Al menos veinte personas de alrededor de 15.000 manifestantes detenidos afrontan cargos que se castigan con la horca, según una organización de derechos humanos
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos ha reclamado la liberación «inmediata» de las «miles» de personas que permanecen detenidas en Irán por su implicación en manifestaciones «pacíficas» a raíz de la muerte de la joven Mahsa Amini, detenida por incumplir el código de vestimenta islámico, y ha expresado su preocupación por nueve casos que pueden terminar en una condena a muerte.
La Fiscalía iraní elevó a más de mil las imputaciones emitidas sólo en la región de Teherán, que se sumarían a varios cientos más en todo el país. Naciones Unidas, sin embargo, cree es que momento de «levantar los cargos» contra todos los detenidos.
«La normativa de Derechos Humanos protege los derechos de la población a la reunión pacífica y a la libertad de expresión», ha subrayado un portavoz del Alto Comisionado, Jeremy Laurence, al lamentar la «creciente dureza» con la que las autoridades iraníes están respondiendo a una ola de movilizaciones «sin precedentes».
A la ONU le preocupa especialmente la situación de nueve personas que han sido imputadas con delitos susceptibles de ser castigados con la pena de muerte. Laurence ha apostado por la abolición de este tipo de penas y que, en caso de aplicarse, no afecten a «delitos que no resulten directa o indirectamente en situaciones de muerte».
«Por tanto, instamos a las autoridades iraníes a imponer inmediatamente una moratoria sobre la pena de muerte, a abstenerse de imputar delitos capitales y a revocar las sentencias que no fuesen dictadas por delitos que entren en la categoría de ‘crímenes más graves'» ha enfatizado el portavoz.
Pena de muerte para los manifestantes
El pasado 8 de noviembre los legisladores iraníes bajo el liderazgo del ayatolá Ali Khamenei, votaron en el Parlamento aplicar castigos estrictos, como la pena de muerte, contra los manifestantes que han participado en las revueltas desatadas tras la muerte de Masha Amini, se estima que el número de manifestantes encarcelados ronda en torno a unas 15.000 personas.
Tras la noticia, los iraníes volvieron a invadir las calles para manifestar su descontento ante la represión del Gobierno iraní y atacar al régimen de los ayatolás.