La protesta de los representantes de los musulmanes suscita una airada respuesta de la delegada del Gobierno y de los consejeros socialistas, que tensan la cuerda con sus socios de Coalición por Melilla, el partido con el que gobiernan
La Comisión Islámica de Melilla (CIM), con la que se identifican buena parte de los musulmanes de la ciudad, y la rama local de Vox se han convertido en extraños compañeros de cama: ambos rechazan la educación en diversidad de género y afectivo-sexual en la enseñanza pública. La connivencia entre este sector de la población y partidos ultraderechistas (en ocasiones islamófobos) es un fenómeno que surge a veces en Europa para frenar los avances en materia de libertades civiles que impulsan gobiernos socialdemócratas o liberales. El ejemplo más llamativo fue cuando algunos colectivos musulmanes se unieron en Francia en 2013 a los católicos conservadores para manifestarse juntos en la calle contra el matrimonio homosexual, promovido por el presidente socialista François Hollande.
Gloria Rojas, vicepresidenta de la ciudad y secretaria general del PSOE, aprovechó esta situación para denunciar que, a pequeña escala, esa complicidad también se da en Melilla. Imaginen “un debate en el que estuvieran Tasende [presidente de la gestora de Vox] y Aberchán [líder de Coalición por Melilla, un partido mayoritariamente musulmán] y yo”, comentó en un vídeo que colgó en Twitter el 6 de octubre. “Pregunten por derechos del colectivo LGTBI, interrupción voluntaria del embarazo, sociedad laica, eutanasia, feminismo, medio ambiente…”. “Piensen qué partidos se parecerían más unos a otros…”. Pese a todo, los socialistas gobiernan la ciudad con Coalición por Melilla, una formación afín a la Comisión Islámica local, que, por ahora, rehúye el enfrentamiento público con sus socios.
La CIM puso el grito en el cielo el 4 de octubre, publicando un comunicado en el que censuraba las actividades extraescolares “contrarias a los aspectos morales” que han de forjarse “en el núcleo de la familia musulmana”. El islam, como todas las religiones monoteístas, rechaza la homosexualidad. La comisión se refería a un taller sobre diversidad sexual impartido en el Colegio Público León Sola, cuyo alumnado infantil es en un 90% musulmán. Un 52% de los 85.000 habitantes de Melilla son musulmanes, según el Observatorio Andalusí.
El taller tuvo lugar hace dos años, con motivo del Día de las Familias, pero la dirección del centro solo subió a Instagram, a principios de este mes, las imágenes que lo ilustran. Los niños, cuyos rostros a veces son visibles, consultaban el álbum con 14 viñetas en las que aparecen varios modelos de familias cuyos integrantes están desnudos. “Existen tantas familias como formas de amar“, recalca el subtítulo del libro.
Los padres solo se enteraron de la celebración de este taller ahora, cuando aparecieron las fotos, y recurrieron a la CIM. “En casa, los peques contaron que habían visto cosas raras en su cole, pero los padres no cayeron entonces en la cuenta“, explica al teléfono el médico Hassan Laboudi, presidente de la comisión. Lo sucedido es “una reducción o anulación de la potestad y de los derechos de los padres”, que ni siquiera fueron consultados, así como “un abuso directo de las atribuciones públicas del centro de enseñanza“, recalca el comunicado.
Otra asociación musulmana minoritaria, la Comunidad Islámica Imán Malik, secundó el miércoles públicamente a la CIM agradeciéndole que fuera “la primera en denunciar una flagrante vulneración de los derechos fundamentales de las personas (…). Un adoctrinamiento y alineación forzosa en la comprensión de lo moral”.
Los términos empleados por la CIM en su comunicado se asemejan al lenguaje de José Miguel Tasende, presidente de la gestora de Vox en la ciudad. El partido obtuvo en Melilla el 16,8% de los votos en las últimas elecciones generales. El taller del colegio León Sola no es, según él, una excepción. Estos “misteriosos talleres han resultado ser clases de sexualidad basadas en la ideología de género”, escribió en Twitter. Su partido reúne de vez en cuando a las madres, “algunas de ellas musulmanas, para que sepan exigir a los colegios seriedad, objetividad y respeto a la forma de pensar de las familias”, comenta Tasende al teléfono.
La educación en Melilla depende del Estado y no de la ciudad autónoma. Por eso, la delegada del Gobierno, Sabrina Moh, fue de las primeras en salir en tromba para rechazar el pronunciamiento de la CIM y mostrar “su apoyo al centro educativo”, cuyo trabajo aplaudió. “La CIM debería haber hecho todo lo contrario y ponerse al lado de los docentes para acabar con esos mensajes de odio y de discriminación“, insistió el miércoles en una entrevista radiofónica. La dirección provincial de Educación replicó, por su parte, que cumplía con el programa curricular de educar en igualdad y diversidad.
“Las aulas son el reflejo de la realidad”, respondió a la CIM Elena Fernández Treviño, consejera socialista de Cultura, en redes sociales y ante la prensa. “El colectivo LGTBI está en las aulas y forma parte de lo que somos”, añadió. Impartir talleres sobre diversidad “es educar en igualdad; es la mejor forma de prevenir los delitos de odio”. “Las organizaciones religiosas no tienen la obligación de educar en materia LGTBI, pero las escuelas públicas sí”, concluyó.
Hassan Laboudi, el presidente de la CIM, no se da aún por vencido. “Vamos a intentar sacar de su parálisis a la mesa interconfesional de Melilla para que aunemos esfuerzos”, declara. En ella participan, además de los musulmanes, los católicos y representantes de la pequeña comunidad judía (1.300 vecinos) e hindú, cuya presencia es testimonial.
Labadi describe con envidia los colegios católicos concertados melillenses como Nuestra Señora del Buen Consejo o La Salle-El Carmen, “donde los niños están resguardados de esa educación que se imparte en la enseñanza pública“. “Admiten a alumnos musulmanes que no tienen que asistir a clases de religión católica”, precisa. En más de una ocasión, la comunidad musulmana melillense ha soñado con disponer de su propio colegio concertado, pero no ha dado pasos para ponerlo en marcha. No existe en España ningún consejo concertado islámico.
La Comisión Islámica de Melilla (CIM), con la que se identifican buena parte de los musulmanes de la ciudad, y la rama local de Vox se han convertido en extraños compañeros de cama: ambos rechazan la educación en diversidad de género y afectivo-sexual en la enseñanza pública. La connivencia entre este sector de la población y partidos ultraderechistas (en ocasiones islamófobos) es un fenómeno que surge a veces en Europa para frenar los avances en materia de libertades civiles que impulsan gobiernos socialdemócratas o liberales. El ejemplo más llamativo fue cuando algunos colectivos musulmanes se unieron en Francia en 2013 a los católicos conservadores para manifestarse juntos en la calle contra el matrimonio homosexual, promovido por el presidente socialista François Hollande.