Toharia: «En ese contexto, decir que hay una persecución laicista, me parece cuando menos exagerado»
COMENTARIO: Algunos "progres" siguen empeñados en confundir con lo del laicismo excluyente y la laicidad inclusiva, el primero perverso y el segundo adorable. El laicismo es el movimiento que busca la separación de la religión y el Estado para conseguir la igualdad de toda la ciudadanía, la libertad de conciencia y los derechos universales para todas las personas. La laicidad es el conjunto de cualidades del Estado para que sea una realidad. Valga esta noticia para colocar a cada cual en su sitio, especialmente a quienes desde la política debían promover esa aconfesionalidad y neutralidad del Estado. Lo religioso, como lo no religioso, es un derecho de los individuos, y con independencia de quienes sigan una u otra opción, no puede afectar al ámbito de lo público, donde convivimos todos al margen de convicciones o creencias particulares de cada cual. Como bien dice Toharia, ¿dónde está la persecución religiosa? Lo que si tenemos claramente es una intromisión religiosa y unos privilegios a los que desde el laicismo nos oponemos porque buscamos la igualdad, la libertad, la justicia,…
"¿Existe Dios todavía?", se preguntó este mediodía el sociólogo Javier Elzo, durante la presentación, en la Asociación de la Prensa de Madrid, de su último libro, "Los cristianos, ¿en la sacristía o tras la pancarta?" (PPC), junto a Ramón Jáuregui y el presidente de Metroscopia, José Juan Toharia.
"Estaríamos locos si concediéramos más importancia a lo que no sabemos y nos separa que a lo que sí conocemos y nos une", respondió el sociólogo, parafraseando al debate entre un filósofo y un teólogo franceses. "A la búsqueda de la esperanza perdida" podría haber sido el título de esta exposición, pues "hay mucho de eso en mi persona".
"En España vivimos en estos momentos en los extremos", denunció Elzo, entre "un catolicismo rancio, cruzadista, que sólo ve pecado en el mundo, con una Iglesia jerárquica que entiende que lo que tiene que hacer es predicar y decir cómo comportarse e imponer su moral a los demás; y un laicismo excluyente de lo religioso, que quiere reducir a la Iglesia a la sacristía, a la vida privada".
En su libro, Elzo muestra su preocupación por la existencia de "dos Españas", polarizadas "entre un catolicismo rancio" y "un anticatolicismo que creíamos superado". Con una tirada de 3.000 ejemplares, Los cristianos… "nace de mil preguntas de signo religioso que a lo largo de mi vida me he ido formulando".
Qué supone ser cristiano, cómo vivir en una Iglesia "en gran parte escindida", cómo recuperar la ilusión perdida tras el Vaticano II, cómo seguir siendo católico cuando la jerarquía "aparece demasiado frecuentemente como inhumana, que es lo peor que le puede pasar a la Iglesia católica".
Abrió el juego Luis Aranguren, editor de PPC, quien definió a Javier Elzo como "un intelectual católico, con ideas propias y con capacidad de interrogarse por lo que ve". Aranguren alabó el pensamiento "actual" de Elzo, su capacidad para "crear y recrear caminos". "Necesitamos personas como Javier, un hombre libre ante las estructuras eclesiásticas y políticas, una brújula para despertar".
"El fanatismo religioso nos puede llevar a concepciones que la ciudadanía no acepta, como la humillación de la mujer, el terrorismo o el teocratismo político", añadió Ramón Jáuregui, quien lamentó que en 20 años "no hemos avanzado en el PSOE en hacer natural lo que es lógico: aceptar que pueden expresarse con libertad, sin perder su compromiso con la fe, los socialistas cristianos". Eso sí: "la jerarquía tampoco ha ayudado nada".
Para el diputado socialista, se trata de un "libro muy sincero, muy honesto, un tratado de la sociología religiosa de nuestro país", un país que se sigue contemplando en esa dicotomía clerical-anticlerical. "Hace muy poco tiempo, quienes estaban tras la pancarta eran los obispos", criticó Jáuregui, quien no obstante reconoció que "junto al clamoroso silencio de la Iglesia en la reivindicación de una fiscalidad progresiva, hay una práctica religiosa conmovedora de solidaridad y fraternidad desde la fe".
El diputado socialista anunció que llevarían una propuesta al próximo Congreso del PSOE para definir lo religioso "como un hecho social, que configura sociedad, que desempeña un significativo papel en la construcción de la sociedad. Lo religioso es, por tanto, algo que la izquierda política tiene que normalizar y democratizar". ¿Y la Iglesia? "La Iglesia tiene que aceptar una laicidad incluyente". En puntos como el matrimonio gay, la igualdad de género, el divorcio, la igualdad o la presencia de la enseñanza religiosa en la escuela pública. En estos asuntos, "hemos topado con auténticos problemas".
Jáuregui insistió en dos grandes problemas: la enseñanza y la financiación de la Iglesia. "Es necesario un nuevo debate" apuntó. La propuesta del PSOE, "desde la aceptación de la colaboración económica del Estado con las confesiones religiosas, hay que apostar por la autofinanciación", que ya aparece en los Acuerdos Iglesia-Estado. Y sobre la educación, "creemos que la asignatura de Religión que quiere establecer el Gobierno convierte la religión confesional en evaluable". Sí reclamó una educación en el hecho religioso, "no confesional".
Finalmente, José Juan Toharia, presidente de Metroscopia, calificó el libro como "algo peculiar, un libro de memorias disfrazado de reflexión sociológica". "Es una persona libre, que siempre ha dicho lo que tenía que decir sin provocar heridas", indicó el sociólogo, quien destacó el momento en que Elzo "redescubrió algunos textos del Vaticano II, preguntándose qué fue de esto".
"Tiene el valor de decir que el pontificado de Juan Pablo II fue mediocre. Para mí fue un desastre", añadió Toharia. "Por fortuna, ahora tenemos un Papa nuevo que tiene la maldita manía de ponerse al lado de los pobres". "Cuando dos partes no se entienden, quien tiene más culpa es la que históricamente tiene la misión de llevar un mensaje", criticó.
"En un país donde el 70% de la población se declara católica, pero con matices, pero practicantes sólo se definen el 17%. Hay un 53%, media población española, que se define o como católica no practicante, que está en militancia suspendida", añadió. 7 de cada 10 españoles se identifican con el mensaje evangélico, "están de acuerdo con el fondo, pero no con la forma", con el mensaje de la jerarquía. "En ese contexto, decir que hay una persecución laicista, me parece cuando menos exagerado".
"En España quien hoy diga que existe un conflicto religioso pendiente, o miente o no está bien informado", proclamó el responsable de Metroscopia. "El problema es que los obispos no terminan de sacar un mensaje que se salga de la pedagogía del no". Ahora que se cumplen los 50 años del Concilio Vaticano II, Toharia recordó "una Iglesia en la que merecía la pena creer".
Presentación del libro de Javier Elzo
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