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¿Hay que prohibir los pesebres navideños en los edificios públicos?

A pocos días de Navidad, Francia se ve sacudida por una polémica en la que se enfrentan movimientos laicistas, que buscan quitar los pesebres de los edificios públicos invocando la separación entre la Iglesia y el Estado, y quienes defienden esta tradición, refiriéndose a las raíces cristianas de Francia. En el medio, intervienen la justicia, alcaldes rebeldes  y los distintos partidos políticos.

¿Pueden ponerse pesebres en los edificios públicos? A esta pregunta fue llamada a responder la justicia francesa. La federación del Pensamiento Libre denunció la presencia de pesebres en las alcaldías de las regiones de Vendée (oeste) y de Hérault (sudeste), invocando una ley de 1905 que establece la separación entre la Iglesia  y el Estado.

 Pese a la tradición de colocar un pesebre en el recinto, sobre todo en una tierra de vieja raigambre católica como la Vendée, la Justicia les dio la razón a los laicos. En efecto, el artículo 28 de la ley de 1905 prohíbe “erigir o colocar un signo o emblema religioso en los monumentos públicos o en cualquier espacio público, con la excepción de los edificios que sirvan para el culto, como las tierras de sepultura en los museos, los monumentos funerarios, así como los museos y las exposiciones”.

En el caso de la Vendée, el senador del partido conservador UMP Bruno Retailleau anunció que apelaría la decisión. Mientras tanto, Robert Ménard, alcalde de Béziers (Hérault) apoyado por la extrema derecha, decidió desoír el llamado del Estado a plegarse a las “disposiciones constitucionales y legislativas que garantizan el principio de laicidad”. La federación del Pensamiento Libre ya avisó que recurriría ante la Justicia para hacer “respetar la laicidad republicana”.

Desde la oposición, la representante de la UMP Nadine Morano respondió que “la laicidad no debe matar nuestra cultura, nuestras raíces y nuestras tradiciones”, mientras que la presidenta del Frente Nacional, Marine Le Pen, aseguró que “los franceses no comprenden en absoluto esta exigencia de una laicidad estúpida, cerrada”.

En cuanto a la izquierda, los socialistas se muestran discretos. El primer ministro Manuel Valls dijo que no podía comentar decisiones judiciales por la separación de poderes, mientras el socialista Julien Dray pidió “cierta tolerancia” frente a los pesebres que forman “parte del decorado”.

La polémica también se mezcla con otra problemática, el lugar del islam en Francia. El Observatorio de la Laicidad, que aconseja al primer ministro, cuestionó que las autoridades de la Vendée hayan esgrimido en sus argumentos el “sentido cristiano” del pesebre. “¿Hubiera tenido la misma actitud hacia el islam?”, se pregunta Nicolas Cadène, relator general del organismo.

El derechista Bruno Retailleau denuncia por su parte que la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, organiza en la alcaldía comidas oficiales para celebrar la fiesta musulmana del Ramadán… “Esta laicidad variable es una fuente de tensiones que me preocupan”, afirmó Retailleau.

Entre recursos judiciales y alcaldes rebeldes, lo único cierto es que los pesebres ya se han convertido en los protagonistas de las fiestas de fin de año en Francia. Entretanto, los católicos tradicionalistas expresan su malestar en Twitter con el hashtag #TouchePasAMaCreche (No te metas con mi pesebre).

FOTO: El alcalde de Béziers (Hérault), Robert Ménard defiende la instalación de un pesebre en su alcaldía. AFP FOTO / PASCAL GUYOT

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