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Fernández y Macri juntos en la basílica de Luján (Argentina): la postal de la concordia se ensayó en misa

La foto parecía una postal del primer mundo en la que los que pierden reconocen la derrota y conviven en armonía con los ganadores. El presidente entrante, Alberto Fernández y el presidente saliente, Mauricio Macri estuvieron juntos en Luján, en la Misa por la Unidad y la Paz en el marco del Día de la Solemnidad de la Inmaculada concepción de la Virgen María que convocó la Iglesia a horas del traspaso de mando. «Debemos hacer todo lo posible por resistir y no caer en la tentación de querer destruir al otro«, dijo en su homilía Jorge Eduardo Scheinigarzobispo de Mercedes- LujánDesde todo el arco político celebraron la amabilidad del intercambio, pero desde el entorno del presidente electo creen que desde el macrismo, dentro de dos meses, cuando salden su interna, van a estar «tirando piedras» y van a ser «opositores en todo«.

El primer contacto entre Fernández y Macri se dio en un Museo adyacente a la Basílica de Luján. Cada presidente, el electo y el saliente, entraron de un lado distinto del patio. Allí los recibió el obispo y les dio un regalo a cada uno. Ambos firmaron el libro de los visitantes ilustres. Después, al aire libre, cada uno con su respectiva pareja, –Mauricio Macri junto a Juliana Awada y Alberto Fernández junto a Fabiola Yáñez– se acomodaron de modo tal que quedaron uno sentado al lado del otro. Luego, oyeron la homilía de Scheinig.

«En este lugar sagrado y con la confianza que nos da la Madre de Luján, los invito a pedir especialmente por la unidad de las argentinas y de los argentinos«, dijo. Su frase más comentada fue ésa en la que pidió no «destruir» a los otros. «La pelea que tenemos que dar todos para ser un pueblo unido, libre, adulto (…) entraña, además de resolver cuestiones urgentes, ser capaces de dar una batalla en la que muchas veces podemos ser sutilmente tentados por el Mal, un tipo de mal que nos empuja a la destrucción de los otros«, dijo.

Más allá de un reducido grupo que gritó a voz en cuello durante un momento de la homilía «Alberto mata bebés», en referencia a la posición favorable a la despenalización del aborto de Fernández, el encuentro fue evaluado como positivo desde ambos equipos. En el de Fernández estaban conformes porque a diferencia de lo que sucedió en los debates presidenciales, donde en la previa el aire entrambos se cortaba con tijera, esta vez esa tensión no existió y casi todo fue, como dicen en España, coser y y cantar.

El casi refiere a algunas fotod que contradicen el espíritu conciliador del encuentro: en un momento en el que Fernández no lo puede ver porque le está dando la espalda, Macri le dedica al presidente electo una mirada que trasunta, según quien la interprete, frustración, envidia, tal vez desprecio. Más allá del adjetivo perfecto para describir esa mirada, lo que está claro es que va en contra de las fotos públicas en las que se los ve sonrientes a ambos.

El presidente saliente todavía no metabolizó la derrota y cuando el sábado dijo «esto recién empieza» y este domingo no descartó volver a ser candidato, es evidente que está pensando en el regreso. El tema es qué clase de oposición van a ejercer. Dijeron públicamente que iba a ser constructiva. «Ellos ahora tienen mucho lío hacia adentro y se van a mostrar distintos, pero en dos meses van a estar tirando piedras y se van a oponer a todo, no van a ser una oposición constructiva», dijo a este diario un hombre muy cercano al presidente electo. Y agregó: «En Luján estaban los ultras: Dietrich, Faurie, De Andreis y Patricia y Esteban Bullrich», agregó, y subrayó la ausencia del jefe de Gobierno porteño, Horario Rodríguez Larreta, a quien no incluye en ese grupo extremo.

Los presidentes entrante y saliente llegaron a Luján acompañados por parte de su gabinete. Además de los mencionados, por Juntos por el Cambio estuvieron Marcos Peña, Rolegio Frigerio, Carolina Stanley, Federico Pinedo, Germán Garavano y Oscar Aguad.

Por parte del Frente de Todos estuvieron el jefe de gabinete del presidente electo, Santiago Cafiero –el más cercano a la silla del presidente electo: en el medio, sólo Fabiola Yáñez– Felipe Solá, Juan Cabandié, Daniel Arroyo, Marcela Losardo, Gabriel Katopodis, Gustavo Béliz, Nicolás Trotta, Jorge Taiana y Eduardo Valdés también estuvieron en Luján. No estuvieron el gobernador electo Axel Kicillof ni la vicepresidenta electa, Cristina Fernández de Kirchner.

Roberto Lavagna, que apenas llegó se ubicó en una de las últimas filas del sector vallado, fue invitado a sentarse al lado de Cafiero.

A Macri, dicen los que estuvieron, se lo vio incómodo por dos motivos: el calor y la gente que vivaba a Fernández. En el entorno del presidente electo están convencidos de que no tienen margen de error: cualquier tropiezo va a intentar ser utilizado para desgastar al gobierno entrante. Y también hay cierta preocupación por algunos de los testimonios cargados de violencia hacia el Frente de Todos que se escucharon en la plaza que el sábado Macri convocó para despedirse de sus votantes con un discurso que finalizó con la frase: «Esto recién empieza».

No es menos cierto que hacia afuera, ambos dirigentes se manifestaron conformes con el encuentro. «Estoy muy contento de haber compartido la homilía de hoy en la Basílica de Luján con Mauricio Macri y dirigentes políticos de diversos espacios», tuiteó el presidente electo. Y el presidente saliente subió a su cuenta de tuitter un video con la transmisión en vivo del evento.

El tiempo dirá qué tipo de oposición ejercerá Mauricio Macri, que ayer no descartó volver a ser candidato a presidente. Por ahora, la lente de una cámara registró dos fotos distintas: una en la que se lo ve amable y sonriente con su sucesor en el cargo y otra en la que, cuando está de espaldas, lo mira con cara de pocos amigos.

Más allá de las interpretaciones, para la Iglesia, la convocatoria fue un éxito. En un fragmento de su homilía dijo: «Nos comprometemos a rezar por ustedes porque es muy grande la tarea y mucha la responsabilidad que el pueblo nos ha confiado».

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