Entrevista con Juan José Tamayo
-¿Qué impresión saca de la Nota en la que la Conferencia Episcopal recomendaba no votar a quienes negocian con el terrorismo, entre otras cosas?
La Nota es una nueva demostración más de que la jerarquía católica se ha alineado con la derecha política más extrema, como sucedió en la Concentración por la Familia Cristiana el 30 de diciembre. Con estas posiciones tan de trinchera los obispos, en vez de trabajar por el diálogo y la reconciliación, están acentuando la brecha entre españoles de ideas políticas distintas y hacen daño a la propia Iglesia católica, que es política, social y religiosamente plural. Los obispos no justifican sus posiciones en referencias y actitudes que emanan del evangelio, sino que utilizan argumentos políticos para justificar sus posiciones. Por lo demás, no me parece aceptable que los obispos hagan uso del tema del terrorismo y lo conviertan en arma electoral arrojadiza. Lo propio hubiera sido aportar propuestas de paz y proponer caminos de solución.
– ¿Cree que el presidente del Gobierno y algunos dirigentes socialistas que han esgrimido el acuerdo de financiación y la posibilidad de darlo por finalizado han obrado de forma adecuada?
Yo creo que hace tiempo que el Gobierno debería haber cambiado la política en relación con la Iglesia católica, a la que ha llenado de privilegios durante toda la legislatura, tanto en el terreno educativo como en el económico y social. Ha sido el propio Gobierno el que ha fortalecido a los obispos con tantas concesiones, y éstos se sienten crecidos. Las amenazas actuales me suenan un poco a rabieta infantil. No me parecen ni adecuadas ni creíbles. Además, ¿por qué los políticos conceden siempre tanta importancia a las declaraciones episcopales, cuando ni siquiera muchos de los propios católicos las siguen? Con sus reacciones anti-episcopales, lo que han hecho algunos dirigentes del Partido Socialista, miembros del gobierno y el propio presidente ha sido convertirse en altavoces episcopales. De nuevo, los obispos en el centro del debate político. ¿No hay cuestiones más importantes que tratar y problemas más urgentes que resolver que entrar en polémica con los obispos?
-¿Quién sale favorecido de todo este asunto?
No lo sé. Quién ciertamente sale perjudicada es la Iglesia católica, que cada vez que habla o actúa pierde credibilidad entre los ciudadanos y las ciudadanas. Y no es una opinión personal. Son las encuestas las que, de manera persiste y tozuda, sitúan a la Iglesia católica en los niveles más bajo de aceptación de entre las diferentes instituciones, por debajo incluso de las Multinacionales.
– ¿Qué cree que ocurrirá en la relación Gobierno-Iglesia si gana el PSOE?
Sospecho que las cosas seguirán como hasta ahora. Reacciones verbales similares las he oído en otras ocasiones similar. Como dice el refrán, una cosa es predicar y otra dar trigo. No entiendo cómo un partido de larga tradición laica como el PSOE, cuando está en el gobierno adopta unas posiciones tan “confesionales”. A veces tengo la impresión de que el Gobierno o alguno de sus miembros se han convertido al catolicismo, pero no al de base, sino al de la jerarquía. De lo contrario, no se comportaría de manera tan dependiente de los obispos.
-¿Vista la Pastoral de la Conferencia Episcopal, diría que está apoyando en la campaña al PP, que está haciendo su propia campaña para las elecciones en la Conferencia Episcopal del 3 de marzo, o ambas cosas?
Ahora mismo, la Conferencia Episcopal está inmersa en dos campañas: la política y la eclesiástica. En la política, mandan recados de quiénes son sus preferidos en las elecciones. Por ejemplo, los obispos andaluces han publicado una declaración en la que su programa coincide al 100% con el del PP. Ahí hay un mensaje muy directo, no es nada subliminal. Me recuerda a los sacerdotes italianos más conservadores en la época de la Democracia Cristiana. Ellos decían en sus sermones del domingo: “no os decimos a quién debéis votar, pero tiene que ser un partido democrático y cristiano…¡verde y con asas!”
