Tenía 10 años cuando empezó a ser abusada por el hombre, quien la cuidaba porque su madre la había abandonado y su padre no la podía mantener. Al acusado le dieron 13 años de cárcel.
Una nena, un pastor evangélico y una carta. Los tres elementos se conjugaron en una historia de terror que se registró en la provincia de Mendoza y que terminó en una condena a 13 años de prisión por abuso sexual. La víctima fue la chica y su victimario, el hombre, un ex policía que tenía a cargo su cuidado. El texto que escribió ella, detallando todos sus tormentos, resultó clave para determinar la responsabilidad de Jorge Ruiz Quipildor (57) en el caso. La familia de la víctima consideró leve la pena.
En 2011, cuando la nena tenía 10 años y su hermano 8, fueron abandonados por su mamá. En los primeros meses vivieron al cuidado de una hermana mayor y su padre, en un precaria casa. Pero el hombre perdió su empleo y el alquiler, por lo que la nena y el hermanito quedaron al cuidado del pastor Ruiz Quipildor, quien dirigía una iglesia evangélica del populoso barrio Huarpes III de Carrodilla, en Luján de Cuyo.
“La familia pensó que era la persona de mayor confianza para que se hiciera cargo de los chicos”, contó una tía.
La nena concurría al colegio y los docentes y sus familiares comenzaron a notar un comportamiento más agresivo. A tal punto que llegó a autolesionarse, provocándose cortes en sus brazos, según el expediente. Cuando su hermana le preguntó qué le pasaba, la pequeña no quiso hablar. Unos meses más tarde, encontró el desahogo en una carta. Allí describió su tormento y los abusos sexuales recurrentes del pastor, que se extendieron durante dos años.
Un familiar fue quien denunció al hombre que estaba al cuidado de la menor. Cuando los vecinos supieron de la gravedad del caso, intentaron hacer justicia por mano propia y fueron hasta la casa del pastor, donde funcionaba un taller mecánico. Allí prendieron fuego su auto.
La carta llegó a la fiscalía de Luján de Cuyo el 25 de marzo de 2014.“Ella no nos quería contar nada porque el hombre la amenazaba. Le decía que si hablaba le iba a pasar algo al hermanito que vivía con ella”, contó una de sus tías.
Cuando el religioso supo de la denuncia, desapareció del templo. Sin embargo, a los pocos días fue detenido, en inmediaciones del barrio Huarpes III.
El juicio oral arrancó la semana pasada. La menor, ahora de 15 años, declaró bajo el procedimiento de Cámara Gesell y brindó detalles de los abusos sexuales. Las exámenes forenses corroboraron el daño físico. Incluso, tuvo que permanecer una semana internada en el hospital de Niños de Mendoza, para recuperarse de las lesiones que le provocó el violador. El aporte de testigos a la causa también complicó la situación del acusado.
El fiscal de cámara, Darío Tagua, había pedido 19 años de prisión para el pastor por el delito de abuso sexual con acceso carnal agravado, por ser ministro de culto religioso. La pena máxima es de 20 años. Y el abogado defensor del imputado, Mariano Tello, solicitó la absolución de su cliente, por “falta de pruebas”. El martes pasado, la Segunda Cámara del Crimen condenó a 13 años de prisión al pastor evangélico, quien también se desempeñó como policía durante algunos años.
A lo largo de la semana que duró el juicio oral, los familiares colgaron carteles en los pasillos de tribunales y acusaron de complicidad al resto de la familia del pastor. “La esposa sabía todo lo que estaba pasando”, dijo Tania, una de las hermanas de la chica abusada.
La familia de la joven, además, apunta a los dos hijos del pastor y sostiene que también abusaban de la menor. Por ello, reclamaron que también sean juzgados.
En el barrio, está en duda que Ruiz haya sido nombrado en forma oficial como pastor del culto evangélico. Sin embargo, el tribunal que lo juzgó interpretó que puede imputarse el agravamiento de la pena más allá de haber sido nombrado como pastor porque el hombre ejercía la actividad religiosa en el templo que había montado en su casa.