En Irán, 716 niñas menores de 10 años contrajeron matrimonio en 2011, según datos ofrecidos por la Oficina de Registros Civiles, que también indica un espectacular incremento de enlaces matrimoniales de adultos con niñas menores de 15 a
Farshid Yazdani, miembro de la Asociación para la Defensa de los Derechos del Niño, ha declarado que está aumentado el número de niñas menores de 10 años obligadas a contraer matrimonio. Según la activista en 2009 fueron casadas 449 niñas y 716 en 2011. En Irán, es lícito contraer matrimonio pedófilo con una niña de 9 años si se cuenta el consentimiento del padre, ya que Mahoma, como indica un hadiz, mantuvo relaciones sexuales con Aisha, su esposa predilecta, cuando ésta tenía 9 años de edad.
Ha añadido Yazdani en su informe, siempre basándose en datos oficiales, que el porcentaje de niñas casadas menores de 15 años se ha incrementado en un 45%. En 2006 fueron consideradas aptas para el consumo sexual 33. 383 menores de 15 años; en 2007 la cifra superó los 35.996 casos y en 2011 el número de este tipo de transacciones ascendió a 45.459.
Mahoma, que encarna la perfección moral para los mahometanos, tuvo un sueño en el que Alá le indicó que debía casarse con Aisa. Y el Profeta cumplió la sórdida ocurrencia divina cuando frisaba los sesenta años de edad, aunque él, por supuesto, únicamente violó a niña de nueve años porque Alá así lo dispuso. Al-Bujari relata el hecho en uno de sus hadices:
De Aisha, que Alá esté complacido con ella, que dijo:”El Profeta, al que Alá le dé Su gracia y paz, se casó conmigo cuando yo tenía seis años. Entonces vinimos a Medina y me alojé entre los Banu Hariz Ibn Jazray. En esos días contraje una enfermedad y se me cayó el pelo. Y cuando volví a tener una abundante melenita vino a mí mi madre, Umm Ruman, mientras yo estaba columpiándome en compañía de unas amigas; y me llamó y acudí a ella sin saber lo que quería. Entonces me tomó de la mano y me llevó hasta la puerta de la casa. Yo estaba sin aliento; y cuando lo recuperé, tomó algo de agua y me la pasó por la cara y el pelo. Luego me hizo entrar en la casa, en la que había unas mujeres de los Ansar que dijeron:”Que sea con bien, con baraka (bendición) y con buenos auspicios”; y me entregó a ellas y me prepararon (para el matrimonio). Por la mañana vino de repente el Mensajero de Alá, al que Alá le dé Su gracia y paz, y mi madre me entregó a él. En aquel momento yo era una niña de nueve años”.
Y de los tiempos del pedófilo Mahoma llagamos a la era de la República Islámica de Irán, donde los ayatolas siguen avalando en el siglo XXI la repugnante violación de niñas, como hizo Jomeini cuando indicó a los padres:”No dejéis que vuestras hijas tengan el primer sangrado en casa”.
Combatimos la pedofilia y el abuso de menores en Filipinas o Tailandia; perseguimos en Occidente a los indeseables que intercambian vídeos y fotografías de carácter pedófilo por Internet, sin embargo, obviamos, no se sabe por qué oculta razón, que tal perversión está institucionalizada en el mundo islámico. Tal vez sea necesario recordar al hipócrita Occidente, “defensor” a ultranza de los Derechos Humanos, que la condición humana de una niña filipina, iraní, saudí o yemení es la misma.