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Grecia: neoliberalismo, nacionalismo y religión

El “voto bronca” contra Syriza que el 39,9 % de la población griega depositó en las urnas el domingo 7 de julio devolvió al poder al partido conservador que, junto a la otra gran fuerza tradicional, Pasok, llevó al país a la severa crisis económica que ya se extiende por más de diez años. Las promesas incumplidas del centro-izquierda Alexis Tsipras en cuanto a las políticas de austeridad que estaba encomendado a eliminar o, al menos, suavizar se tradujeron en una diferencia de más de 8 puntos con el líder de Nueva Democracia (ND), Kyriakos Mitsotakis, en los recientes comicios generales. Este giro de 180 grados en el parlamento heleno- los conservadores tienen ahora la mayoría absoluta con 158 escaños de 300- no solo significa la reorientación del país hacia un rumbo netamente neoliberal sino también la recuperación del mando por parte de una de las dinastías griegas más influyentes. El nuevo primer ministro es hijo del ex mandatario Kostas Mitsotakis, hermano de la ex ministra y alcaldesa de Atenas, y tío del recién electo intendente de la capital, Kostas Bakoyannis. Oriunda de la isla de Creta, esta familia se reparte el poder con otros dos clanes: los Karamanlis, de donde proviene el fundador de ND, y los Papandreu, familia de cuyo origen son tres ex primeros ministros del partido socialista Pasok. Después de que en 2015 una formación independiente como Syriza irrumpiera por primera vez en esta dinámica “hereditaria” del gobierno, el peso de la tradición y quizás el miedo a nuevos “experimentos” volvieron a ubicar al Ejecutivo heleno dentro de su marco archiconocido.

El discurso de un dirigente como Mitsotakis- formado en Harvard, con larga carrera política y experiencia en la banca- al apostar por la estabilidad económica, la atracción de inversiones extranjeras y una drástica reducción de impuestos logró convencer al casi el 40 % de los votantes, que esta vez no creyeron en las promesas de Tsipras ni en sus últimas medidas a contrarreloj para revertir los efectos devastadores de la austeridad pactada con Europa. Si bien durante el mandato de Syriza la economía registró el primer repunte en diez años de profunda y continuada recesión- el PIB creció un promedio anual del 2% y el desempleo pasó del 27,5% en 2013 al 18,5 % según datos de la Oficina Europea de Estadística (Eurostat)- Grecia sigue estando a la cola de Europa en condiciones laborales y salarios. En un país con una deuda del 180% del PIB y tres rescates de la “Troika”- Comisión Europea, Banco Central Europeo y FMI- por la suma total de 290 mil millones de euros a sus espaldas, los pocos beneficios que a nivel macroeconómico pueden vislumbrarse no llegan todavía a la vida cotidiana de la gente. “Se ha creado un mercado negro de trabajadores en el cual la gente cobra 300 o 400 euros por mes por un empleo a jornada completa sin ningún tipo de contrato. Estamos hablando de esclavitud”, exclama el economista Leonidas Vatikiotis, uno de los fundadores de la Comisión por la Auditoría de la Deuda Griega y asesor del reconocido documental Debtocracy (Deudocracia).

“Grecia está bajo control hasta el 2060, no saben cómo admiramos lo que hicieron en Argentina al echar al FMI y cancelar la deuda”, afirma, por su parte, Dionisios Eleutheratos, politólogo, periodista y co-autor de un libro dedicado al análisis de la era “post memorándum”. Los objetivos económicos pactados con Europa por el gobierno de Syriza- un superávit primario del 3,5% hasta 2022 y del 2% hasta 2060- son considerados por derecha e izquierda como algo asumible solo a costa de nuevos recortes en el, ya de por sí exiguo, gasto público. Kyriakos Mitsotakis insistió durante la campaña en que, gracias a su programa económico, reconquistaría la confianza de los mercados y podría renegociar esas duras condiciones con los acreedores. “El lunes hubo reunión del Eurogrupo y su primera reacción ante el cambio de gobierno en Grecia fue recordarle que las cifras de superávit son y seguirán siendo las pautadas. Veo muy difícil que Alemania o Francia aflojen. Habrá que esperar, de todos modos, qué pasa también en el marco internacional porque Europa está ahora en guerra económica con Trump y eso puede derivar en nuevas líneas de acción”, reflexiona Eleutheratos.

