Mientras volaba a unos diez mil metros de altura, camino del aeropuerto de Barcelona y cuando faltaban pocas horas para el inicio de la Feria percibí, sin casi darme cuenta, la diversidad de ruidos mezclados, las risas y asombro de niños y niñas, las luces, las gentes que van acá y allá, el olor a churros, el sabor a vino dulce. Y mientras tanto, también llegaron algunos recuerdos de algunas vivencias cuando era niño y acompañaba a mis padres a las verbenas de los Jardinillos y montaba en los caballitos y se hacían aquellas fotos "nostálgicas y horribles" de brillos en blanco y negro. Cuando con lluvia o sol, frio o calor, me sentaba a media tarde a contemplar los títeres de "chacolín" en los Jardinillos, mientras oía el murmullo y griterío de la plaza de toros o las sirenas del paseo, que apenas me dejaban escuchar las historias que se contaban. Luego, cuando residía fuera, llegaron mis viajes relámpagos de fin de semana y residiendo de nuevo en mi ciudad los paseos y los "feriaos" en el círculo interior con mis hijos.
La Feria significa, para mí, un enorme mosaico de recuerdos dulces, pero, también, agridulces. También significa un recuerdo de aquellos amigos y familiares que ya no están con nosotros y, entonces, como cada año por estas fechas, me acordé de Carlos (Sempere), "feriófilo" empedernido, compañero de ¡¡¡tantísimas cosas!!!
Y pensando en todo ello me llegó un fuerte sopor que acabó en un profundo sueño. En donde observé cómo en el programa oficial de la Feria no había alusiones, ni imágenes religiosas. Observé cómo la cabalgata la cerraba la Corporación municipal y la Banda de música y no iba en el cortejo ningún Obispo, ni imagen religiosa alguna. Vi cómo las Puerta de hierros se habrían sin la presencia de la imagen venerada por los católicos albaceteños y cómo una alcaldesa no tomaba en brazos ninguna figura para trasladarla a la capilla. Es más, observé que no había capilla a la entrada de los círculos interiores. También me enteré de que algunos católicos albaceteños hacían una ofrenda de flores a la Virgen de los Llanos, pero en procesión a la catedral.
De pronto, me desperté la voz del comandante anunciaba que en unos minutos aterrizábamos en el aeropuerto del Prat. Había sido un vuelo sin incidencias, ni retrasos. Y recordé lo soñado.
Ya en el tren de vuelta a Albacete pensé, mientras escribía este breve relato, que el culto religioso no se debería de mezclar con lo que es de toda la ciudadanía: La Feria. No creo que haga falta recordar su historia y sus verdaderos orígenes, las disputas civiles y religiosas y quienes incrustaron la catolicidad en ella y cómo lo hicieron, cómo lo han venido haciendo, durante años y siglos, en otros lugares y pueblos, en esa mezcla pagano-religiosa, que tanto gusta al clero católico: ¡El poder del simbolismo!
Cuando algún día los políticos de turno, que nos deberían representar a todos y no sólo a una parte, decidan que la religión no se debe mezclar con las ferias, ni con actos y ceremonias civiles, ya que éstas pertenecen a creyentes de cualquier credo, a los no creyentes y a los indiferentes ante el hecho religioso; estaremos construyendo democracia y saludable convivencia. Y será bueno para todos y todas y, también, para las religiones. Estoy convencido de que ese tiempo llegará.
De todas formas. Feliz feria a todos y a todas. Ahora toca disfrutar, si quiere o puede, de la manera que más te plazca, incluso no disfrutarla, si ese es su deseo.
La Virgen no formaba parte de la cabalgata y los actos religiosos se realizaban en el recinto catedralicio hasta finales de los 70. Hoy cierra el cortejo festivo de la cabalgata, dadno un tinte confesional católico a las fiestas populares.
Fotos tomadas de la feria 2012. Fuente: elblogdeuge93
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