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Juan Ignacio Cortés: “Hay muchos cristianos escandalizados por la gestión de la Iglesia de los casos de pederastia”

En una carta abierta, varios colectivos piden a la Conferencia Episcopal transparencia en la investigación de abusos sexuales en las instituciones católicas: “Es verdad que nuestros obispos han pedido perdón, pero de una manera ambigua e insuficiente”

Abandonar el encubrimiento y apostar por la transparencia. Esta es la petición que representantes de cinco asociaciones de cristianos de base –Alandar, Redes Cristianas, Red Miriam, Revuelta de Mujeres en la Iglesia y Movimiento por el Celibato Opcional– han realizado a la Conferencia Episcopal. Para ello, han redactado una carta abierta titulada Pasar de las tinieblas a la luz en la que piden “justicia y reparación para las víctimas de abusos sexuales dentro de la Iglesia Católica española”.

Este lunes, los colectivos citados han registrado este documento en la sede de la Conferencia Episcopal con el objetivo de que los obispos “clarifiquen su posición y atiendan a las víctimas”. Juan Ignacio Cortés, portavoz de Alandar, considera que la institución católica “no está poniendo a las víctimas en el centro” y lamenta que esta actuación sea “contraria a todos lo valores del Evangelio”.

¿Cómo valoran la gestión de la Conferencia Episcopal en las denuncias de abusos sexuales en la Iglesia?

Nos parece bastante insuficiente. La Conferencia Episcopal Española [CEE], los obispos y muchos otros estamentos de la Iglesia han estado negando la dimensión del problema. Esto causa más dolor a las víctimas. Según han ido saliendo casos a la luz, la actitud de la CEE va cambiando muy poco a poco. Basta ya de llegar tarde, incluso nosotros, los cristianos de base, y por ello hemos pedido perdón a las víctimas.

Ahora, con los datos que hay encima de la mesa, no se puede ocultar la dimensión del problema y hay que abordarlo sin ambigüedad y con transparencia. Nos parece que eso no se está produciendo. Han encargado esta auditoria externa al bufete de Cremades & Calvo Sotelo, pero no está claro si van a colaborar con la investigación del Defensor del Pueblo. Los obispos tiene que cambiar de actitud y poner a las víctimas en el centro, algo que hasta ahora no han hecho, a pesar de las múltiples declaraciones de petición de perdón y de respeto a las víctimas. Las palabras deben ir acompañadas de hechos positivos que permitan caminar hacia esa justicia, verdad y reparación que piden las víctimas.

Las palabras de los obispos deben ir acompañadas de hechos positivos que permitan caminar hacia esa justicia, verdad y reparación que piden las víctimasJuan Ignacio Cortés — Portavoz de Alandar

Este lunes han entregado una carta pidiendo más transparencia y menos oscurantismo. ¿Qué obstáculos se han encontrado las víctimas hasta ahora?

Se quejan mucho de esa negación, de sentirse humillados, revictimizados, no sentirse atendidos ni escuchados. Salvo la recepción que hizo [Juan José] Omella a unos representantes de asociaciones de víctimas hace un mes, no he visto en ningún sitio noticias de reuniones de obispos con víctimas, donde se haya dado esa muestra de escucha. La última Asamblea Plenaria de la CEE –que se ha celebrado este lunes– hubiera sido un momento excelente para que las víctimas tuviesen un lugar y para que los obispos escucharan su testimonio y sus historias de horror.

Este lunes el presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Juan José Omella, ha asegurado en asamblea plenaria que las víctimas son su “prioridad absoluta”. Aún así, no aclaran si van a participar en la comisión encargada al Defensor del Pueblo. ¿Por qué creen que los obispos mantienen la incertidumbre sobre su participación en la investigación promovida por el Congreso?

Es lo que les venimos reclamando: una señal inequívoca de que realmente están con las víctimas. Como dice el antiguo refrán: ‘Una cosa es predicar y otra, dar trigo’. Evidentemente, los obispos saben mucho de predicar, pero en este asunto de dar trigo no alcanzan a darlo. Eso es lo que esperamos de ellos. Lo que casi les exigimos, como pueblo de Dios que somos, creo que tenemos derecho a exigir cosas a los que son nuestros pastores: que pasen de las tinieblas a la luz de manera definitiva y sin ambigüedades.

Sabemos que cada obispo es soberano en su diócesis, pero nos parece un esquema feudal que debería cambiar. Es evidente que la Iglesia española es una y debería dar una respuesta unitaria a estos problemas

Es verdad que se han dado pasos. La auditoría externa de Cremades es un paso positivo porque se estaba haciendo muy poco. Se han creado las oficinas de atención a las víctimas, pero, otra vez, salvo en pocos casos, el funcionamiento está envuelto en la penumbra. No se sabe cuántos casos han llegado a cada diócesis, no se informa de ellos y muchas veces el trato a las víctimas, como el caso de la oficina de atención a las víctimas de Astorga, ha dejado bastante que de desear. Son cosas que tienen que cambiar. Con la carta que hemos entregado este lunes queremos pedir a los obispos que nos lo aclaren.

