La Iglesia católica es accionista de numerosas compañías españolas que cotizan en Bolsa.
A través de varias sociedades de inversión de capital variable, más conocidas como Sicav -gozan de un tratamiento fiscal favorable puesto que los beneficios sólo tributan al 1%-, la cúpula eclesial obtiene suculentas ganancias procedentes de los mercados de valores.
Tras superar el escándalo del caso Gescartera y arrastrar años de continuas pérdidas, la institución religiosa ha vuelto a sacar partido a sus inversiones bursátiles, según publica EL MUNDO.
La cartera de acciones de la principal sociedad vinculada a la Iglesia es Umasges, controlada accionarialmente por la Mutua Umas -posee el 51,7%-, una aseguradora constituida en 1981 con el patrocinio de la Conferencia Episcopal, que preside monseñor Ricardo Blázquez. Esta sociedad se dedica a la venta de pólizas de responsabilidad civil parroquial y de seguros a particulares y bienes eclesiásticos. También son accionistas de la Sicav los Arzobispados de Burgos y de Madrid, con el 32,8% y el 12,2%, respectivamente.
El valor de los títulos cotizados en posesión de Umasges ascendió a 6,4 millones de euros al término de septiembre de este año, un 16,5% superior al registrado en el trimestre anterior. De esa cantidad, la mayor parte, un 82,41% -5,3 millones- está invertida en renta variable y, el resto, un 17,5%, en obligaciones del Estado -1,4 millones de euros-.
Accionista en compañías relevantes
La Iglesia, con esta fórmula, es accionista de compañías relevantes como Telefónica, Repsol YPF, Santander o Endesa, si bien tiene preferencia por el sector inmobiliario, el de alimentación e, incluso, el farmacéutico, a tenor del reparto de su cartera de valores. Un 4% está confiada a Campofrío, un 4,26% a Sos Cuétara, otro 4% a Ebro Puleva, un 4,37% a Fadesay un 3,5% a Zeltia, entre otros.
La inversión total alcanzada por Umasges acumula unas plusvalías este año de 304.000 euros, según los últimos datos aportados a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), mientras que la rentabilidad neta es del 7,96%.
"Nuestra estrategia ha consistido en la normalización de los niveles de inversión en Bolsa a medida que los mercados han reducido sus primas de riesgo y la alta volatilidad tras los recortes de los meses de mayo y junio", en opinión de Umasges, que ofrece, además, una visión "moderadamente positiva" de los mercados, dado que "deberá ir materializándose la presentación de buenos beneficios por parte de las compañías".
Pero no sólo Umasges es la única Sicav vinculada a la Iglesia católica. También está presente en otras dos sociedades a través del Obispado de Astorga y el Arzobispado de Oviedo.
Es el caso de Vayomer y de BI Gran Premiere. Esta última, donde la curia asturiana posee un 13% y el Banco Espírito Santo otro 9,2/% -gestiona la entidad inversora-, tiene inversiones en renta fija que ascienden a 1,4 millones de euros y una cartera en valores cotizados que suma 5,39 millones.
Esta firma apuesta por Endesa, Iberdrola, Unión Fenosa, Santander y Telefónica. También por valores bancarios extranjeros como Allianz, BNP Paribas, Royal Bank of Scotland o Lloyds. La compañía, además, tiene posiciones abiertas en instrumentos derivados -inversiones de mayor riesgo- por importe de 1,25 millones.
La segunda de las sociedades, Vayomer, maneja un patrimonio menor en comparación con el resto de Sicav vinculadas a la Iglesia católica. Éste asciende a tres millones de euros en renta variable y a otros 845.000 en obligaciones del Estado.
La empresa está presidida por Lucio Vallejo Balda, que también es administrador de la Mutualidad del clero español de Previsión Social, dirigida actualmente por Antonio María Rouco Varela, ex dirigente de la Conferencia Episcopal. Esta sociedad aseguradora, a su vez, tiene como inversores a los Arzobispados de Burgos y de Madrid, según los datos que aparecen en el registro mercantil. La estrategia financiera no está centralizada en ningún despacho de la sede central de la curia. Fuentes de la Conferencia Episcopal explican que no existe ningún responsable al frente del área. La decisión de invertir y la estrategia bursátil, por tanto, dependen directamente de cada arzobispado.