Una vez más, y da igual el signo político del gobierno de turno, se vulnera la aconfesionalidad del Estado, al realizar un "funeral oficial" católico. A tales efectos es indiferente que la asistencia, tanto de autoridades como de familiares sea voluntaria ¡faltaría más! El asunto es que el Estado como representación de toda la ciudadanía, con independencia de las creencias o convicciones de cada persona, no puede adherirse a una de esas opciones, pues entonces se produce una situación privilegiada hacia la opción elegida. En este caso la iglesia católica. Ademas se insulta, con seguridad, a algunas victimas no católicas. En este caso lo desconocemos pero en el atentado de Atocha había decenas de musulmanes homenajeados en la catedral de la Almudena. No existe ningún ceremonial oficial CÍVICO para estos casos. Ya es hora, tras 35 años de Estado aconfesional de que este tipo de actos, tanto si son para enaltecer un acontecimiento de importancia, como para recordar una efeméride, o para manifestar el pesar colectivo se realicen mediante ceremonias Civicas, donde nadie se sienta discriminado, tal como plantea la Constitución y los Derechos Humanos. Justtificarse en tradiciones es simplemente mantenerse en las épocas del Estado confesional, nacional-católico.
Publicado también en El Correo el pasado 31-07-2013 como carta al director.