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Juan José Tamayo en la conferencia organizada en Zaragoza por la Asamblea Ciudadana por la Paz y contra las guerras.

Juan José Tamayo: «No habrá paz entre las naciones si no hay paz entre las religiones» · por Carlos Tundidor Diaus

​Descargo de responsabilidad

Esta publicación expresa la posición de su autor o del medio del que la recolectamos, sin que suponga que el Observatorio del Laicismo o Europa Laica compartan lo expresado en la misma. Europa Laica expresa sus posiciones a través de sus:

El Observatorio recoge toda la documentación que detecta relacionada con el laicismo, independientemente de la posición o puntos de vista que refleje. Es parte de nuestra labor observar todos los debates y lo que se defiende por las diferentes partes que intervengan en los mismos.

Así comenzaba Juan José Tamayo la charla de este lunes en el antiguo salón de plenos de la DPZ. Cerraba un ciclo de conferencias que empezó el 3 de enero en Zaragoza dentro de los actos organizados por la Asamblea Ciudadana por la Paz y contra las Guerras.

De todos los méritos y cargos que, merecidamente, ostenta el señor Tamayo, me quedo con el de cofundador de la Asociación de Teólogos Juan XXIII. Con un salón abarrotado y personas sin poder entrar, Marina Ortuño sirvió de puente para una charla sincera de un hombre comprometido con la paz desde los ya lejanos tiempos de la dictadura.

Tamayo cree en el laicismo necesario de cualquier estado, honestamente, lo cree desde su religiosidad. Lamenta su inexistencia en nuestro país y defiende, desde su compromiso y en un momento que las guerras parecen estar ganando la partida, que no hay nada más importante que la paz.

Tamayo plantea tres constataciones sobre ella.

La paz es frágil y, hoy, la más amenazada, probablemente, en la Historia. La razón, las armas nucleares que pueden acabar con el mundo si no acabamos con ellas antes. A lo largo de los últimos cinco mil años, las guerras han sido una constante en donde se ha dado breves paréntesis de armisticios. La facilidad, cada vez mayor, para hacer la guerra es el mayor contratiempo para la paz y extender la idea kantiana de “la paz perpetua”.

La paz es un coloso que hoy está en llamas. Según los criterios de la ONU, hay 56 conflictos importantes en el planeta que involucran a 92 países. Hay cien millones de personas desplazadas por las guerras. En Ucrania, sin cifras reales, como poco se puede hablar de cientos de miles de muertos, en Gaza, de más de setenta mil asesinados, casi todos ellos civiles y, dentro de ellos, la mayoría mujeres, niños y niñas.

La tercera constatación es que la violencia de género es, también, una guerra declarada. A pesar de los avances, el patriarcado camina sin demasiada contención, en los colegios del primer mundo la violencia de género crece y la idea de la ecofeminista Yayo Herrero «las mujeres pasan a ser las últimas colonias del capitalismo» se confirma a la vista de los hechos.

La pregunta surge: ¿Qué actitud ofrecen las religiones ante las guerras?

La más frecuente, históricamente, ha sido la de abrogarse la necesidad de una violencia religiosa. Sobre todo, las tres monoteístas. Son −y han sido− instituciones que han basculado hacia la intransigencia, a imponer un pensamiento único y, por lo tanto, los heterodoxos perseguidos como herejes. De ahí, a las guerras usando a Dios como una bandera, solo ha habido un paso. Actualmente, prolifera el Cristo-neofascismo como Tamayo lo llama en su posición más extrema y violenta, con personajes como Bolsonaro, Milei o Trump de estandartes.

“La palabra Dios es, y ha sido, en la historia, la más vilipendiada y manipulada”

La viñeta de El Roto con una imagen clásica de Dios afirmando que se ha dado de baja de todas las religiones sirve, perfectamente, para ilustrar la rotundidad anterior.

En los tres libros sagrados de las tres religiones monoteístas, la violencia aparece con una frecuencia, a veces, inusitada. En la Biblia hebrea, más de un millar de textos violentos con la idea de un Yahvé vengador y sangriento. Imagen no superada en la Biblia cristiana, la propia crucifixión de Jesús y los suplicios son imágenes de un dios sanguinario. De manera parecida en el Corán, Allah se muestra violento sobre los que llama pecadores y defiende una violencia defensiva. Eso sin contar la violencia aumentada de los fundamentalistas en las tres religiones.

En las tres religiones se justifica la violencia de género.

Como antídoto, las religiones deben enterrar todas las prácticas violentas, practicar la ekumene del sufrimiento y reconocer la resistencia radical a cualquier sistema de dominación. El teísmo debiera ser basado en la desnudez de todo símbolo, incluso de palabra.

“La justicia y la paz se besan”

Concluye con este comentario rotundo una charla tan jugosa como atractiva.

«Paremos la guerra, ganemos la paz»

El ciclo «Paremos la guerra, ganemos la paz», organizado por la Asamblea Ciudadana por la Paz y contra las Guerras, arrancó el lunes 13 de enero con la presencia de Tica Font. En estos días también han participado en los actos Shigemitsu Tanaka, superviviente de la bomba atómica, José Antonio Zorrilla y Carmen Magallón. El jueves 30 de enero, Zaragoza fue escenario de una manifestación con el lema “Todas las voces, todas, por la paz”. La programación del ciclo sigue este martes con el estreno de la obra de teatro «Mi nombre es Adolf«, y continuará hasta primeros de marzo con diversas actividades en la capital aragonesa. Aquí puedes leer todas las noticias.

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