El ‘Proyecto de Ley 2069′, presentado en la Cámara del Congreso filipino, fue acogido con satisfacción por los Obispos del país. La iniciativa introduce la enseñanza de la religión católica y la lectura de la Biblia en el currículo de las escuelas públicas, de enseñanza fundamental y media. De esa forma, se incluiría, en materias como inglés y filipino, una lectura de textos extraídos de las Sagradas Escrituras.
Según el autor de la propuesta, Bienvenido Abante Júnior, «si se enseñase principios cristianos a nuestros hijos, no habría tantos problemas de liderazgo, gobierno, paz y orden. La mejor manera de dar forma y fortalecer el carácter moral, espiritual, ético, intelectual y social de la juventud y la disciplina personal es actuar en la escuela en la primaria y la secundaria. Además, aunque nos llamen como la única nación cristiana en Asia, parece que no hemos apreciado realmente la importancia de un libro, la Biblia, que es una obra maestra literaria, el libro más vendido en el mundo, el único que ofrece una solución duradera a los desafíos del hombre de la sociedad».
Mons. Arturo Bastes, Obispo de Sorsogon, ex-presidente de la Comisión Episcopal para el Apostolado bíblico, considera la nueva normativa como algo positivo y espera que sea aprobada. Ya para el Padre Conegundo Garganta, secretario Ejecutivo de la Comisión Episcopal para la juventud, esa es una medida oportuna, pues auxiliará a las Iglesias a difundir la Palabra de Dios.
También el Obispo Pablo Virgílio David de Kalookan, uno de los principales biblistas del país, ve de forma positiva esa propuesta, agradeciendo el hecho de que «la educación pública en Filipinas todavía no haya asimilado la ideología secularista occidental que prohíbe la religión en los espacios públicos y las instituciones».
