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Intervención de Francisco Delgado de Europa Laica en el homenaje a Cayetano Ripoll, el último ajusticiado por la Inquisición

El pasado 1 de junio de 2021, en el Ateneo de Madrid, el expresidente de Europa Laica, Francisco Delgado ofreció una exposición sobre Cayetano Ripoll, el último ajusticiado por la Inquisición. Presenta y modera Charo Hernández.

Transcripción de la intervención de Francisco Delgado de Europa Laica

Cayetano Ripoll. Un maestro en el Ateneo. El último ajusticiado por la Inquisición

Sólo unas muy breves pinceladas en los escasos 15 minutos…  de los que dispongo…  Centrándome básicamente en el significado de la vulneración de la laicidad del Estado y del ataque a la libertad de conciencia a lo largo de siglo XIX en España, cuando ya en Europa corrían otros vientos ilustrados.  Sobre estos hechos de hace más de 190 años… y sobre el maestro Ripoll hay fuentes diversas, algunas contradictorias… y no demasiada información.

Anuncio en «El Liberal» (Madrid), del 29 de julio de 1931, en la pág. 2.

Velada homenaje al maestro Cayetano Ripoll, última víctima de la Inquisición, organizado por la Sección de Pedagogía. Intervendrán Victoria Zárate, secretaria de la sección, que disertará sobre «La religión en la escuela», Fernando Valera, que hablará sobre «La libertad de conciencias» y Rodolfo LLopis, director general de Primera Enseñanza y presidente de la sección.

Es un honor estar hoy también aquí, hablando sobre la misma cuestión…

Aunque la realidad ha cambiado enormemente, sin embargo, 90 años después… debatimos sobre las mismas cuestiones en materia de laicidad…

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Don Eugenio García y Barbarín (En su Historia de la Pedagogía Española – de1915), afirmaba:  

Restablecida en 1820, la Constitución de 1812, gracias el pronunciamiento de Riego, volvió a tratarse la Enseñanza con entusiasmo”. En 1821 las Cortes aprobaron un “Reglamento General de Instrucción Pública”, cuyo artículo primero decía: “Toda Enseñanza costeada por el Estado o dada por cualquier Corporación, con autorización del Gobierno, será pública y uniforme”.  En el art. 3º  expresaba: “La Enseñanza será gratuita”. En el once: “La Enseñanza se dará en escuelas públicas de primeras letras”. Y se encargaban a las Diputaciones provinciales (surgidas con la Constitución de 1812) que propusieran el número de escuelas y los lugares donde habían de situarse.

Es necesario destacar la escasa vigencia de este Reglamento, que -en parte- reproducía las ideas del Informe Quintana (1813/14), ya que tuvo que enfrentarse a múltiples problemas de inestabilidad política, además de críticas por parte de liberales absolutistas y de liberales radicales (unos por calificarlo de demasiado progresista y avanzado y los otros por demasiado conservador).

Hay que tener en cuenta que la Constitución de 1812 había establecido en su título IX y a lo largo de los arts. 366 al 371, las características que debería de tener la Instrucción Pública:

…»en todos los pueblos de la Monarquía se establecerán escuelas de primeras letras, en las que se enseñará a los niños a leer, escribir y contar, y el catecismo de la religión católica, que comprenderá una breve exposición de las obligaciones civiles…  Las  Cortes por mediode planes y estatutos especiales arreglarán cuanto pertenezca al importante objeto de la INSTRUCCIÓN PÚBLICA… y, concretamente en el 371 se establecía, además, la LIBERTAD DE EXPRESIÓN: “Todos los españoles tienen libertad de escribir, imprimir y publicar sus ideas políticas, sin necesidad de licencia, revisión o aprobación alguna anterior a la publicación… “

Como se puede observar el liberalismo español de las Cortes de Cádiz que elaboraron esta Constitución participan, en parte, de la idea de progreso heredada del siglo XVII, de la Ilustración y de la Revolución francesa: la igualdad y, por ello, un proyecto de Enseñanza universal era clave para construir ese Nuevo Estado al que aspiraban y ello a pesar de las enormes resistencias con las que se encontraban, por parte del caciquismo decimonónico, de la monarquía y, sobre todo, del clero.

