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Granada: Los devotos del curandero del Molinillo siguen pagando los impuestos de sus 130 vehículos

El Ayuntamiento de Huétor Santillán estudia constituir una fundación o asociación que recoja su memoria

Devotos de Manuel Rubio Sánchez, el curandero de Ventas del Molinillo (Granada), conocido como el 'Santo Manuel del Molinillo' y fallecido hace once años, siguen pagando al Ayuntamiento de Huétor Santillán los impuestos municipales de sus 130 vehículos, que recibía como regalo por sus sanaciones.

Según señala a Europa Press el concejal de Hacienda y portavoz en el Consistorio, Gabriel Pozo, el 'santo del Molinillo' es además el "mejor pagador" de todo el municipio, ya que nunca ha dejado a deber un solo recibo en 40 años, pese a que nunca llegó a tener carnet de conducir ni condujo un solo coche en su vida.

"Cada año por estas fechas, cuando se pone al cobro el Impuesto Municipal de Vehículos, vienen unas personas al Ayuntamiento de Huétor, piden los recibos a nombre de Manolico, el santo del Molinillo, y a los pocos días los han pagado todos. Es más, en los 11 años que lleva muerto, ni un solo recibo ha dejado de pagarse ni ha pasado a ejecutiva", indica el edil.

En total, son 130 los coches y camiones que el "curandero" de la Venta del Molinillo mantiene a su nombre en la Dirección General de Tráfico. Por sus matrículas, los hay con una antigüedad entre mediados de los años 70 y finales de los 90 del siglo pasado; hay matrículas de muchas provincias de España y de todas las marcas, incluso modelos antiguos y casi de coleccionista. No hay ningún coche ni camión con matrícula del sistema actual, y cuenta, entre sus propiedades, con camiones pequeños pero también de tonelaje mediano, superiores a 25.000 kilos de carga.

Cada año el 'santo del Molinillo' aporta al Ayuntamiento de Huétor Santillán algo más de 10.000 euros por este impuesto, repartidos en cantidades que oscilan entre 43 y 184 euros. Por la información que tienen en el Ayuntamiento, una serie de seguidores o devotos de sus curaciones se encargan cada año de retirar los recibos y pagarlos religiosamente en los bancos. "No se sabe por qué lo hacen, pero se supone que es para continuar manteniendo vivo el deseo de Manuel Rubio Sánchez de coleccionar coches y camiones, una de sus grandes pasiones", añade el concejal.

REPARTIDOS EN CASAS Y ALMACENES

Hasta hace unos 15 años, los arcenes de la vieja carretera N-342 del Molinillo (entre Granada y Guadix) estaban jalonados de decenas de coches y camiones; procedían de donaciones de devotos o personas agradecidas a las curaciones de Manuel. Hasta que un día Tráfico ordenó su retirada por el peligro que suponían y por estar en medio de un Parque Natural.

Los vehículos fueron retirados por estos devotos, que se definen como "hermanos"; unos se los llevaron a sus propias casas, mientras que otros están aparcados en almacenes o naves de varios pueblos de los alrededores. Ninguno de ellos funciona, pero todos siguen dados de alta a nombre del curandero.

Manuel nunca quiso recibir dinero a cambio de ayudar a quien pedía su ayuda. Sólo que le regalaran coches y camiones, que llegaron a ser bastantes más de los 130 actuales. También aceptaba leña (existen cientos de toneladas actualmente en torno a su cueva) y comida, que se repartían quienes estaban días y días en el Molinillo en espera de que les recibiera.

El 'santo del Molinillo' estuvo prácticamente toda su vida postrado en su choza de leña y tablas, liado en una manta, pues su enfermedad le tenía casi imposibilitado. Allí recibía a enfermos, necesitados y desahuciados de la medicina oficial. Cuentan que tenía un don especial para identificar a quien llegaba sin creer en sus poderes curativos; les invitaba a abandonar su morada. Era prácticamente analfabeto, pero "recetaba" medicinas y la gente hacía cola a la intemperie esperando días o semanas a ser recibida, incluso enfermos desde media Europa en busca de sus curaciones.

Le gustaba tener encendida una bombilla durante el día y la noche y actualmente también alguien efectúa ingresos periódicos en una cuenta corriente a su nombre para pagar la electricidad de la choza, que sigue encendida, y factura a razón de unos 100 euros mensuales.

LA MANIFESTACIÓN MÁS GRANDE EN HUÉTOR SANTILLÁN

Huétor Santillán es una población de algo menos de 2.000 habitantes; la Venta del Molinillo es uno de sus anejos, hoy casi despoblado. Hasta que se construyó la A-92, allí vivía un grupo de personas en torno a su famosa Venta. Da entrada al valle del río Fardes, el mejor paraje de encinar y quejigo autóctono.

Cuando murió, hace ahora once años, se dieron cita en el pueblo algo más de 10.000 personas provenientes de todas partes y condiciones sociales. Fue sin duda, según recuerda Pozo, la mayor concentración humana en la historia del pueblo.

Manuel Rubio Sánchez está enterrado en el cementerio del pueblo. Su tumba es la más llamativa del modesto recinto, siempre a rebosar de flores blancas frescas, como a él le gustaban. Un grupo de personas se encargan de ello. Si se le pregunta a sus cuidadoras, según el concejal, "te dicen que Manuel sigue allí haciendo bien". Igual ocurre en el entorno de la choza del Molinillo.

Manuel Rubio Sánchez dejó una legión de seguidores, devotos, amigos, o "hermanos" como se autodenominan ellos, muy agradecidos por la ayuda que les prestó, y muy fieles, hasta el punto se seguir pagando de sus bolsillo los gastos de impuestos y electricidad que ocasiona la afición por los vehículos del 'santo Manuel'.

El Ayuntamiento de Huétor Santillán reconoce que el curandero se está convirtiendo en el primer motivo de visita a la población, casi tanto como el atractivo paisajístico o medioambiental que supone el Parque Natural de la Sierra de Huétor. "Estamos dándole vueltas a la cabeza en la corporación para constituir una fundación o asociación que recoja la memoria de este hueteño tan reconocido por quienes ayudó. Por lo pronto, estamos elaborando un libro y recopilando fotos, aunque Manolico era humildísimo y no era amigo de la notoriedad", ha concluido Pozo.

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