Pero es que la jerarquía católica vivió la derrota del PP en 2004 como una derrota propia y, desde entonces, inició una campaña contra el Gobierno del PSOE.
-¿Y qué hay de las elecciones del 3 de marzo en la propia Conferencia Episcopal?
Pues están contando los votos uno a uno. García Gasco, Rouco y Cañizares están tratando de evitar que Blázquez sea de nuevo el candidato. Además, Blázquez no es el candidato de Roma, ése es Rouco Varela. Es poco frecuente que el Presidente de la Conferencia Episcopal no sea nombrado Arzobispo durante su mandato. Eso es una señal muy clara, como el hecho de que todos los nombramientos de obispos que está haciendo Roma son de la cuerda de Rouco, García Gasco y Cañizares. En todo caso, yo sólo veo diferencias entre Rouco y Blázquez en la estrategia. En el fondo la coincidencia es total. Buena prueba de ello es que unos y otros han votado a favor de la Nota del30 de diciembre con una “unanimidad moral”, según la expresión del portavoz de la CEE.
-¿Son lo mismo dentro de la Iglesia Rouco y Blázquez?
No en sus formas: Blázquez está en una línea conciliadora, mientras que Rouco tiene una línea de confrontación. Pero en el modelo de Iglesia, en la sumisión al Vaticano y en la presencia confesional de la iglesia en la sociedad, no hay fisuras.
-Tanto García Gasco como Cañizares tuvieron un pasado aperturista ¿Qué ha sido lo que ha provocado su evolución hacia posturas mucho más duras?
El poder. La aspiración al poder, en la Iglesia Católica, justifica todo tipo de movimientos. Los casos de García Gasco o Cañizares son casos emblemáticos. Ambos tienen un pasado renovador, se movieron en posiciones moderadas y a medida que han ido conquistando espacios de poder en la jerarquía, se orientaban en función de la ideología que tocase. Fueron renovadores con Pablo VI, neoconservadores con Juan Pablo II, con quien volvieron a posiciones franquistas y se olvidaron por completo de Tarancón y, por último, con Benedicto XVI, se han convertido al integrismo. Quizás la conquista del poder no es la única explicación, pero sí es una muy razonable.
-¿Ha perseguido el Gobierno a la Iglesia Católica, como denuncia el PP?
No. Los hechos demuestran todo lo contrario: con este gobierno socialista, la Iglesia Católica ha conseguido más ventajas y más beneficios que con gobiernos conservadores. El ejemplo más claro de todo ello es la financiación. Las instituciones religiosas, para que haya una separación entre Iglesia y Estado, deberían autofinanciarse, pero además, en el acuerdo de 1979, la Iglesia Católica se compromete a ello. La verdad es que no sólo no se ha reducido el apoyo económico del Estado, sino que con el acuerdo alcanzado por el Gobierno del PSOE, lo ha elevado y convertido en un acuerdo definitivo que, para ser suprimido, tiene que ser denunciado. Mire, en esta legislatura, ni se ha modificado la Ley del Aborto, ni se ha promovido una Ley para regular la Eutanasia…todo eso no se ha hecho por respeto a la Iglesia Católica. Creo que decir que el Gobierno del PSOE persigue a la Iglesia Católica forma parte de una campaña de intoxicación para mantener los privilegios que siempre han tenido e incrementarlos si pueden. Cuanto más se ha manifestado la Iglesia, cuanto más han protestado, más beneficios han logrado del Gobierno.
-¿Por ejemplo?
Pues el último ha sido que el Gobierno ha accedido a que las escuelas religiosas puedan adaptar el temario de Educación para la Ciudadanía, conforme al catecismo de la Iglesia Católica. Yo me pregunto: ¿No habrá momentos en los que en la asignatura “Educación para la Ciudadanía” se impartan ideas contrarias a nuestra legislación? Mire, el matrimonio, según la Iglesia, es indisoluble, pero en España existe una Ley de Divorcio. En relación a la interrupción voluntaria del embarazo, el profesor católico de EpC, de acuerdo con la Iglesia Católica puede decir que la mujer que aborta es una asesina, pero la realidad es que existe una Ley para la interrupción voluntaria del embarazo. Todo eso es muy serio. Lo que más me preocupa es que se lo haya permitido el Gobierno del PSOE, porque al final habrá dos tipos de ciudadanías: la católica y la Constitucional.
