiento contra el Gobierno. Lo advirtió el semanario francés Temoignage Chrétien cuando escribió que “familia”, así, entrecomillada, es un refugio semántico para la Iglesia española.
Porpagandistas en la televisión
Desmesura en Canal 9, con una retransmisión hiperbólica, sin la más mínima concesión a los requisitos de prudencia y equilibrio que requiere la comunicación desde un medio público, con Urdazi, la copeliana Gómez Borrero y otros propagandistas prestos a magnificar reproches al Gobierno y a reiterar la tralla contra Zapatero, encarnación de todos los males que afligen a la familia.
Un portavoz más duro que el Papa
Desmesura en el opusino Navarro Valls, director de la Sala de Prensa del Vaticano. El dottore, como le mencionó Benedicto XVI, cerró el improvisado encuentro del Papa con los periodistas. Frente al tono mesurado, positivo y constructivo del Pontífice, el portavoz se despachó con sus recuerdos de asistentes a misas papales: Fidel Castro, Daniel Ortega y el general Jaruzelski acompañaron a Juan Pablo II. Zapatero estará ausente. Saquen sus conclusiones, vino a decir.
El Rey, niguneado
Pues bien, conforme a la acreditada doctrina Ana Botella, según la cual no hay que mezclar manzanas y peras, los citados estuvieron presentes en tanto que jefes del Estado, al igual que en Valencia estaba Su Majestad el Rey D. Juan Carlos I, representante constitucional de todos los españoles. Ninguneado, por cierto, por Canal 9, que durante la retransmisión de la misa hizo del presidente de la Generalidad Valenciana, Francisco Camps, máxima autoridad institucional, como han puesto de manifiesto quienes han denunciado el ejercicio de manipulación y sectarismo de la cadena autonómica.
Rouco prefiere la confrontación
Desmesura, al cabo, del reaccionario cardenal Rouco Varela. En declaraciones a su fiel Losantos rechazó de plano el planteamiento en el que coinciden medios de muy distinto signo, según los cuales el Papa habría optado por abrir una nueva etapa de relación con el Gobierno de Zapatero, eludiendo los reproches y la confrontación. Para el cardenal arzobispo de Madrid quienes así interpreta el balance del viaje yerran y remite a las palabras del Papa en la capilla del Santo Grial, en la catedral de Valencia. No es, desde luego, lo que ha llegado a la inmensa mayoría de los ciudadanos. Ni en el fondo ni en la forma.
La COPE
Y desmesura en demasía, como siempre, en la COPE. Ejemplo: el trabucaire Ignacio Villa, émulo inculto e hiperfaltón de D. Federico. En su “Palestra” del lunes, tras su habitual retahíla de insultos y descalificaciones contra Zapatero, evoca el viaje del Papa a España y dice aprenda el Gobierno de cómo “el convencimiento en las propias ideas no significa insultar a nadie”. Y esto lo dice Ignacio Villa. Ne quid nimis.