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Por cierto en esas Cortes en representación de la Iglesia había un diputado clérigo nacido en Nerpio (Albacete): Simón López García, que se había pronunciado como un radical antiliberal y en contra de las ideas ilustradas. Y que sería arzobispo de Valencia cuando asesinaron al mestre Ripoll.

Durante el  Trienio Liberal  (1820-1823), este clérigo se negó a acatar la Constitución de 1812 (rechazó el decreto del 12 de abril de 1820 que mandaba explicar la Constitución en las iglesias)…  y fue desterrado de la península.

Se estableció en  Roma, bajo el amparo papal de Pío VII. En 1823 fue elegido papa  León XII, que lo designó arzobispo de Valencia, al inicio de la Década Ominosa…  el 27 de septiembre de 1824, contaba -por entonces- ochenta años de edad, murió en 1831 y durante ese tiempo en Valencia redactó frecuentes pastorales previniendo sobre los peligros de las ideas liberales, ilustradas, laicas y contra el derecho a la libertad de conciencia y de expresión.

Sería este clérigo…  quien (directa o indirectamente) ordenaría condenar y ejecutar al maestro de escuela de la pedanía de Ruzafa, por entonces: Cayetano Ripoll. O con su consentimiento y pasividad.

***

Hay que situarse en el contexto histórico: El hecho se sitúa, tras el Trienio Liberal…  Durante los comienzos de la Década Ominosa o segunda restauración del absolutismo (1823-1833) por parte de Fernando VII.

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Napoleón había decretado la abolición de la Inquisición en diciembre de 1808 y los clérigos más notables andaban dispersos por toda España, unos escondidos… y otros “colaborando” con el bonapartismo.

Incluso en algunos lugares del territorio actuaban como si nada hubiera ocurrido, haciendo valer su poder. Así que, en las Cortes de Cádiz, donde se debatía la Constitución, los aliados del Antiguo Régimen lucharon para tratar de reinstaurarla constitucionalmente.  Sin éxito, afortunadamente.

Argumentaban que el Santo Oficio había sido eliminado por “Napoleón, el invasor”, ello incluso les había proporcionado protagonismo y cierto apoyo popular, proclamando que la Religión Santa era la única esperanza, para así defender la Nación de los franceses.

La cuestión religiosa fue uno de los recursos utilizados en la Guerra de Independencia para tratar de levantar el ánimo patriótico de los españoles contra los invasores.  Ello generó un ánimo popular religioso, aprovechado por el poder político y monárquico, durante la guerra (1808-1814) y, sobre todo, una vez finalizada.

Toda esta situación hace que la religión católica esté incluida en el articulado de la Constitución de 1812, referido a la Instrucción Pública indicando en el artículo 366 que el catecismo se enseñará en las escuelas,  obligatoriamente. Y que el artículo 12 exprese -con rotundidad- que la religión de la Nación española es y será perpetuamente la católica, apostólica, romana, única verdadera. La Nación la protege por leyes sabias y justas, y prohíbe el ejercicio de cualquiera otra.

El profesor Manuel Atº. Pacheco, en un artículo publicado en 2010 en la Revista de Inquisición (Intolerancia y Derechos Humanos), afirma: -“Esta religiosidad que recoge la Constitución es la que emanaba de una parte importante del pueblo español  de la época…   y los más conservadores justificaban las referencias a la religión única en la Constitución porque entienden que este es un mandato del pueblo debido a su carácter religioso.