– ¿Cuál es su diagnóstico de la actual relación Iglesia-Estado, en España?
Vivimos una relación extrema y desmesurada. El problema está en que la jerarquía católica se sitúa en un cristianismo preconciliar y pretende tener a la Iglesia perfectamente ordenada y alineada, sin fisuras. La jerarquía católica no se encuentra a gusto en la democracia y añora los tiempos en los que compartía el poder político. Está empeñada en recuperar ese poder político, ya que, durante los 8 años de gobierno del PP fue colegisladora y cogobernante, aunque ahora sigue teniendo una gran influencia en la toma de decisiones políticas sobre todo en cuestiones educativas, económicas y morales.
-¿Es democrática la jerarquía eclesiástica?
Esa es una de las grandes contradicciones en las que se asienta la Iglesia Católica, cuando critica a la democracia, al Estado de Derecho y al estado de salud de los Derechos Humanos. En la concentración en la plaza de Colón de Madrid, el pasado 30 de diciembre, se llegó a decir que está en peligro el Estado de Derecho, que se está retrocediendo en Derechos Humanos y que la democracia misma está amenazada. ¿Cómo puede una institución no democrática como la Iglesia Católica cuestionar el sistema democrático español? Especialmente, no debería hacerlo cuando estamos en puertas de unas elecciones. Por otra parte, hablan de la falta de respeto de los Derechos Humanos en el actual ordenamiento jurídico español, cuando la Iglesia Católica es una de las pocas instituciones del s. XXI que no respeta los Derechos Humanos en su seno, ni siquiera tiene una declaración de los Derechos Humanos de los Cristianos. Al contrario, la Iglesia católica infringe algunos de los Derechos Humanos. Sólo los admite si te alineas con las tesis mayoritarias… Le pongo un ejemplo: la jerarquía católica nos niega el derecho de asociación y reunión a los miembros de la Asociación Católica Juan XXIII; no nos dejan reunirnos ni celebrar en centros religiosos nuestros Congresos de Teología Católica, a los que asisten unas 1000 personas, tenemos que reunirnos en la sede de CC.OO. No tenemos queja, porque allí nos tratan muy bien, pero es significativo. También nos censuran nuestros libros, no hay libertad de cátedra.
– Son muchas contradicciones…
Pues hay más…El 30 de diciembre, criticaron también el Estado de Derecho en un tono que ni siquiera es capaz de emplear el PP, que sabe que el Estado de Derecho está perfectamente consolidado. En cuanto a la defensa de la familia, ellos defienden el matrimonio indisoluble, pero la Iglesia tiene tribunales especiales destinados a anular matrimonios. …
Previo pago de una cantidad nada desdeñable…
Sí, por cierto, y utilizan bienes espirituales para conseguir fines materiales…
-Tal como lo describe ya no parece que quede nada del espíritu aperturista del Cardenal Tarancón ¿es así?
Efectivamente, se ha producido una involución en la Iglesia. A los obispos les desconcertó el Concilio Vaticano II y, especialmente, tener que adaptar sus orientaciones a la realidad política española. En la etapa del tardofranquismo y de los inicios de la democracia, la Iglesia colaboró con la Transición de manera bastante activa, algo que facilitó que la Transición se desarrollase sin demasiada tensión. Pero a mediados de los 80, la Iglesia empieza a tener tortícolis de tanto mirar a Roma. Es una enfermedad muy común en los obispos. Ahí empezó el proceso de neoconservadurismo que hoy es ya integrismo.
-Esto no ocurre en Francia, Alemania o Portugal ¿por qué cree que en España la Iglesia católica tiene ese rasgo diferenciador?
