Ha sido admirable la moderación de los vecinos de Paiporta a la hora de lanzar lodo y calificativos a los representantes del Estado. Había motivo sobrado para inundarlos hasta el cuello.
No me refiero ahora a la ausencia de advertencias ante el peligro que acechaba, sino a la respuesta posterior. Como mucha gente, estoy indignado por la falta de respuesta de las autoridades políticas con responsabilidad en la situación, tanto las nacionales como las autonómicas, y de distintas fuerzas políticas.
Estamos, una vez más, ante una vergüenza para las autoridades políticas y un fracaso absoluto del Estado «democrático».
Esas autoridades han dejado y siguen dejando que se encarguen de las tareas los voluntarios: que lleven agua y alimentos, que ofrezcan cobijo, que busquen fallecidos, que limpien con palas, y en ese plan. Estamos, una vez más, ante una vergüenza para las autoridades políticas y un fracaso absoluto del Estado «democrático». Pero esas mismas autoridades aceptan la situación como si fuera normal, sin un gramo de autocrítica, y se felicitan de «qué buena y solidaria es la gente». Pues sí, mucha gente lo es, por supuesto, pero ellos, en cambio, se nos muestran como unos políticos ineptos que mantienen y fortalecen un vergonzoso «Estado de la Caridad«, opuesto a un “Estado de la Justicia” verdaderamente democrático.
Pues no: menos humillante y siempre insuficiente caridad (es decir, menos bancos de alimentos, menos Cáritas y otras ONGs… por muy admirables que a veces nos puedan parecer sus miembros), y más justicia, solidaridad, respeto, igualdad y eficacia.