Según el politólogo, la senda propuesta por ND se parecerá mucho a la del presidente argentino Mauricio Macri. “Mitsotakis habla de un nuevo programa de privatizaciones, incluso más de las que ya hubo a lo largo de todos estos años debido a los acuerdos con el FMI y otros acreedores internacionales. Anuncia además la reducción de impuestos para las empresas, pero ¿de dónde saldrá ese dinero que ya no va a entrar en el Estado? Muchos tememos que de la salud y la educación pública, como se hizo durante toda esta década de austeridad”, advierte Eleutheratos.

El neoliberalismo no es el único pilar del nuevo Ejecutivo heleno, también lo son el nacionalismo y la religión. En su toma de posesión el lunes 8 de julio, Kyriakos Mitsotakis juró sobre la biblia- y no sobre la Constitución como lo hizo en 2015 Alexis Tsipras- en una ceremonia presidida por las máximas autoridades de la Iglesia ortodoxa griega y a la que los 51 ministros- de los cuales solo 5 son mujeres- asistieron rodeados de sus familias. “Grecia es uno de los pocos países de Europa donde la religión y el Estado no están separados. La Iglesia participa en la política exterior, en la educación, en todo… Y ahora con el nuevo gabinete puede estar tranquila”, asegura el politólogo Eleutheratos, remarcando que tampoco Syriza se atrevió a limitar el dominio eclesiástico.

El fervor patriótico está presente en cada palabra de Mitsotakis, sobre todo, desde que en junio del 2018 Tsipras y el primer ministro de Macedonia del Norte, Zoran Zaev, firmaran el acuerdo que puso fin a una disputa entre los dos estados durante más de 30 años por el nombre de Macedonia. A la cabeza de multitudinarias manifestaciones en Atenas y Salónica- capital de la región griega Macedonia que protagoniza el conflicto por el topónimo- Mitsotakis aseguró que, al llegar al poder, procuraría vetar el acceso de Macedonia del Norte a la Unión Europea “si los intereses nacionales [de Grecia] no se garantizan”. En la misma línea se pronunció el flamante mandatario con respecto a las tensiones con Turquía por sus recientes incursiones en las aguas territoriales de Chipre a causa de posibles yacimientos de hidrocarburos. “Bruselas deberá sancionar a Turquía por su violación de la soberanía chipriota y el pueblo griego, a su vez, tendrá que demostrar unidad nacional y determinación para hacer frente a la amenaza”, proclamó Mitsotakis en su último acto de campaña.

La derecha radical ocupa también un lugar destacado dentro del nuevo gabinete que asumió el martes 9 de julio. El jefe de Gobierno nombró como ministro de Desarrollo a Adonis Georgiadis y ministro de Agricultura a Makis Voridis, dos representantes del partido nacionalista de extrema derecha LAOS que en 2012 se quedó fuera del parlamento y luego fue parcialmente absorbido por la formación de Mitsotakis. Uno de ellos, Georgiadis, está acusado de comentarios antisemitas y propuso en 2013, como ministro de Sanidad del anterior gobierno de ND, someter obligatoriamente a la prueba del sida a prostitutas, indigentes y personas sin papeles. “La extrema derecha siempre estuvo dentro de ND. En 1977 había en Grecia un partido nostálgico de la dictadura- recuerda Dionisios Eleutheratos- que tenía un porcentaje muy parecido al de los neonazis de Aurora Dorada y después desapareció ¿por qué? Porque sus integrantes se fueron a Nueva Democracia”.

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