En Francia no ocurre porque está bien instalado el laicismo, y los obispos tienen más hábitos y más tradición de vivir en una sociedad democrática, aun cuando no compartan algunas actuaciones políticas. En el caso de Alemania…tuvieron a Lutero y todo el cambio que eso supuso. En España, en cambio, ni hemos tenido una reforma protestante, ni ha habido una cultura y una tradición democráticas y laicas entre el clero y la jerarquía eclesiástica. La Iglesia se mueve en un paradigma premoderno, en el que no se reconoce la división de poderes, sino que ella se considera el cuarto poder, un supuesto poder moral basado en la Ley Natural y, por tanto, está por encima del resto de poderes.
-¿Qué le parece la línea seguida por la COPE, la emisora de la Conferencia Episcopal?
Me parece claramente desestabilizadora y deslegitimadora de la democracia y del Estado de Derecho; genera crispación en la sociedad española, pero al mismo tiempo, tiene el apoyo de la Conferencia Episcopal. Creo que la jerarquía eclesiástica debería cambiar la orientación de su emisora y optar por un talante más dialogante y respetuoso del pluralismo, como corresponde a los principios fundantes del cristianismo y al espíritu del Concilio Vaticano II. . Pero no lo hacen. Y así están fomentando la crispación. Creo que mantienen esa línea por un mero interés crematístico y por apoyar abiertamente al PP. No me parece que eso sea razonable ni coherente.
-¿Ha perseguido el Gobierno a la Iglesia Católica, como denuncia el PP?
No. Los hechos demuestran todo lo contrario: con este gobierno socialista, la Iglesia Católica ha conseguido más ventajas y más beneficios que con gobiernos conservadores. El ejemplo más claro de todo ello es la financiación. Las instituciones religiosas, para que haya una separación entre Iglesia y Estado, deberían autofinanciarse, pero además, en el acuerdo de 1979, la Iglesia Católica se compromete a ello. La verdad es que no sólo no se ha reducido el apoyo económico del Estado, sino que con el acuerdo alcanzado por el Gobierno del PSOE, lo ha elevado y convertido en un acuerdo definitivo que, para ser suprimido, tiene que ser denunciado.
-¿Qué peso tienen ahora mismo el Opus Dei y los movimientos neocatecumenales en la jerarquía de la Iglesia?
Son el brazo largo de la jerarquía. Co-gobiernan la Iglesia junto con los obispos.
-¿Y en el Vaticano?
También. Kiko Argüello y Carmen Hernández tenían hilo directo con Juan Pablo II y lo tienen con Benedicto XVI. De hecho, el Opus Dei y los Neocatecumenales son como la clac del Papa y por eso el Papa les reconoce y apoya. Hay una sintonía perfecta entre la ideología y orientación de estas comunidades y el Papa. Lo mismo ocurre en España. Ellos tienen gran poder de convocatoria. Le recuerdo que Kiko Argüello, fundador del Camino Neocatecumenal, fue uno de los principales oradores en la Concentración del 30 de diciembre en la Plaza de Colón, y pronunció uno de los discursos más apocalípticos.
-¿Qué opina de la reciente beatificación de 498 mártires de la Guerra Civil, promovida por el sector duro de la Conferencia Episcopal y en la que han sido excluidos todos aquellos miembros de la Iglesia asesinados durante la Guerra y la posguerra por el régimen franquista?
Siguen con la mentalidad de la cruzada. Siguen considerando la Guerra Civil como una Guerra contra la religión. Y siguen legitimando el apoyo que prestaron a los golpistas, contra la ciudadanía democrática de aquella época. La beatificación de los 498 mártires del bando nacional es una legitimación del alzamiento, es un sostenella y no enmendalla: una beatificación amnésica, porque solo han beatificado a los asesinados en el bando republicano, mientras que han olvidado a los asesinados por los franquistas. Es una memoria selectiva, porque no tienen ningún interés en rehabilitar a las víctimas que lucharon por defender a la República. Buena prueba de la actitud selectiva de los obispos es su posición a la Ley de la memoria Histórica.