El parlamento del país ha aceptado un proyecto de ley que deja en manos de los clérigos el matrimonio, el divorcio o la tutela de los hijos
El Irak que batalló contra las huestes del autodenominado Estado Islámico quiere tumbar una de las leyes de estatuto personal más liberales de Oriente Próximo. La reforma, aprobada preliminarmente por el Parlamento, proporcionará amplios poderes a los religiosos de cada uno de los credos que componen la aún diversa sociedad iraquí. Una cesión que podría legalizar el matrimonio a partir de los nueve años de edad.
«Estamos muy preocupados», reconoce a EL MUNDO Hanaa Edwar, una histórica activista de derechos humanos que dirige en Bagdad la asociación Al Amal (Esperanza, en árabe). «La propuesta de reforma permitirá que los contratos de matrimonio se realicen conforme a las creencias de los futuros esposos. Según el islam, la edad permitida para casarse podría bajar hasta los nueve años«, denuncia Edwar.
Irak era hasta ahora uno de los países más avanzados de la región. El matrimonio, el divorcio o la custodia de los hijos no se regían por la «sharia» (legislación islámica) -como sucede entre sus vecinos- sino a través de una legislación de estatuto personal aprobada en 1959 que había sobrevivido al ocaso de Sadam Husein y a tres lustros de violencia sectaria y sobresaltos.
La norma establecía los 18 años como edad legal para contraer matrimonio aunque un juez podía autorizar enlaces con 15 años en casos de «urgencia»; prohibía los matrimonios forzosos; limitaba la poligamia y garantizaba los derechos de la mujer en la separación, la custodia de los hijos y la herencia. Así, proporcionaba la posibilidad a la madre de lograr la tutela de sus vástagos en caso de divorcio y velaba por su derecho a heredar del cónyuge frente a las restricciones marcadas por la jurisprudencia religiosa.
«Las nuevas enmiendas consagran la división sectaria porque dejan los temas importantes en manos de los clérigos. Es el fin de la separación de poderes que recoge la constitución», señala la activista. Un temor que secunda, en declaraciones a este diario, la diputada iraquí Vian Dajil. «Me niego a hablar de este asunto desde el punto de vista de la religión. Según la nueva ley, la fuerza recae en la decisión de un jeque. Si dice que la chica está preparada aunque tenga nueve años, se casará», lamenta con el recuerdo de las cientos de adolescentes de la minoría yazidí convertidas en esclavas sexuales del IS (Estado Islámico, por sus siglas en inglés).
«Ningún político aceptaría que su hija se casara con 9 años»
Los nueve años es una cifra cargada de simbolismo para algunos seguidores de Mahoma, que insisten en que la esposa del profeta tenía tal edad. «En Irak hay cientos de miles de refugiados que se enfrentan a muchas dificultades. La mayoría de las familias tienen varias hijas. Podrían buscar como salida casar a sus hijas con esta edad», desliza la yazidí Dajil, convertida en voz del sufrimiento de su maltratada comunidad. «Estamos ante un intento de crear una generación de madres de 13 años«, alerta.
La reforma legislativa superó su primer escollo el pasado 1 de noviembre, cuando el Hemiciclo aceptó preliminarmente una propuesta firmada por 40 parlamentarios. Uno de sus artículos más controvertidos establece que «se permiten los contratos matrimoniales entre los fieles de las sectas suní y chií conforme a su fe. Serán llevados a cabo por los juristas de ese credo».
La tentativa de derribar la norma en vigor desde 1959 no es, sin embargo, una novedad. La élite chií que gobierna el país desde la invasión de 2003 ha protagonizado otras dos intentonas previas. En 2004, el Gobierno amagó con modificar el texto y volver a introducir tribunales religiosos pero las protestas de los colectivos sociales frustraron el movimiento. Una situación similar ocurrió hace tres años, cuando afloró un borrador que legalizaba la violación dentro del matrimonio, prohibía a los musulmanes casarse con no musulmanas e impedía a las féminas abandonar el hogar familiar sin el consentimiento del esposo. En ambas ocasiones, el retroceso acabó en papel mojado por la presión popular.
Ahora, con los yihadistas en retirada y Bagdad reforzado ante su pugna con los kurdos, la situación podría ser diferente. «Los diputados kurdos y parte de los suníes lo rechazan pero creo que hay una mayoría de políticos chiíes a favor. Si es así, podrá ser aprobada», advierte Dajil. «La ley es un ataque contra los derechos humanos pero quienes la promueven consideran que salvaguardarán a las menores de edad. Mi opinión es que los niños deberían vivir su infancia con naturalidad. Deben aprender en las escuelas y no asumir responsabilidades. Ningún político aceptaría que sus hijas se casaran con nueve años. ¿Cómo son capaces de pedirlo para el prójimo?», esboza la combativa parlamentaria.
La iniciativa legislativa, que ha suscitado la censura de organizaciones no gubernamentales, ha llegado incluso hasta la ONU. Su misión en Irak ha llamado a aprovechar la discusión para iniciar «amplias consultas» que «garanticen el respeto, la protección y el compromiso de los derechos de las mujeres y las niñas respecto al matrimonio y otros asuntos» sin vulnerar la convención de los derechos del niño de la ONU, rubricada por el país árabe.
La enésima embestida conservadora se produce cuando las mujeres corren el riesgo de desaparecer de la vida pública, sepultadas por el sectarismo y el poder de las tribus. «En 2004 las mujeres ocupaban algunos puestos en el Gobierno pero su número se ha reducido dramáticamente en los últimos diez años», admite Edwar. Si en el primer Gabinete tras la caída de Sadam, las féminas ocupaban seis ministerios, en la actualidad solo mantienen dos carteras. Una disminución perceptible también en la calle. «Hay un aumento de la violencia hacia mujeres y niñas», concluye Edwar.