El régimen islámico ha sostenido como argumento una desconfianza a las dosis desarrolladas en Estados Unidos, Alemania y del Reino Unido.
Una polémica decisión se ha tomado en Irán en plena pandemia de la Covid-19. El régimen islámico, liderado por el ayatollah Ali Khamenei, ha prohibido la importación de las vacunas de Pfizer, Moderna y Oxford que se desarrollaron contra la letal enfermedad que, según la Universidad Johns Hopkins, ya cobró la vida de más de 55.000 personas.
El líder iraní dijo que sentía «desconfianza» por las dosis elaboradas en Estados Unidos, Alemania y del Reino Unido. “Realmente no confío”, dijo Khamenei sobre esas naciones. “A veces quieren probar sus vacunas en otros países», y agregan: “Yo tampoco soy optimista (sobre) Francia”.
La postura de Teherán evidencia aún más su tensa relación con Occidente. Esta semana, aparecieron una serie de medidas destinadas a aumentar la influencia del país antes de que el demócrata Joe Biden se convierta en presidente el 20 de enero.
Irán comenzó a enriquecer uranio a niveles nunca vistos desde su acuerdo nuclear de 2015 con las potencias mundiales. Bajo la era Trump, Estados Unidos en 2018 se retiró del acuerdo y volvió a imponer sanciones a Teherán, lo que provocó una serie de incidentes cada vez mayores.
En el mismo discurso, el líder iraní se refirió a la tormenta política que sacude a su adversario global en los últimos días. “Esta es su democracia; esta es la situación de sus elecciones“, dijo Khamenei, sonriendo, durante su discurso. Sugirió que se estaba pagando a Estados Unidos por incitar las tensiones en Irán en 2009, después de su elección.
Sin éxito, Irán ha luchado para detener el peor brote de coronavirus en Oriente Medio, que ha infectado a casi 1,3 millones de personas y ha matado a casi 56.000. Sin embargo, Khamenei aprobó el viernes la importación de vacunas de otros lugares “seguros” y sigue apoyando los esfuerzos de Irán para producir una vacuna propia.