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Iniciativa Laicista #53

Iniciativa laicista es una revista autofinanciada e independiente chilena. En su publicación #53 se centrará en las oportunidades para el laicismo y la nueva constitución chilena, así como otros artículos relacionados con el laicismo.

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Editorial

Esta mañana, Democracia amaneció decaída. Después de largas horas de insomnio, se había adormilado en la madrugada, pero la energía y el ánimo no estaban a la orden del día. Decidió consultar a su médico, ya que muchas responsabilidades la esperaban y necesitaba estar en condición óptima. En la sala de espera, revisó su agenda, preocupada por las numerosas tareas en las cuales no debía atrasarse; como siempre, había tomado más citas de lo que se podía humanamente asumir. Cuando llegó su turno, describió sus síntomas al médico: nada preciso, más bien un agotamiento general, dolores difusos que no la dejaban dormir y la sensación de que nadie la tomaba en serio, que se aprovechaban de ella y que estaba nadando a contracorriente. El galeno llegó a la conclusión que sufría de un estrés muy grave, sin duda había abusado mucho de sus capacidades, y le prescribió vitaminas para recuperar la energía, un antidepresivo, un ansiolítico y un somnífero. Le explicó que no podía seguir así, que debía ver las prioridades, tranquilizarse, alimentarse bien y eliminar todas las circunstancias y los seres humanos que le hacían daño, porque al seguir de esa manera… El médico no terminó su frase, pero Democracia lo entendió perfectamente. Salió de la consulta un poco más tranquila, con su prescripción en el bolsillo, decidida a recuperarse lo antes posible para seguir cumpliendo con sus deberes y disfrutar de sus logros. ¿Microcuento fantástico? Sería divertido, pero ni cerca. ¿Pesadilla patológica? Ojalá fuese así. ¿Crónica contemporánea? ¡Ahí lo tiene! Y si varios países se pudieron identificar inmediatamente en el diagnóstico del médico, es porque el malestar ya está generalizado, atacó en muchas latitudes, igual que el Covid, con más clemencia en algunos sectores y más ferocidad en otros, pero rondando en todas partes. Consulten cualquier página de venta de libros o editorial, y verán que los títulos centrados sobre el tema se han multiplicado en las últimas décadas. Los más Editorial Sylvie R. Moulin*. Directora *Profesora, traductora y escritora. Doctorado en Estudios Ibéricos e Iberoamericanos y Master en Literatura Comparada, Universidad de Paris IV-Sorbonne. Docente por 12 años en Estados Unidos. Autora de varios libros de crónicas y cuentos. 5 optimistas declaran la democracia amenazada, los más cáusticos la describen en crisis, en quiebre, en erosión, en incertidumbre, en decadencia o en colapso. Los calificativos no faltan, ninguno más prometedor que el otro. Para provocar tanta amargura y rencor, parece que la democracia abusó de sí misma, no cumplió con sus promesas y provocó mucha desilusión. Revisemos un poco los principios que nos enseñaron… y de los cuales nos han saturado los líderes en estos tiempos complejos – insisto, no en un solo lugar, sino en muchos de los países que se autodefinen como “democráticos”. Primero, nos explicaron en clases de historia-educación cívica, que la democracia, como forma de gobierno, garantizaba la igualdad y la libertad de todos los ciudadanos. Claro, el estado de derecho. Pero eso supone establecer el gobierno del pueblo por el pueblo. Y reconocer que los ciudadanos se distinguían uno del otro solamente por su mérito y no por sus recursos materiales, por ejemplo. Y también asegurar un respeto de los derechos humanos en todos los niveles y en cualquier contexto. Todo esto en una sociedad sin corrupción, partidos políticos sin corrupción, un sistema de justicia sin corrupción… Miro los noticieros y me digo que Abraham Lincoln debe dar saltos en su tumba al ver lo que está pasando en su país, mientras André ComteSponville declara con énfasis que “el exceso de derecho puede perjudicar a la democracia”1 ! Y si buscamos un poco, encontraremos a más de un autor acreditado estableciendo elegantemente un paralelo entre democracia y dictadura. Interesante tema de examen para los estudiantes de derecho o filosofía ansiosos. Quizás nuestro error, resultado de una ingenuidad que los sistemas de gobierno supieron alimentar, fue simplemente creer que la democracia era irreversible, que solo podía colapsar en otras partes del mundo y no donde teníamos derecho a voto: la situación siempre está peor donde el vecino. Pero los países que parecían definitivamente incondicionales de los principios democráticos, aparecen ahora en las portadas internacionales justamente por insultarlos, maltratarlos, humillarlos. Sería ridículo asumir que estamos inmunes, y también pensar que algún día existirá una vacuna capaz de proteger a la democracia.

1 Tribuna sobre el sentido de “responsabilidad” y las acusaciones que pueden resultar de ello, publicada en Le Monde el 27-06-20

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