Su predecesora nunca pisó la Santa Sede como secretaria de Estado Obama ha demostrado, incluso parafraseándolo, su admiración por el papa Francisco
El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, aprovechará su estancia en Europa, antes de viajar a Kuwait, para visitar la Ciudad del Vaticano, donde este martes se entrevistará con su homólogo Pietro Parolin, para abordar, principalmente, el proceso de paz en Oriente Próximo. El encuentro, que no estaba inicialmente previsto, se produce semanas después de que el papa Francisco anunciara durante su mensaje Urbi et Orbe su próximo viaje a Tierra Santa a finales de mayo de este año, en un discurso en el que exhortó al diálogo y al fin de la violencia en la región.
El jefe de la Diplomacia estadounidense ha hecho del éxito de las negociaciones entre israelíes y palestinos su cruzada particular y, con su visita al Vaticano, Kerry -el primer secretario de Estado católico desde Edmund Muskie, que sirvió en la Administración Reagan entre 1980 y 1981- buscará aprovechar el carisma y la creciente influencia del nuevo pontífice para impulsar el proceso de paz en Oriente Próximo. “El pontífice ha hecho reiterados llamamientos a la paz en la región”, ha recordado la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki, este lunes. “Kerry está haciendo grandes esfuerzos para encaminar a Israel y Palestina hacia ese objetivo tan escurridizo”, ha puntualizado.
La visita de Kerry es, además, la primera que realiza al Vaticano un secretario de Estado durante la Administración Obama. Su predecesora, Hillary Clinton, nunca se desplazó a la Santa Sede, rompiendo con una costumbre que se había observado desde la Administración Nixon. La defensa del matrimonio homosexual por parte del presidente de EE UU, Barack Obama, o la inclusión en la reforma sanitaria de la obligación por parte de las empresas e instituciones del país de proveer métodos anticonceptivos a sus empleadas han generado a lo largo de su primera legislatura una fuerte oposición por parte de los obispos católicos, que han abanderado una campaña que presenta al mandatario demócrata como la mayor amenaza contra la libertad religiosa.
Aunque la tensa relación con la jerarquía de la Iglesia católica de su país continúa, el presidente de EE UU parece haber encontrado en el mensaje conciliador de Francisco ecos de su propio discurso a favor de la igualdad y la reducción de las brechas sociales y un líder con el que poder impulsar esa empresa. El mismo Obama pidió ex profeso a sus asesores que incluyeran alguna referencia a Francisco en las palabras que pronunció el pasado 4 de diciembre en una de sus intervenciones más importantes en materia económica de su primer año de Gobierno tras su reelección.
“¿Cómo puede ser que no sea noticia la muerte por congelación de un vagabundo anciano, pero la bajada de dos puntos de la bolsa baje dos puntos cope los titulares?”, parafraseó, entonces, el presidente en un discurso que pivotó en torno a la igualdad social. Desde que Bergoglio fuera nombrado jefe de la Iglesia católica el pasado mes de marzo, Obama ha elogiado la figura de Francisco en otras ocasiones. En octubre, y también en relación con la justicia social, el presidente durante una entrevista a la cadena CNBC destacó su “impresionante sentido de la empatía hacia los más desfavorecidos”. Dos meses después, Obama insistía en otra cadena de televisión en cómo Francisco se había erigido en un “mensajero de la paz y la justicia extraordinario y conmovedor”.
Varios colaboradores estrechos del presidente han coincidido en reconocer que éste quedó impresionado por la primera exhortación evangélica que el pontífice publicó después de ocupar su cargo y que suele leer todas las informaciones sobre lo que hace y dice. Aunque el Departamento de Estado se ha limitado a señalar que el propósito esencial de la visita de Kerry al Vaticano es para tratar "prioridades de política exterior, que incluyen al papa Francisco como un líder esencial en el proceso de paz de Oriente Próximo, la pobreza y asuntos humanitarios", varios analistas estadounidenses no descartan que el secretario de Estado pueda promover un encuentro entre el presidente de EE UU y el pontífice.
Con 78,2 millones, según datos de la universidad de Georgetown, la religión católica es la que cuenta con mayor número de fieles en EE UU que es, después de Italia, el segundo país del mundo en número de sacerdotes. La mayoría de católicos estadounidenses comparte el giro que Francisco está imprimiendo a la Iglesia que dirige, de acuerdo con una reciente encuesta publicada por la universidad de Quinnipiac.
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