El número de mujeres en puestos directivos y con responsabilidades políticas crece en el mundo, pero desde 2009 se detecta una disminución de su participación en el mercado laboral
El Foro Económico Mundial ha hecho público el Global Gender Gap Index de 2022, un informe que trata de cuantificar el estado de la brecha de género en el mundo. Una de las principales conclusiones es que la crisis de la covid ha provocado un estancamiento en el progreso hacia la igualdad de género.
El informe, que lleva dieciséis años realizándose, detecta que la participación de las mujeres en el mercado laboral a nivel mundial se ha ido reduciendo lentamente desde 2009, en parte por los recortes en servicios sociales provocados por las políticas de austeridad, pero ha caído de forma más abrupta en los dos últimos años, a partir de la crisis de la covid.
Una posible explicación es que esta crisis, al contrario que otras, ha tenido un mayor impacto en el sector servicios, donde trabajan más mujeres.
Además, en muchos países se cerraron las escuelas y otros centros de cuidado infantil, lo que llevó a un aumento de las necesidades de cuidados dentro de la familia, un trabajo que han asumido con más frecuencia las madres que los padres. Estos últimos también han visto afectadas sus trayectorias laborales, pero en menor proporción.
Un análisis de 33 países señala que, ya antes de la pandemia, el tiempo de trabajo que dedicaban las mujeres a tareas no remuneradas ascendía al 55% del total, muy por encima del 19% de los hombres. El informe alerta de que los costes crecientes de la educación pueden exacerbar la demanda de cuidados no remunerados.
Aunque la pandemia ha aumentado el desempleo a nivel global para ambos géneros, el de las mujeres continúa siendo casi tres puntos mayor (un 7,8% frente al 6,2% de los hombres, según la Organización Internacional del Trabajo).
La contratación de mujeres en puestos directivos ha pasado del 33% en 2016 al 36,9% en 2022. Lógicamente, hay más directivas en los sectores con más mujeres en general, pero aún así, la proporción decrece conforme aumenta el escalafón. Por ejemplo, en el sector del bienestar y los cuidados personales, el 62% del total de trabajadoras son mujeres, frente al 45% de las directivas.
En cuanto a la representación política, las mujeres ganan algo de terreno. La proporción de mujeres que dirigen ministerios ha crecido seis puntos entre 2006 y 2022, del 9,9% al 16,1%. Asimismo, el porcentaje de mujeres en los parlamentos ha pasado del 14,9 al 22,9%.
El informe clasifica los 146 países analizados en un ránking según lo cerca que estén de cerrar la brecha de género, con una puntuación entre 0 y 1 donde 1 supondría la igualdad total. España ocupa el puesto número 17, con un 0,78. El primer puesto es para Islandia, con una puntuación de 0,9. Le siguen Finlandia, con 0,86; y Noruega, con 0,84. La media global es de 0,68.
Entre los 146 Estados analizados, el español se sitúa por encima de la media en casi todos los parámetros y destaca en los siguientes aspectos: mujeres entre los profesionales técnicos (un 49,64%), mujeres con educación primaria, secundaria y terciaria; y mujeres ocupando ministerios (el 50% del Gobierno). Además se sitúa muy por encima de la media en proporción de mujeres en el parlamento (un 43%).
España tiene datos más modestos en cuanto a la igualdad de ingresos, especialmente en el apartado de salarios similares por los mismos trabajos, donde se sitúa por debajo de la media de los 146 países analizados. La proporción de mujeres en puestos directivos y de responsabilidad es cercana a la media (son un 35%).