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Investigan a un profesor de un centro concertado religioso en Sevilla por forzar un beso a una alumna de 13 años

La madre de la menor ha denunciado al docente ante la Policía Nacional, tras conocer por boca de su hija que el profesor la había llevado a un “cuartillo” y le había insistido en que le diera un beso en los labios, alzando el tono al exigirlo y acercándose a ella en contra de su voluntad

La Policía Nacional investiga un posible caso de agresión sexual a una alumna de 13 años por parte de un profesor de un colegio concertado de carácter religioso en Sevilla. De acuerdo con los hechos que recoge la denuncia a la que ha tenido acceso este periódico, el profesor de Educación Plástica le pidió a la menor que le diera un beso “al tiempo que se señalaba sus labios” y, ante su negativa, “volvió a insistirle hasta en cuatro ocasiones”, alzando la voz en el último intento en el que se acercó a la menor y esta se vio “obligada a taparse su boca con el dorso de su mano”, sintiéndose “aterrada”.

Ambos se encontraban a solas en “un cuartillo anexo al aula”, después de que la menor le pidiera papel higiénico para limpiar la mancha de tinta que se le había caído al pupitre durante la actividad que estaban desarrollando en clase. El docente, según refiere la denuncia interpuesta por la madre de la menor el pasado 30 de octubre, “intentó llevarla al fondo” de esa estancia y “le terminó dando el beso en la mejilla tras girar su hija la cabeza”.

Al regresar al aula, varios compañeros de la alumna le preguntaron “qué había sucedido al oír las voces del profesor”. Entonces, asesorada por una amiga, la menor se dirigió al jefe de estudios del centro para contar lo sucedido, y este trasladó los hechos a la directora, que contactó seguidamente con la madre de la alumna afectada. Según afirma a este periódico la responsable del centro, se abrió expediente informativo-sancionador y se notificó al servicio de inspección educativa “desde el primer momento” en que se tuvo conocimiento del suceso por boca de la alumna.

No obstante, añade la directora, la investigación interna ha quedado “bloqueada” al no autorizar los progenitores de la menor que se le tomara declaración. La dirección aguarda ahora las actuaciones de instancias judiciales, con las que aseguran estar colaborando, para esclarecer si los hechos entrañan “consecuencias jurídicas o laborales”. La responsable del centro subraya que, mientras estuvo abierto el expediente, se adoptaron “las medidas para garantizar el no contacto, en ningún caso, del docente con la menor”, siguiendo el protocolo previsto para estos casos.

Al considerar insuficiente la actuación del colegio religioso, la madre ha cambiado a la menor de instituto para evitarle “un problema de salud mental” a su hija, que estuvo dos semanas sin ir a clase tras aquel episodio, por “miedo” a cruzarse con el profesor por el centro. “Entiendo que hay que respetar la presunción de inocencia, pero es un adulto contra una niña de 13 años y ese hombre sigue dando clases, rodeado de menores”, lamenta la madre que ha denunciado los hechos y que critica que “ante la duda, él sigue allí y ella no”. “Parece que la que tiene que huir es ella”, deplora.

Testimonio del profesor denunciado

La denunciante cuenta que el profesor de Plástica era el “preferido” de su hija y él también mostraba predilección por ella, que tiene mucho talento para el dibujo. En la denuncia figura que “su hija siempre le ha dicho que el profesor solía ser más cariñoso con ella que con el resto de alumnos, pero que no era algo extraordinario”.

El relato de la menor y el testimonio del profesor recogido en el acta del centro –a la que también ha accedido este periódico– ofrecen versiones opuestas que corresponde esclarecer a la investigación judicial que está en marcha. Según el denunciado, la alumna de 13 años “se había enfadado la semana anterior por un ejercicio de dibujo que no le salía bien”. En la clase siguiente (la del martes 29 de octubre), a una compañera se le derramó tinta encima del pupitre y la menor en cuestión comentó que esa mancha no se quitaría, a lo que el profesor respondió cogiéndola del antebrazo e indicándole “que pase a la pileta para lavarse las manos con el jabón que se encuentra allí y de paso, llevárselo para limpiar la mesa”.

Como se refleja en el acta, “esta pileta se encuentra en el interior del cuartillo donde los profesores de Plástica guardan sus materiales, junto a la puerta”. Cuando ambos se encontraron allí, el profesor preguntó a la alumna “si ya se le había pasado el enfado de la semana anterior, a lo que ella responde que sí”. El docente justifica así que le pidiera “que le dé un beso para así olvidar el incidente”. “Ella no responde, él se le acerca para darle un abrazo y le da un beso en la frente”, concluye el relato del profesor denunciado.

En conversación con elDiario.es Andalucía, la madre reprocha a la directora del centro que le pidiera a su hija “que no contara lo sucedido a nadie”. Y que el docente continúe dando clases sin que nadie le pudiera garantizar que la menor se iba a cruzar con él por el pasillo. De ahí que haya optado por matricularla en otro centro, al que se incorporó hace unas semanas.

“Sensación de incomodidad”

Del relato de la alumna de 13 años, que su madre puso en conocimiento de la Policía Nacional al día siguiente del suceso, se desprenden sentimientos de “incomodidad” y “terror”. En el primer momento, en el que el profesor le entregó papel a su hija, todavía en la clase, la menor cuenta que “le cogió la mano y entrelazó sus dedos con los de su hija, provocándole sensación de incomodidad, apartando su hija de manera brusca la mano”.

Fue al ver que la mancha de tinta no terminaba de desaparecer del pupitre cuando se dirigió de nuevo hacia el profesor para comunicarle que no había conseguido limpiarla, a lo que el docente le respondió que todas las manchas se “quitaban” para posteriormente “agarrarla por el brazo y llevarla hacia un cuartillo anexo al aula, donde intentó llevarla al fondo del mismo”, según recoge la denuncia.

La niña “pensó que el profesor le iba a dar algún producto para retirar la tinta”, pero “pudo observar cómo el bote de quitamanchas estaba en una estantería que se ubicaba a mitad del habitáculo” y, por eso, “retiró de manera brusca el brazo al profesor” que la tenía agarrada. Acto seguido, continúa la denuncia, el docente se acercó y le dijo “dame un beso” mientras “se señalaba sus labios”. La madre deja constancia en la denuncia de que “su hija se negó y comenzó a sentirse aterrada”.

El denunciado “volvió a insistirle hasta en cuatro ocasiones que le diera un beso”, y en el último intento “este elevó el tono de voz al exigirle dicha acción, viéndose la menor obligada a taparse su boca con el dorso de su mano”. La denuncia añade que el profesor de Plástica le preguntó en dos ocasiones a su hija “por qué no le había dado un beso, a lo que la menor asintió con la cabeza, a modo de no saber por qué, saliendo del cuartillo y dirigiéndose a su pupitre”.

La investigación está abierta y el próximo mes de enero hay prevista una primera citación judicial de la menor para prestar declaración como “perjudicada”. Este paso ayudará a avanzar en la causa que investiga si se trata o no de un nuevo caso de agresión sexual a menores en el contexto del aula.

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