***

La abolición formal de la Inquisición española se produjo en cuatro tiempos. 1-El hecho ya referido protagonizado por Napoleón, mediante los decretos de Chamartín de 1808, que estaban vigentes en la España “afrancesada”, 

2-Por las Cortes de Cádiz, el 28 de febrero de 1813. (En julio de 1814 sería  restaurada por el rey Fernando VII, junto con todo el Antiguo Régimen)

3-Con el inicio del Trienio Liberal o Trienio Constitucional que transcurre entre 1820 y 1823…  (El 10 de marzo de 1820, Fernando VII es obligado a jurar la Constitución española de 1812 y a suprimir la Inquisición española)…

Tras la recuperación de sus poderes absolutos (con el inicio de la Década Ominosa)… en octubre de 1823 que puso fin al Trienio Liberal, Fernando VII, NO restableció la Inquisición, pero en su lugar, comenzaron a funcionar (en algunas diócesis) unas Juntas o Tribunales de Fe. Que actuaban como la Inquisición.

4-Sería –ya- en julio de 1834, al inicio de la regencia de María Cristina de Borbón, el gobierno liberal moderado de Francisco Martínez de la Rosa aprobó un decreto cuya disposición primera decía: “Se declara suprimido definitivamente el Tribunal de la Inquisición”.

Un maestro de escuela que ejercía en la pedanía de Ruzafa (Valencia) –Cayetano Ripoll– sería la última víctima ajusticiada por la Inquisición.

Fue condenado a muerte por el Tribunal de Fe diocesano. La Audiencia de Valencia, a pesar de no contar con la autorización del rey, dictó y ejecutó la sentencia el 31 de julio de 1826, cuando contaba con 48 años.  Hace justo 195 años.

Fue ahorcado públicamente en la plaza del Portal Nou y, por orden del tribunal, el cadáver fue introducido en una cuba, pintada con unas llamas.

La cuba fue llevada al río. Después, es muy posible, que su cuerpo fuera calcinado en el crematorio de la Inquisición (en el barrio extramuros del Pla de la Saïdia).

Tal y como relató el presidente de la Junta de Fe de Valencia (el canónigo cántabro Miguel Toranzo y Ceballos): «Ripoll fue entregado a las llamas del  infierno, como en otro tiempo se hacía con los herejes contumaces«.

Días más tarde, sus cenizas fueron enterradas “en el lugar destinado a tales reos, condenados por herejía, fuera del cementerio”.

Al parecer Ripoll había sido denunciado por un grupo de vecinos de Ruzafa y de algunos padres de sus alumnos…   y detenido en 1824, mientras departía por la tarde con unos amigos.  Era una persona muy querida y respetada por su entorno. Dada su sencillez, su capacidad intelectual y sus dotes solidarias.

Estuvo en prisión durante dos años. Según algunos historiadores al parecer sufrió brutales interrogatorios y torturas y, durante aquella reclusión, su imagen fue presentada -y difundida- como la de un hereje maléfico que ponía en peligro el alma de sus discípulos.

***

¿Quien era Cayetano Ripoll?

Gaietà Ripoll i Pla (Cayetano Ripoll) había nacido en Solsona en 1778, se declaraba públicamente deísta, durante dos etapas de su vida había estado en contacto con pacifistas y librepensadores franceses…  y durante el ejercicio de su magisterio en Valencia, dedicaba las horas que tenían que estar dedicadas a enseñar el dogma y doctrina cristiana, al estímulo del pensamiento de su alumnado.

Procedía de una familia muy modesta, desde pequeño quedó al cuidado de un tío suyo que era eclesiástico, gracias a ello recibió una sólida formación en gramática, filosofía y algo de teología en el colegio de los Escolapios. Apenas hay noticias fiables de su juventud… sólo que se incorporó al ejército durante la “invasión francesa” hacia 1807, alcanzando el grado de oficial. En 1810 (con 32 años) fue  hecho prisionero y trasladado a Francia. Allí entraría en contacto con la cultura de la Ilustración, que sin duda alguna le hizo evolucionar en su pensamiento.

Al terminar la guerra (1814) y viendo las primeras actuaciones de Fernando VII se exilio, esta vez a Marsella y al parecer entró en contacto con la masonería francesa. Participó en varios actos de oposición al reinado absolutista español y con el levantamiento de Riego volvería a España definitivamente, para incorporarse al ejército.

