El calendario escolar se ajusta a las celebraciones religiosas católicas en un Estado laico
José Luis Iglesias Presidente de Asturias Laica Por fin en la enseñanza llegamos al final de un trimestre inagotable. ¿Que digo trimestre? Cuatrimestre.
Cualquiera que hoy logre captar el clima que se vive en los centros escolares observará que tanto los alumnos como los profesores están agotados y que en estos últimos días el rendimiento es prácticamente nulo.
La distribución y organización del tiempo de trabajo no es una cuestión menor sino todo lo contrario. De sobra lo saben los ingenieros en las empresas. Una distribución adecuada o no del tiempo puede ocasionar pérdidas o beneficios.
Pues bien en la enseñanza nadie se lo cuestiona. Se funciona así porque sí. Por una enorme inercia. El argumento supremo: Siempre ha sido así y punto.
Aquí nadie se pregunta:
¿Por qué en España el segundo trimestre escolar es tan desigual de un curso a otro?
¿Por qué en un curso como este, el segundo trimestre se convierte en cuatrimestre cuya duración hace que su final sea agotador y hace que el tercer trimestre se reduzca a prácticamente dos meses, y si es para los alumnos de 2º de bachillerato a un mes escaso?
¿Porqué otros cursos sin embargo el segundo trimestre dura mas o menos dos meses y el tercero se alarga a cuatro?
¿Por qué nadie se cuestiona sobre como afecta al rendimiento escolar este desorden en la distribución del tiempo?
Cuando preguntamos ¿por qué? surge inmediatamente la respuesta. El calendario escolar se ajusta a las fiestas religiosas católicas. Especialmente la llamada semana santa que por regirse por el calendario lunar varía de un curso a otro causando el desorden en la distribución escolar y el daño correspondiente. ¿Y que me dicen de ese puente absurdo del 8 de Diciembre, a punto de la primera evaluación, todo porque la conferencia episcopal se negó en su día a negociar la fiesta de lo que llaman la purísima concepción?
¿No es hora ya de que en un estado que tiene una Constitución que dicen quienes la han visto en alguna parte escondida, que hay un artículo en el que se afirma que ninguna confesión tendrá carácter estatal, que de una vez por todas los tiempos escolares se distribuyan con criterios lógicos, racionales, equilibrados que busquen el mejor rendimiento para todos los implicados y que dejemos o nos dejen en paz las creencias religiosas?
No es u tema menor. ¿Acaso no estamos o están tan preocupados por el informe PISA? ¿Quién puede negar la incidencia de la organización del tiempo escolar en los rendimientos? ¿O solo nos preocupa el rendimiento para justificar la ley Wert?
El calendario escolar es competencia de las comunidades autónomas. Lo negocian anualmente con los representantes de la comunidad escolar. Hasta ahora ningún gobierno autonómico, ni los representantes de las comunidades educativas han abordado esta cuestión. Ni siquiera se lo plantean. Y esa es la cuestión. Que todos son tan absolutamente conservadores, sobre todo si supone un litigio con la iglesia católica. Que ni siquiera se lo plantean. Sería bueno que al menos quienes lo sufren empezaran a ser conscientes de las causas.
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