COMENTARIO: Similar situación se produce en otros muchos países, como es el caso de España, donde prima el 8 de diciembre (fiesta religiosa que conmemora un dogma) frente al 6 de diciembre (fiesta civil de la Constitución).
Se ha producido una polémica en torno a la posibilidad de eliminar cuatro días feriados del calendario, a cambio de agregar cinco días más de descanso a las vacaciones, idea presentada por un grupo transversal de parlamentarios oficialistas y opositores. Tres de estos feriados son católicos.
No es una mala idea, pero no aborda el tema en toda su dimensión. La cuestión de fondo se refiere a los criterios con los que el Estado define los feriados legales. ¿Qué es más importante? ¿La independencia de Chile o la Asunción de la Virgen? Si alguien piensa que ambos, quiero recordar que sólo uno de ellos es feriado legal, ya que la independencia de Chile es el 12 de febrero (no el 18 de septiembre) y este es sólo un hito de la vida del Chile independiente que no está vinculado a una batalla. El 5 de abril, fecha de la Batalla de Maipú que asegura la independencia, tampoco es feriado.
La Iglesia Católica ha indicado su oposición a eliminar los feriados religiosos. Es entendible. Pero justificarlo sobre la base de una legislación de 1915 es inaceptable. Desde la Constitución de 1924 las normas referentes a la Iglesia Católica quedaron anuladas, aunque nunca fueron formalmente revocadas. Por tanto, la legislación aludida es irrelevante en su sentido original.
La Constitución que nos rige sólo declara una separación entre Iglesia y Estado, pero no que Chile sea un estado laico. Los feriados de un estado laico son precisamente eso: laicos. Deben ser hitos o fechas que unan a todos los chilenos, que permitan reconocer nuestras raíces y costumbres, y que dan forma a una sociedad mucho más diversa de lo que algunos pretenden darnos a entender. En síntesis, más que cambiar los feriados religiosos por vacaciones, debieran ser días republicanos.
José Manuel León
Fundación Academia Laica de Estudios ILECXXI
