El líder supremo de Irán ha dicho que la revuelta supuso “un examen político” que el país superó
l líder supremo de Irán, ayatolá Alí Jamenei, ha insistido en que no habrá misericordia para los culpables de los incidentes ocurridos tras las últimas elecciones, como no la hubo para quienes se opusieron a la República Islámica.
En un discurso difundido a través de la radio nacional, la máxima autoridad iraní ha subrayado, asimismo, que la cruenta revuelta postelectoral supuso "un examen político" que el país superó gracias a su gran potencial.
"Todos aquellos implicados en los últimos acontecimientos deben saber que la República Islámica no piensa perdonar a los culpables, tal como no perdonó a aquellos que se opusieron al Estado" en 1979, ha declarado.
Jamenei ha vuelto a subrayar que si se demuestra que alguien ha cometido un delito "deberá hacer frente a la Justicia y será tratado como merece".
Las consecuencias de la revuelta
Alrededor de una treintena de personas -según cifras oficiales- murieron y más de cuatro mil fueron encarceladas durante las protestas que estallaron tras la polémica reelección del presidente, Mahmud Ahmadineyad.
La oposición, que ha denunciado un fraude masivo, eleva a 69 la cifra de víctimas mortales.
Más de 4.000 personas fueron detenidas tras la revuelta política
Además, el candidato pro reformista derrotado Mehdi Karrubí ha denunciado abusos sexuales y torturas a algunos de los arrestados tras los comicios del 12 de junio.
El pasado miércoles, Jamenei, quien ha expresado su apoyo a Ahmadineyad, alabó el trabajo de las Fuerzas de Seguridad durante la represión, pero advirtió de que si alguno de ellos ha cometido delitos deberá ser castigado.
A finales de julio, el propio líder supremo ordenó el cierre del penal de Kahrizak, en el sur de Teherán, después de que salieran a la luz noticias sobre abusos. La Policía ha admitido "irregularidades" y por ello ha destituido y encarcelado al alcaide y varios agentes.
Un examen político
En el discurso divulgado hoy, Jameneí ha reiterado, igualmente, que los disturbios fueron inesperados, aunque habían sido orquestados con antelación.
Supusieron para el sistema "un examen político que la República Islámica superó gracias a sus enormes capacidades", ha señalado.
"Teniendo en cuenta la misión que tiene la República Islámica, y las libertades que existe en su marco, no se esperaba este tipo de acontecimientos", ha subrayado.
Los profesores universitarios, hacia quienes iba dirigido el discurso, tienen ahora, según Jameneí, una importante responsabilidad a la hora de hacer frente a esta "revolución de terciopelo".