El Sello oficial del Condado de Lehigh en Pensilvania, Estados Unidos, podrá conservar la cruz que exhibe en su centro gracias a una decisión de una Corte de Apelaciones federal. El uso del símbolo no puede ser considerado como un acto de promoción de una religión en particular por parte del Estado sino que es una muestra de respeto hacia la historia y «los cristianos que se establecieron en el Condado de Lehigh».
La decisión de los jueces fue unánime y sigue la jurisprudencia de la Corte Suprema en el caso de la Cruz de Bladensburg, un monumento a los héroes de la guerra que había sido denunciado por supuestamente vulnerar la neutralidad religiosa estatal. «Las cuatro consideraciones de la Corte Suprema para aplicar una presunción de constitucionalidad a la Cruz de la Paz de Bladensburg se aplican igualmente aquí», declaró el juez de circuito Thomas Hardiman, según informó Christian Post. «Por estas razones, comenzamos nuestra evaluación del sello del condado de Lehigh con ‘una fuerte presunción de constitucionalidad’ para este símbolo de larga data».
Los criterios fijados por la Corte Suprema incluyen el reconocimiento de la dificultad de establecer el propósito original de una monumento histórico en la actualidad, la posibilidad de un cambio de significado a través del tiempo y el hecho de que «eliminar un símbolo antiguo imbuido de ‘familiaridad e importancia histórica’ puede parecer hostil a la religión», en palabras del juez Hardiman.
El diseño del sello del Condado analizado por los jueces incluye otros símbolos de clara importancia histórica para la comunidad, como un granja, un bisonte, una fábrica, un silo de cemento, un corazón y la Campana de la Libertad, todos ellos dispuestos alrededor de la Cruz. «Es de sentido común que la religión jugó un papel en la vida de los primeros colonos de nuestra nación», afirmó Diana Verm, abogada principal del Fondo Becket para la Libertad Religiosa, quien recordó que incluir la Cruz es tan constitucional como honrar símbolos como la Campana de la Libertad. La abogada espera que la decisión contribuya a reconocer «el principio fundador de nuestra nación de que la religión no es una plaga para ser eliminada de la plaza pública, especialmente cuando representa nuestra historia».
