Macarena Olona y Juanma Moreno evitan responder el cuestionario enviado por el lobby ultraderechista, que buscaba conocer sus compromisos en torno a asuntos como el aborto, el «adoctrinamiento ideológico» o la memoria histórica.
No corren buenos tiempos en Hazte Oír. El grupo de presión que primero captó la atención del PP y que luego estableció un vínculo directo y preferente con Vox ya no tiene hueco en las agendas de ambos partidos. Esta vez, el cocktail de ruptura y ninguneo ha tenido como escenario la campaña electoral hacia las elecciones andaluzas del próximo día 19: Macarena Olona y Juanma Moreno, postulantes de Vox y PP respectivamente, han optado por ignorar al lobby que alguna vez les aplaudió.
La propuesta tenía unas bases claras. En una iniciativa dirigida a ambos candidatos, Hazte Oír buscaba que ambos postulantes a la Junta de Andalucía respondiesen a cuatro preguntas que giraban en torno a una serie de temas ya tradicionales en el argumentario de este grupo de presión: el aborto, la memoria histórica o el supuesto «adoctrinamiento ideológico» impulsado por la izquierda.
«Las elecciones que se celebran el 19 de junio en Andalucía son de una crucial importancia no sólo para Andalucía, sino también para el resto de España. Por eso les pido un compromiso no solo de palabra, sino de su puño y letra, con cuatro cuestiones fundamentales para el centroderecha en España», decía el formulario lanzado por el lobby que dirige Ignacio Arsuaga. A su juicio, Vox se sitúa en el ámbito del centroderecha.
El grupo sostenía en su iniciativa que «la defensa de la vida, la familia y la libertad necesitan un gobierno fuerte, sin complejos, que apueste por valores frente a los ataques de la izquierda radical». De nada sirve derrotar a la izquierda radical en las urnas si después se aplican sus políticas», remarcaba.
Olona y Moreno tenían hasta el 3 de junio para responder a las cuatro preguntas de Hazte Oír, que incluían el compromiso de «derogar o modificar sustancialmente las leyes autonómicas LGTBI y Trans que restringen las libertades» o «proteger los símbolos cristianos en la región que estén amenazados por la ley de Memoria Histórica por haber sido erigidos durante la época de Franco».
«Hace ya tiempo que no nos fiamos de la palabra de un político, y menos durante una campaña electoral. Por eso pedimos un compromiso por escrito», explicaba el lobby en el texto dirigido a sus seguidores. En total, la campaña recogió cerca de 10.000 apoyos.
Llegó el 3 de junio y ni Olona ni Moreno dieron señales de vida. Tampoco el 4, ni el 5, ni ningún otro día hasta la fecha de este artículo. «Para mi decepción, ni el PP ni Vox han respondido», destaca Arsuaga en una breve declaración añadida a la campaña original.
«No vamos a dejar de pelear porque los partidos de centro-derecha se comprometan con nuestros valores», remarca el presidente de Hazte Oír, que ha lanzado una consigna clara: «Sigamos presionando hasta el 19J, día de las elecciones».
Puentes rotos
La ruptura que realmente duele en Hazte Oír tiene que ver con Vox. El partido de ultraderecha se había convertido en el auténtico aliado de Arsuaga en su combate contra cualquier avance en materia de derechos. Hubo condecoraciones para sus principales dirigentes e invitaciones a votarles en distintas citas con las urnas.
Sin embargo, la negativa del líder de Vox en Castilla y León, Juan García-Gallardo, a responder un cuestionario similar sobre sus propuestas en torno a la memoria histórica o los derechos de las personas LGTBI de cara a las elecciones autonómicas de febrero pasado terminó por destrozar los puentes entre Hazte Oír y el partido de Abascal. El presidente de Castilla y León y candidato del PP en dichos comicios, Alfonso Fernández Mañueco, tampoco les contestó.
Así las cosas, Andalucía aparecía en el horizonte como una mínima posibilidad de reparar el puente que unía a Hazte Oír y Vox. Arsuaga volvió a la carga con su cuestionario electoral, pero Olona emuló a García-Gallardo y optó por el silencio.
Silencio en el PP
Las relaciones con el PP llevan ya tiempo rotas. Hazte Oír, que llegó a disfrutar de una declaración de utilidad pública otorgada por el Gobierno de Mariano Rajoy en 2013, está hoy alejada de la formación que dirige Alberto Núñez Feijóo.
El lobby ultra más poderoso de España cree incluso que «los progres llevan años secuestrando al PP», según remarcó en una campaña de presión lanzada contra Núñez Feijóo en vísperas de su elección como presidente del partido en abril pasado.
En una iniciativa que recogió cerca de 7.400 firmas, el grupo quería arrancar al nuevo líder del PP una serie de compromisos parecidos a los enviados ahora a Juanma Moreno y Macarena Olona. Sin embargo, el silencio también fue la única respuesta.