En 1823, con 45 años, sin apenas medios para subsistir (ya que había dejado el ejército), se emplea como maestro de primeras letras en la huerta valenciana, en el barrio de Ruzafa.

Se dice que era alto, con larga melena rizada y barba. Su comportamiento era de una extrema sencillez, no comía carne, ya que era contrario a matar animales. Ayunaba tres días a la semana. Se levantaba muy temprano para instruir gratis a los niños que no podían ir a clase, porque tenían que ayudar a sus familias en el trabajo del campo.

Su máxima fundamental era: “No hacer nada que perjudicara a sus semejantes”.  Sus métodos pedagógicos eran muy activos y avanzados para la época,  utilizando la naturaleza como medio didáctico. Se apartaban del corsé pedagógico institucional del momento… y se negaba a enseñar el catecismo. 

En la tarde del 8 de octubre de 1824, como antes comenté…  Ripoll era apresado. El alcalde del barrio de la huerta, Luis Salcedo, lo condujo a cárcel de San Narciso, inicialmente sin cargos concluyentes… y allí pasaría los dos últimos años de su vida.  Según se cuenta… fue delatado, bajo juramento, por 13 convecinos y padres de alumnos. Y rápidamente se puso en marcha la siniestra maquinaria de la Junta de Fe valenciana.

Se embargaron sus escasos bienes materiales. El 27 de octubre prestó la primera declaración, se le informó de los cargos, pero no de sus delatores.  Al parecer no pudo tener abogado a su lado.

El cargo más importante fue que se declaraba deísta, que no visitaba la iglesia y no admitía ninguno de los dogmas de la Iglesia católica. Y lo hacía con fervor y según el Tribunal de forma pertinaz.

Una serie de circunstancia políticas del momento, sobre la continuidad o no de las juntas de fe, fue -también- una de las causas que aceleró la condena y ahorcamiento de Ripoll, a modo de un acto ejemplar de fuerza del clero, para el resto de España.

El juicio fue todo un alegato teatral y ejemplarizante para la defensa la fe católica y los graves peligros que comportaba  la libertad de conciencia. 

Dicen que ya estando en la cárcel se granjeo el cariño del resto de presos y cuando se recibió la noticia de la condena, gritaban vais a matar a un “santo”.

Como cuenta Perez Galdós en varias de sus novelas, incluso citando maestros de escuela ficticios que lo padecieron, los años 1824 y los siguientes fueron de un extremado terror en España… estos hechos forman parte de ello.

El propio Fernando VII que conoció, los hechos a posteriori no le gustaron en exceso, ya que tuvo una gran repercusión internacional empañando su absolutista reinado. Supuestamente sería el último ajusticiado por las Juntas de Fe

***

Desde hace años, las asociaciones Valencia laica (EL), la Asociación Valenciana de ateos y librepensadores y la logia Blasco Ibáñez, han tratado de restaurar su memoria, en contra de ciertas resistencias institucionales. 

Incluso promovido por AVALL se elaboró un extraordinario documental de 35 minutos, que fue presentado en noviembre de 2012, está subido a través de laicismo.org y en el canal: https://www.youtube.com/watch?v=PLGaVitUXFs

Búsqueda: Cayetano Ripoll y la iglesia valenciana…

***

Después de varios intentos por fin el 21 de diciembre  de 2017, el Ayuntamiento de Valencia restituyó, por fin, una placa en su memoria de forma oficial, en la plaza de Barón de Cortes en el mercado de Ruzafa. Placa que ya existió entre 1906 y 1940, que fue retirada por la Dictadura. Y fue gracias a la presión de varias entidades ciudadanas, entre ellas Valencia Laica.

También existe una plaza, la del Mestre Ripoll,  al final de la avenida de Blasco Ibáñez, fue por decisión del Ayuntamiento de Valencia en 1980, siendo alcalde el socialista Pérez Casado, en los inicios de los primeros ayuntamientos democráticos.

Gracias por vuestra atención.

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