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“¡Hay que faltar al respeto a las ideas! No a las personas” Aurelio Arteta, filósofo contra los tópicos

ué es filosofar?

Entender en qué consiste esto de vivir.

¡Casi nada!

Empecemos por entender qué ideas nos guían.

¿Cómo hacerlo?

Yo tengo mi vía: me fijo en los tópicos.

¿Qué tópicos?

Esas frases hechas que frecuentamos, encajamos y aceptamos sin cuestionárnoslas.

¿Por ejemplo?

"Sé tú mismo". "Mi cuerpo es mío". "Todos tenemos alguna parte de verdad". "Todas las ideas son respetables"…

He repetido estas frases a menudo.

Son tópicos: cristalizan nuestro sistema de creencias profundo. Los tópicos reflejan las ideas de una sociedad. ¡Analicémoslos!

Cíteme más tópicos dignos de análisis.

"Nadie es más que nadie". "Seamos tolerantes". "Condeno toda violencia, venga de donde venga". "No es nada personal". "La vida es el valor supremo". "Todo es relativo"… Usamos tópicos irreflexivamente, ¡pero delatan las ideas de fondo con que vivimos!

¿Qué descubriré si los analizo?

Que contienen algunas ideas muy criticables, varias torpezas, tonterías, desvaríos…

A ver: "Sé tú mismo". ¿Un desvarío?

Puede expresar autoestima…, pero suele expresar otra idea, nefasta: "Estoy bien como estoy y no pienso escuchar, ni aprender, ni mejorar, ni progresar, ni admirar a nadie".

"Mi cuerpo es mío".

Expresa una idea instrumental del cuerpo, perniciosa, porque yo no tengo un cuerpo: ¡yo soy mi cuerpo! Mi cuerpo no debe ser tratado como objeto, ni por mí ni por nadie.

"Todos tenemos una parte de verdad".

¿Sí? ¿Seguro? ¿Cuál? ¿Qué parte? ¿Una parte grande o pequeña? ¿Equiparas una verdad nimia a una verdad irrefutable? ¡Mal!

"Todas las ideas son respetables".

Pues no: ¡a las ideas hay que faltarles al respeto!, para no faltárselo a las personas. A las ideas hay que ponerlas a pelear…, ¡para que no nos peleemos las personas! Las ideas son para revolcarlas y destriparlas.

"Nadie es más que nadie".

Messi es más que yo, con un balón. Hay personas más aplicadas, más estudiosas, más trabajadoras, más abnegadas, más generosas o más bondadosas que otras. ¿Por qué igualarlas? Rebajando al otro… ¡No me siento tan mal! Hay una variante en Euskadi…

¿Cuál?

"Todas las víctimas son iguales". ¿Sí? ¿Es igual el que muere por una explosión que el que muere poniendo un explosivo? ¡No!

"Seamos tolerantes".

¿Siempre? ¿Con todos? ¿Con los fanáticos e intolerantes? Así caeremos en el dogmatismo de la tolerancia: ¡un fanatismo que es suicida! ¡Seamos intolerantes con esa tolerancia!

"Condeno toda violencia, venga de donde venga".

Aberrante: la violencia del que roba, viola y asesina no es equiparable a la violencia del que persigue y aprisiona al que roba, viola y asesina. La sociedad pacífica se funda en el consenso: que el monopolio de la violencia sea del Estado. Por la violencia democráticamente reglada podemos vivir sin violencia.

"No es nada personal".

Como los nazis al gasear: se persuadían de matar a ratas, no a personas. Despersonalizas a tu víctima para no sentirte mal. Lo grave de un crimen no es no tener algo (personal) contra la víctima, sino no tener nada (impersonal) a su favor.

"La vida es el valor supremo".

Una vida esclavizada, oprimida, sumisa, humillante, ¿es una vida digna de ser vivida? Quizá el valor supremo sea el de la dignidad: vivir con conciencia y libertad.

¿Qué tópico le interesa en particular?

El que predica que alguien "es una persona muy normal" como timbre de gloria: ¡aplaudimos lo normal como mérito superior!

¿Cómo interpreta esto?

La mediocridad nos tranquiliza e inspira confianza, y que alguien destaque… nos incomoda. Desconfiamos del que saca cabeza y llama la atención: mejor ser normalito…

Mi tío me preguntaba de niño qué sería de mayor, y yo respondía: "normal".

¿Lo ve, ja, ja? Nos da miedo sentirnos singulares, que nos vean como a una persona diferente, especial…, poco normal. Ay…

¿Qué tópico le inquieta en particular?

Ese que reza: "¡¡No pretenderás convencerme?!". Equivale a decir: "No te esfuerces en argumentar, soy impermeable a todo argumento, no escucho, no estoy dispuesto a cambiar de opinión", o sea, "¿para qué escuchar tus ideas… si ya tengo las mías?". Evitamos exponernos a compartir ideas, ¡no sea que tuviésemos que modificar alguna…!

¿Qué ideología late bajo todo esto?

Nihilismo. Todo es indiferente. Nadie puede juzgar a nadie. ¡No hay criterio! Expones una idea… ¡y te dicen que "estás en tu derecho"!, por insostenible o discutible que sea, ¡sólo para no tener que debatir al respecto!

Sí tengo por irrefutable verdad una que usted ha enunciado como tópico…

Dígala.

¡Que "todo es relativo"!

Si así fuera…, ¡sería relativo que todo es relativo!, y eso abre la puerta a la verdad absoluta. ¿Qué me dice?

Sospecho que decimos que "todo es relativo" por comodidad: así nos evitamos pensar y priorizar. Pero, oiga, difícilmente podrá un día Atila ser valorado como Francisco de Asís, ni viceversa, ¿no le parece?

Tantos tontos tópicos

Antes de despedirnos le propongo analizar un comodín que oigo extenderse: "Yo soy de los que piensan que…" ¿A qué viene el circunloquio? "Nos sentimos más seguros en grupo: si una opinión es compartida, parece más fundada". ¡Qué pánico nos da quedarnos solos en un postulado! Aprendo de Arteta: veo que hablamos sin pensar, de tópico en tópico para ser normales. Es divertido jugar a desentrañar Tantos tontos tópicos (Ariel), como titula este filósofo su último ensayo, y desentrañar así creencias dominantes. Arteta me muestra un cuadernito en el que anota tópicos. Le aconsejo mirar Gran Hermano (el habla de los concursantes es una mina de tópicos muy tópicos), y toma nota.

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  • Aurelio Arteta filosofo
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