La auditoría impulsada por la Comisión Episcopal y promovida por el despacho de Javier Cremades ha recabado críticas de las víctimas, ¿comparten su punto de vista?

Si ellas desautorizan esta auditoría externa, es muy difícil conocer el alcance de ese problema, sin que las víctimas colaboren, sin que las diócesis abran sus archivos. Eso es lo que nos parece cuestionable de este proceso que se ha puesto en marcha. Creemos que es un paso positivo, pero en absoluto suficiente.

En su declaración ante los medios han alabado el funcionamiento del proyecto Repara, del Arzobispado de Madrid. ¿Qué diócesis lo están haciendo bien?

En Madrid lo que hemos visto es que periódicamente ellos informan de cuántas víctimas han atendido, son datos públicos. Preparan materiales sobre este asunto, como el excelente vídeo que sacaron a la luz en el que se desmontaban muchos mitos sobre los abusos sexuales en la Iglesia y en el que se decía que el dolor de las víctimas no prescribe, que una sola víctima es demasiada. En ese sentido, me gustaría resaltar que, independientemente de cualquier discusión que pueda haber sobre el porcentaje de sacerdotes abusadores o el porcentaje de abusos que se producen en la Iglesia, lo que sí está claro es que ya hay víctimas que han salido a la luz y que no se sienten atendidas ni reparadas por la Iglesia. Ese es un problema que hay que atender ya. Son personas concretas, cuyo sufrimiento se está prolongando por esa falta de verdad, justicia y reparación.

Ustedes se definen como cristianos de base, ¿resulta complicado mantener una vinculación con la Iglesia al comprobar cómo se han gestionado los casos de abusos sexuales que han llegado a algunas diócesis?

La respuesta a esta pregunta es muy personal. Creo que hay muchos cristianos escandalizados por la manera en la que Iglesia está gestionando esto y, sobre todo, por la manera en la que lo ha gestionado en el pasado. Por eso, pedimos ese cambio de actitud.

¿Qué consecuencias puede tener la gestión de la Conferencia Episcopal para el futuro del pensamiento católico? ¿Y para la búsqueda de nuevos fieles en nuestro país?

Esto es contrario a todos lo valores del Evangelio, que habla de proteger la vida y de poner a las personas en el centro. Aquí no se está poniendo a las personas en el centro, se está poniendo a la institución en el centro. Los abusos sexuales dentro de la Iglesia han creado heridas muy profundas. Para cuidar bien una herida y evitar que se gangrene y se pudra, hay que abrirla, limpiarla y airearla. Eso no se está haciendo y, mientras no lo hagan, la imagen de la Iglesia queda afectada. Repasando noticias estos días me impresionó la imagen de los obispos franceses arrodillados pidiendo perdón delante de una cruz. Es verdad que nuestros obispos han pedido perdón, pero lo han hecho de una manera ambigua e insuficiente.

Los abusos sexuales dentro de la Iglesia han creado heridas muy profundasJuan Ignacio Cortés — Portavoz de Alandar

Entre las reivindicaciones impulsadas por su colectivo, piden la creación de una oficina centralizada, financiada por la CEE y la Conferencia Española de Religiosos. ¿Qué papel debe tener este organismo en la gestión de denuncias? ¿Creen que podrá mantener la independencia?

Hay experiencias parecidas en otros países. Por ejemplo, en Irlanda, uno de los países más afectados por estos problemas, existe un fondo dedicado a atender las necesidades sociales de las víctimas al que contribuyen varias órdenes religiosas, diócesis del país y el Estado. Ojalá existiese algo parecido en algún momento en España. Sabemos la teoría, que cada obispo es soberano en su diócesis, pero nos parece que es un esquema feudal y que debería cambiar. Es evidente que la Iglesia española es una y debería dar una respuesta unitaria a estos problemas.

¿Qué esperan de la comisión del defensor del pueblo?

No lo sabemos muy bien. Creemos que es un instrumento que puede ser útil para alcanzar la justicia y reparación, pero está por verse. Ni siquiera se ha creado oficialmente. Es muy importante su composición. Sería deseable que estuviesen representadas las víctimas, o que tuviesen un papel en esa comisión, y también los numerosos expertos que desde el campo del periodismo, desde las ciencias sociales –están ahí las investigaciones de las universidades del País Vasco y de la Oberta de Catalunya– con expertos que deben estar presentes, también gente del proyecto Repara o de la asociación Betania. Puede ser un instrumento útil, pero depende de la composición del equipo y de los expertos que incorporen.

¿Qué respuesta esperan de la Conferencia Episcopal a la carta que han registrado este lunes?

No nos importa tanto que nos respondan o no nos respondan a la carta, que nos llamen o no nos llamen para hablar del tema, sino que den ese paso de dejar atrás ambigüedades, tinieblas y que realmente pongan a las víctimas en el centro de la acción.

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