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Francia y los musulmanes

Dijo Sarkozy “No es un signo religioso. Es un signo de sometimiento de las mujeres. Por eso no es bienvenido en Francia”. Fueron palabras dichas en la comparecencia del Presidente Francés ante el Congreso  que sesionaba en Versalles. Primera vez, desde 1848, en que el jefe de Estado de Francia comparece ante los legisladores, en un país muy atento a la separación  de los poderes y diferente a las naciones que han optado por sistemas parlamentarios, como por ejemplo, el de Canadá, donde es habitual la presencia del Primer Ministro.

         Además de tocar otros temas, como la crisis económica y las próximas medidas para lidiar con ella, el titular del gobierno francés hizo saber su postura en lo referente a un proyecto de ley que ha llegado al recinto parlamentario a instancias de un diputado del Partido Comunista, André Guerin, que busca la prohibición del burka en las calles de Francia.

         Esta es una prenda de origen afgano que oculta completamente a la mujer debajo de una ancha túnica y sólo le permite ver a través de una pequeña abertura al nivel de  los ojos. La iniciativa apunta también, a la erradicación del niqab, otra vestimenta negra que sólo enseña los ojos de la mujer y cuyo uso va en aumento en diversas ciudades francesas.

         Una vez más, el Presidente francés no titubeó en dar a conocer su pensamiento, en lugar de hacerse a un lado y dejar que el debate progrese a nivel del Parlamento y de la sociedad, demostrando que no le causa temor que se le pueda acusar de “políticamente incorrecto”.

         Corriente ésta, que lleva a una tolerancia mal entendida, que está entregando ingenuamente a las sociedades occidentales que se rigen por otros valores, frente a las imposiciones que pretenden instaurar, ciertos grupos de inmigrantes en tierras que les son ajenas, ante el pánico que se les pueda tildar de segregacionistas.

         Entonces se les autoriza a los foráneos habitantes, a votar en muchos municipios europeos a pesar de lo opuesto de su cultura y sus objetivos, mientras las mezquitas crecen por doquier. Más allá del respeto a las libertades individuales y a las otras religiones, lo razonable es que lo emigrantes traten de integrarse y de respetar las leyes y principios que rigen en la nación que los acoge.

         Francia, es una democracia laica y republicana, que ha hecho de la defensa de los derechos del hombre un leitmotiv, con características sociales y políticas muy distintas a las de los estados teocráticos o dictatoriales de los cuales provienen la mayoría de estos musulmanes.

         Sin embargo, es cada vez más notoria la pretensión de los islámicos, de imponer en el país que se han instalado, su forma de vida y sus concepciones político-religiosas; feriados, leyes y prácticas como la mentada vestimenta o las mutilaciones genitales femeninas, de las cuales tuvo conciencia Occidente, a partir de las pacientes que llegaban para ser atendidas en los hospitales franceses, en forma creciente, a medida que aumentaba la población musulmana.

         Mientras el número de emigrados musulmanes es pequeño, parecen amoldarse al entorno y actúan con discreción, pero a medida que su número se multiplica, comienzan a aumentar las presiones, las exigencias y los enfrentamientos. Y Francia justamente, es en la Unión Europea, el país con la concentración más grande; se calcula que sobrepasan los 5 millones.

         La idea propuesta ha incendiado el debate, tal como ocurriera en el 2004, respecto al velo islámico, lo que terminó en la sanción de una ley que prohíbe el uso de cualquier signo religioso en los lugares públicos, especialmente en las escuelas. Por más protestas de la comunidad musulmana, la decisión del gobierno se impuso con el respaldo del Congreso.

         En esta ocasión, el Presidente remarcó que el laicismo es un principio de neutralidad y respeto “a todas las opiniones y todas las creencias” señalando que “la libertad no es el derecho de cada uno a hacer lo que quiera”, y que “no se debía confundir la discusión, pues la religión musulmana debe ser tan respetuosa como las otras religiones”. Personas que van ocultas, no condicen con una sociedad abierta y libre.

         ¡Hasta el próximo análisis…!

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