“Hay un afán de concentración, pero lo más barroco de este fenómeno es que este Gobierno socialista adopta en temas como educación y familia posturas claramente religiosas y católicas”.
La visita del papa Francisco parece haberse convertido en una demostración del colapso del Estado laico en el Ecuador. Pero dos académicos creen que mezclar nuevamente Iglesia Católica y Estado en el país no es mera coincidencia, sino parte de un operativo de propaganda política del régimen.
Entrevista a Jorge Luis Gómez, profesor de Filosofía de la Universidad San Francisco de Quito
¿Cómo ve la relación Iglesia y Estado en los años del correísmo?
Este Gobierno tiene lo que Bolívar Echeverría llamó “barroco latinoamericano”, una mezcla de oportunismos ideológicos, la necesidad de un control total desde el Estado socialista. Hay un afán de concentración, pero lo más barroco de este fenómeno es que este Gobierno socialista adopta en temas como educación y familia posturas claramente religiosas y católicas. Si entendemos el Estado laico como un Estado de ejercicio de la libertad, en esta coyuntura hay libertades conculcadas, que se no se pueden ejercer. La educación laica en el Ecuador ha sido tradicionalmente definida como libre de dogmas de todo tipo. En la coyuntura actual del país se ven las libertades administradas por el Estado y ese barroco latinoamericano es propio de estos gobiernos. Hay, por un lado visiones socializantes, por otro una catolicismo enervante. Esto descolocó, por ejemplo, al feminismo, que aspiraba a legislaciones que las favorecieran pero el nexo con el catolicismo vaticano se evidencia en declarar una política de Estado sobre la visita del Papa.
¿Le estorba el Estado laico al correísmo? ¿El Estado separado de la Iglesia Católica?
Evidentemente, el laicismo no solamente es lo ajeno a la fe y al fanatismo religioso, sino el ejercicio de las libertades. En el Ecuador siempre se ha necesitado un modelo de Estado fuerte, pero este modelo del correísmo es totalmente ambiguo, su concentración de poder lo hace vulnerable a los temas de la libertad. Se pretende una administración centralizada, pero se hace de una manera barroca. Sobre la religión, no olvidemos la visita de la madre del Presidente al Papa anterior, hay un gran poder de la familia y de la madre del Presidente, que parece establecer un vínculo con el catolicismo romano. Es evidente que hay crisis del Estado laico: todo socialismo es un avance en contra de las libertades, es un modelo de la administración de un solo poder, tal como señaló en su momento el economista austriaco Ludwig von Mises.
Pero el marxismo latinoamericano, siguiendo el modelo cubano, era un marxismo ateo, ¿qué clase de socialismo católico es este?
Hay una diferencia conceptual entre Estado ateo y Estado laico. Creo que el Estado ateo es un Estado laico, pues da libertad a las personas que no quieren creer en un dios. Pero ahora vemos una concentración del poder que restringue libertades, pero hay en la práctica una administración católica en el actual Gobierno. Esto es lo risible de un Gobierno que se maneja sin ideología, sin pensamiento, con improvisación en todos los ámbitos. Lo único que termina importando es el poder, que determina las formas de vida y pretende administrar las creencias de la población.
¿Pero eso ya es una visión totalitaria del poder?
Indudablemente, el socialismo es una visión de concentración del poder. Como concepto, el socialismo restringue las libertades en todo ámbito, en los Estados comunistas el problema prinicipal era de libertad individual, de poder concentrado sobre el caudillo. Lo paradógico era que la necesidad histórica del Ecuador ha sido de una concentración del poder.
¿Cómo entender el silencio de la Iglesia estos años? Estábamos acostumbrados a pronunciamientos públicos de la Conferencia Episcopal que se han vuelto escasos…
Desde el laicismo de Eloy Alfaro, se intentó una separación de la Iglesia y el Estado que, sin embargo, nunca ha sido totalmente efectiva. Hay una relación entre el Gobierno y la Iglesia que evidencia que no ha habido una separación. El silencio actual en el Ecuador evidencia que hay acuerdos y pactos con los gobiernos, un uso mutuo tanto por parte del clero cuanto por parte del Gobierno. Hay una relación estrecha entre los gobiernos populistas y la Iglesia, pues estos gobiernos buscan administrar las creencias de la mayorías. No es raro por ello que el clero no tenga una opinión propia: creo que no les conviene y que buscan no hacerle problemas al actual Gobierno. Creo que el Presidente mantiene una buena relación con la Iglesia que no quiere hacerla pública, pero que se evidencia.
Tanto el Presidente cuanto el Alcalde de Quito viajaron a Roma en busca de la bendición papal. ¿Los políticos quieren beneficiarse de la popularidad del Papa?
Sin duda buscan eso, quieren aparecer en las fotos como grandes dirigentes, Evo Morales está haciendo lo mismo en Bolivia. Es el populismo de siempre. Pienso que este Papa está administrando muy mal la crisis de la Iglesia Católica, aunque su poder sigue siendo muy grande, hay un deterioro institucional impresionante. Este papa quiere pasar por un Pepe Mujica con sotana, y esto es utilizado como un factor político por ambos sectores. Hay un pacto secreto: la curia ecuatoriana no busca entrar a confrontar con este Gobierno, y el Gobierno apoya la visita del Papa. La visita del Papa será un show para mejorar las encuestas del Presidente. La fe es usada por el populismo para obtener réditos políticos. Este Papa es un fenómeno mediático, pero no un tema de fe. El propio Papa ha dicho que su pontificado sería corto y lo interpreto como que se considera incapaz de una reforma como la que pensaba, que no es posible por la corrupción interna. La Iglesia vaticana es un institución decadente, ajena a la fe y eso pasa también en todas las curias latinoamericanas.